Iniciamos la publicación de una serie de artículos sobre higiene personal de personas dependientes. Su autora, Eva Lorenzo, (Trabajadora Social y autora del blog Mi rincón de apoyo al cuidador) nos ofrece una serie de prácticos consejos para realizar de forma correcta el aseo y la higiene, aspectos fundamentales para mantener y mejorar la salud y la comodidad de la persona a la que se cuida.
Higiene personal de personas en situación de dependencia. El aseo
El aseo y la higiene de una personas en situación de dependencia no puede convertirse en una simple tarea mecánica, sino que tendremos que estar atentos a múltiples factores y a todos los posibles riesgos que conlleva.
Cuando no existe ninguna patología invalidante, la persona es capaz de realizar por sí misma y de forma autónoma las tareas encaminadas a mantener una adecuada higiene corporal. Sin embargo, en situaciones de dependencia necesitará, en muchas ocasiones, la ayuda de otras personas para llevarlas a cab. En estos casos debemos tener en cuenta los cambios que debidos a la edad o la inmovilidad de nuestro familiar se van a producir tanto en su piel, como en su cabello, dentadura, boca, uñas… Es una actividad que deberá estar cargada de paciencia, flexibilidad, respeto y amabilidad por parte del cuidador.
La higiene corporal implica el cuidado de la piel, el cabello, las uñas, los dientes, la boca, los ojos, las orejas y las zonas perineal y genital. Establecer hábitos de higiene saludables de forma rutinaria es muy importante porque nos previene de infecciones y se eliminan secreciones corporales y suciedades en las que proliferan gérmenes en abundancia. También proporciona comodidad y relajación, además de otros beneficios como:
· Eliminar de la piel el exceso de grasa, sudor y suciedad.
· Evitar la aparición de bacterias.
· Eliminar las células muertas que hay en la superficie cutánea.
· Provocar sensación de confort, bienestar y ayudar al descanso.
· Estimular la circulación sanguínea y el movimiento articular.
· Eliminación y/o disminución de tensiones.
· Mantener la piel en buenas condiciones.
La falta de higiene corporal puede dar lugar a diferentes alteraciones y complicaciones médicas de carácter tanto físico como psíquico, como por ejemplo erupciones, incontinencia, irritaciones, escaras, úlceras por presión, infecciones, aislamiento social, incomodidad, etc.
EL ASEO PERSONAL: PAUTAS GENERALES
· El aseo completo puede realizarse en ducha, bañera o en la cama, según la situación personal y el grado de autonomía de la persona cuidada.
· Siempre que sea posible se aconseja realizarlo en ducha o bañera, ya que es más tonificante y relajante.
· Antes de comenzar es conveniente tener preparados todos los elementos que vayamos a necesitar (ropa, esponja o manopla, peine, jabón, champú, cuña, guantes, desodorante, cepillo de dientes…) para evitar interrupciones y tener que dejar a la persona sola.
· Si vuestro familiar tiene alguna dificultad de movimiento, el baño debe estar adaptado a sus limitaciones. Existen elementos sencillos y ayudas técnicas para introducir en el baño y favorecer su independencia, además de evitar caídas y accidentes.
· Asegurar que la temperatura del cuarto de baño sea adecuada.
· Tener las puertas y ventanas cerradas para mantener la intimidad y evitar corrientes de aire.
· Utilizar toallas de gran tamaño y, si es posible, calentarlas con precaución sobre un radiador o estufa.
· Procurar que la luz del baño sea suave y que no brille demasiado.
· Evitar ruidos molestos o intensos.
· Comunicarse con la persona dependiente de forma tranquila, pausada y clara.
· Utilizar productos y aromas familiares para él/ella. También podemos utilizar la música como relajante si es de su agrado.
· Tener en cuenta sus preferencias y gustos personales.
· Determinar el grado de limitaciones de la persona, valorando las posibilidades reales que tiene de realizar por sí misma alguna de las actividades. Los aspectos clave a tener en cuenta serán: la falta de equilibrio, la fuerza muscular, la coordinación de movimientos y la visión, grado de consciencia y/o atención, si existe algún problema de comportamiento derivado de una enfermedad neurológica (agresividad, desinhibición, apatía…)
· Esta valoración ayudará a determinar la cantidad de ayuda a prestar y el tipo de baño a realizar.
· Ayudar solo cuando os pida ayuda o cuando se considere que puede haber un riesgo para su integridad física, al entrar o salir de la bañera, por ejemplo.
· Fomentar que haga por sí misma el mayor número posible de tareas de aseo personal para respetar y estimular su autonomía. Por ejemplo, podemos explicarle los pasos a seguir para lavarse el pelo, empezar nosotros y dejarle que siga y termine.
· Establecer una pauta de hábitos higiénicos. Algunas personas no necesitan bañarse todos los días, pero es aconsejable que cara, manos y genitales se laven a diario.
· Realizar el aseo siempre a la misma hora, eligiendo el momento del día teniendo en tanto las necesidades y hábitos del cuidador y de la persona cuidada.
· Evitar si es posible, las interrupciones y no estar pendientes de otras tareas. El tiempo del aseo debe realizarse con calma para facilitar la relajación y el mayor bienestar posible.
· Explicar cada uno de los pasos que vais a seguir. En algunos casos las instrucciones verbales deberán ir acompañadas de gestos para una mejor comprensión.
· Seguir un orden de lavado de cada una de las partes del cuerpo.
· Es muy importante estar atento a sus sentimientos, reacciones o comentarios, ya que en el momento del aseo puede sentirse vulnerable/indefenso o sentir pudor.
· Actuar en consecuencia ante cualquier petición o queja. Si la persona tiene la sensación de que controla la situación y crece su confianza se sentirá más cómoda.
· Cuando el aseo se realice en la cama, cubrir las partes del cuerpo que no se están lavando directamente en ese momento para evitar vergüenza o desconfianza.
· Si se resiste a bañarse, debemos explicarle con tranquilidad y darle una razón de por qué debe hacerlo o intentarlo cuando esté de mejor humor y dispuesto a cooperar.
· Es recomendable que haya solo una persona encargada del aseo y que no varíe, alguien de su confianza y de su mismo sexo puede ayudar.
· Si durante el baño vuestro familiar reacciona con agresividad, intentad distraerlo hablando sobre algo que le gusta, por ejemplo.
· Dirigirnos a él/ella en un tono amable y personal, dándole tiempo para que colabore de alguna manera y a su ritmo.
En el próximo artículo se abordará de forma concreta el aseo en bañera o ducha y en cama.
Sobre la autora: Eva Lorenzo
Eva Lorenzo es Trabajadora Social y gran parte de su vida laboral y formación han girado en torno a la atención de personas mayores y personas con diversidad funcional en situación de dependencia, que necesitaban la ayuda de un cuidador, siendo este, en la mayoría de los casos, de su entorno familiar.
Cuenta también con conocimientos y experiencia en otros ámbitos en los que un trabajador social puede desempeñar su labor (orientación laboral, mujer, inmigración, familia, menores…). En la actualidad se encuentra en búsqueda empleo y ha decidido que no hay una forma mejor de ocupar su tiempo que ayudando a los demás a través de su blog Mi rincón de apoyo al cuidador