Pese a los grandes avances en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, que han supuesto un progresivo descenso de la mortalidad por esta causa en los últimos 30 años, los problemas cardiovasculares son cada vez más frecuentes y siguen representando la primera causa de muerte en España.
El riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular dependerá en gran parte de la edad, sexo y antecedentes personales y familiares, y tal y como comenta el Dr. Francisco J. Rodríguez Rodrigo, jefe del Servicio de Cardiología de los Hospitales Universitarios HM Montepríncipe y Torrelodones, integrado en el Centro Integral de Enfermedades Cardiovasculares HM CIEC, un diagnóstico precoz y un estilo de vida saludable son las claves de un buen pronóstico.
Este experto destaca cuatro síntomas fundamentales de una patología cardiovascular:
– Disnea: sensación de ahogo o falta de aire cuando realizamos actividades habituales
– Cambios en el ritmo cardíaco: suelen manifestarse como palpitaciones y pueden ir acompañados de sudor frío, mareo, dificultad respiratoria o molestias en el tórax
– Pérdida de conocimiento
– Dolor torácico
También existen factores de riesgo cardiovascular que favorecen la aparición de estas patologías. De hecho, en España, 1 de cada 3 pacientes que acude a las consultas de Atención Primaria presenta dos factores de riesgo cardiovascular y, aproximadamente el 6%, más de dos. Los principales son tabaquismo, diabetes, niveles altos de colesterol y triglicéridos, hipertensión arterial y obesidad.
Muchos pacientes desconocen que sufren diabetes, dislipemia o hipertensión, puesto que no producen síntomas. Son las llamadas “enfermedades silenciosas”. “En estos casos suponen un auténtico reto concienciar al paciente para que adopte las medidas dirigidas al control de su enfermedad y, de hecho, solo 1 de cada 4 consigue el grado de control que establecen las guías clínicas”, afirma el Dr. Rodríguez Rodrigo, que nos ofrece estos diez consejos para cuidar el corazón:
- Control regular de la presión arterial. Para llevar a cabo el diagnóstico hay que hacer tres mediciones de los niveles de presión arterial en días distintos. Si en todas ellas se ha superado el umbral de normalidad, 140/90 mmHg, se considera que el paciente es hipertenso.
- Dieta equilibrada: que incluya alimentos frescos (carnes, pescados, frutas, verduras y hortalizas) y sea rica en fibra. Hay que eliminar los precocinados y alimentos especialmente salados y reducir el consumo de grasas, sobre todo de origen animal.
- Moderar el consumo de alcohol, no más de 2 copas de vino al día, y en personas fumadoras, abandonar el hábito cuanto antes.
- Vigilar los niveles de glucosa y colesterol mediante análisis rutinarios de sangre.
- Reducir el estrés y la ansiedad. Ambos contribuyen a elevar nuestra presión arterial y frecuencia cardiaca, favoreciendo la aparición de arritmias. Además, elevados niveles de estrés y ansiedad suelen asociarse al consumo de alimentos poco saludables, a una mayor ingesta de alcohol y al tabaco.
- Controlar el peso sin recurrir a “dietas milagro”. Se recomienda seguir una dieta equilibrada y practicar ejercicio.
- Incorporar el ejercicio físico en el día a día, siempre adaptado a nuestra edad y circunstancias. Como recomendación general, se aconsejan marchas de unos 40 ó 50 minutos cuatro o cinco días a la semana.
- Revisiones médicas periódicas, en función de la edad y los antecedentes personales. En general, se estima oportuno una revisión anual a partir de los 40 años en los varones, tras la menopausia en las mujeres y siempre que haya factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.
- Controlar la medicación que se toma de forma habitual, vigilar sus efectos secundarios y consultar con el médico cualquier aspecto relativo a la misma.
- Tener presentes los antecedentes familiares. Si algún pariente cercano ha sufrido alguna patología cardiaca o muerte súbita deberemos comunicárselo a nuestro médico.