A ello hay que unir el hecho de que el 30% de las personas con dolor crónico padece depresión. Por ello, es muy importante ofrecer un tratamiento que tenga en cuenta las alteraciones psicológicas y emocionales que adolece buena parte de estos de pacientes, tal y como pusieron de relieve los expertos reunidos en el XVI Monográfico teoricopráctico en Salud Mental, organizado por el Hospital Sagrat Cor de Hermanas Hospitalarias.
Tal y como destaca Patricia Cano, psicóloga clínica del Hospital Sagrat Cor de Martorell, es preciso considerar el dolor como una experiencia global, multidimensional, a la hora de evaluarlo y buscar estrategias de intervención. Así, para esta experta “es esencial tener en cuenta la dimensión psicológica del paciente y proporcionarle herramientas que le faciliten el manejo de la sensación de dolor y que le permitan modificar conductas y actitudes inadecuadas”.
En su opinión, los fenómenos psicopatológicos que derivan habitualmente del dolor crónico, tales como síntomas depresivos y ansiedad, tienen un efecto perjudicial al favorecer una reducción de la tolerancia y un incremento del mismo, y sitúan a la persona en un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
“En la intervención psicológica es fundamental el proceso de validación y expresión de sentimientos, creencias y emociones, ya que permite empezar a introducir la posibilidad de un cambio”, señala Patricia Cano, quien destaca también que el dolor crónico comporta un duelo, es decir, la pérdida de capacidades tanto a nivel personal (habilidades físicas, etc.), como familiar (cambio de roles) y social-laboral (pérdida de trabajo, aislamiento…). “Nuestra misión es ayudar a que la persona supere el duelo que le ha supuesto esta pérdida de identidad y aprenda a aceptar la nueva situación y a redefinirse a sí misma”, afirma.
Por todo ello, la atención psicológica al dolor crónico debe ir de la mano de un tratamiento a nivel biológico y social. En este sentido, los expertos reunidos en la jornada destacaron la necesidad de una atención integral y multidisciplinariaa los pacientes con este tipo de dolor.
“El dolor crónico es un problema de salud subestimado que no cuenta con recursos suficientes, pese a las consecuencias que tiene en la calidad de vida de quienes lo padecen y a pesar de que supone una carga importante en los sistemas de salud», afirma el doctor Fernando Boatas, coordinador del CSMA de Martorell del Hospital Sagrat Cor. “Debemos tener en cuenta que el dolor crónico está presente en más del 50% de las consultas de atención primaria y que los pacientes pueden deambular durante años por el sistema sanitario sin recibir el tratamiento adecuado que precisan”, asegura.
El Centro de Salud Mental de Adultos de Martorell cuenta con una amplia experiencia en la gestión de grupos psicoterapéuticos de personas con dolor crónico, conducidos por Patricia Cano, donde se tratan, sobre todo, personas con fibromialgia y fatiga crónica, aunque también con otras dolencias, como lumbalgias graves o artritis reumatoides. Los grupos están compuestos por entre 10 y 12 personas, que se reúnen con una frecuencia quincenal, y que reciben diferentes tratamientos de psicoterapia, con el fin de aprender a controlar el dolor y mejorar su bienestar.