Un artículo de Eva Lorenzo,
Trabajadora Social y autora del blog Mi rincón de apoyo al cuidador
La comunicación es el proceso mediante el cual los seres humanos, expresamos e intercambiamos información, sentimientos, emociones, pensamientos… s la manera que tenemos para hacer ver a los demás nuestras opiniones, deseos, miedos, estados de ánimo… A través de la comunicación sentimos que formamos parte de un círculo familiar, social, laboral, educativo… y evitamos las tan temidas sensaciones de aislamiento y soledad.
La comunicación es una parte fundamental dentro del binomio Cuidador/Familiar ya que debido a las dificultades propias de la situación de dependencia, esta puede verse mermada o imposibilitada, llegando a comprometer la calidad de los cuidados al no haber un entendimiento mutuo de las necesidades y deseos reales de ambos.
Además, la existencia de problemas a la hora de comunicarse puede generar numerosos problemas en el núcleo familiar y conllevar la aparición de comportamientos y/o sentimientos muy negativos como frustración, conductas agresivas o inadecuadas, enfados, depresión, tristeza, ira…
Favorecer y potenciar la comunicación entre el cuidador y la persona en situación de dependencia, no solo mejorará su calidad de vida en el día a día, sino que también permitirá una mejor atención de sus necesidades físicas, emocionales y sociales, además de contribuir a la prevención de futuros conflictos o situaciones problemáticas.
He aquí una serie de recomendaciones y pautas de carácter general, para ponerlas en práctica y aumentar la cantidad y la calidad de la comunicación con personas con dependencia:
- Saber elegir el momento adecuado para comenzar una conversación o comentar cualquier tema. No forzar la situación y aceptar que quizás no sea el mejor momento.
- Escoger un lugar tranquilo y adecuado para hablar, libre de ruidos y distracciones. Apagar la tele y la radio, evitar conversaciones paralelas, etc.
- Adaptar el entorno ambiental a las necesidades de la persona con dependencia.
- Evitar las penumbras o una luz demasiado fuerte que pueda generar ansiedad o intranquilidad.
- Utilizar un lenguaje sencillo y frases cortas adaptándolo a sus limitaciones y posibilidades según el tipo y/o grado de dependencia.
- Mantener una postura relajada y una distancia adecuada permitiendo el contacto visual y evitando que la persona se pueda sentir intimidado/a.
- Hablar de manera pausada, clara y con un tono de voz tranquilo y bajo.
- Captar su atención dirigiéndonos a él/ella por su nombre.
- Dirigir la conversación directamente a la persona: mirar a los ojos y si es necesario, identificarse y explicar quién sois y que queréis.
- Observar su actitud y prestar tención no solamente a lo que dice, sino a cómo lo dice para poder detectar emociones y necesidades no manifestadas.
- Buscar temas de conversación significativos y motivadores para ambos: recurrir a recuerdos e historias pasadas que ayuden a recordar.
- Mostrar cercanía y confianza para que la comunicación fluya de manera natural.
- Crear un clima de sinceridad en la que sea fácil la expresión de cualquier tipo de emociones, preocupaciones, deseos, necesidades…
- No excluir ninguna temática por muy incómoda que esta sea. Nunca mentir, eludir o crear tabúes con la persona a la que se cuida.
- Mostrar interés por sus opiniones sin menospreciar, banalizar o dar menos valor a lo que expresa y/o reclama.
- Potenciar también la relación y comunicación con otras personas de su círculo social, familiar…
- Utilizar la comunicación para llevar a cabo ejercicios de estimulación y memoria a través del uso de calendarios, objetos familiares, fotografías, televisión, música…
- Mejorar su capacidad de comunicación mediante la utilización de diferentes dispositivos o tecnología y proporcionando cualquier tipo de ayuda para favorecerla: notas recordatorias, carteles explicativos, fichas, pizarras…
- Trasmitir de manera concreta, clara y poco a poco la información o pregunta, intentando que el entendimiento sea completo y que la persona pueda dar su respuesta y/o réplica.
- Repetir la información o hacérsela repetir a la persona con dependencia para comprobar o asegurar que la conversación ha sido efectiva.
- Ser paciente: dejar tiempo para que conteste y posibilitar que intervenga siempre que lo pida.
- No olvidar el lenguaje no verbal: caricias, abrazos, sonrisas, besos, gestos… sirven para reforzar el mensaje y es totalmente necesaria cuando la comunicación verbal ya no es posible. En otros casos, respetar que a la persona no le apetezca o no esté cómodo con el contacto físico.
- Ser conscientes de los factores que puedan dificultar o entorpecer la comunicación entre ambos para cambiarlos, eliminarlos o intentar adaptarse a ellos/as.
- Cambiar las expresiones o reformularlas, si es necesario, hasta que la persona comprenda el mensaje.
- No agobiar ni presionar con preguntas esperando su contestación.
- Evitar enfados y/o gritos.
- No hablar como si fuera un niño, ni infantilizar el lenguaje.
- Expresar la información de manera positiva, trasmitiendo afecto y mensajes reconfortantes.
- Utilizar preguntas que requieran respuestas sencillas y específicas.
- Trasmitir la finalidad de la conversación de manera clara sin adornos y tratando de no «irse por las ramas».
- Asentir si es necesario para que la persona sepa que estáis escuchando y entendiendo lo que dice.
- Apoyar y ayudar a la persona cuando no encuentre las palabras adecuadas, pero no sustituir ni hablar por encima de él/ella o en su nombre.
- No juzgar: escuchar e intentar comprender sus opiniones aunque no se esté de acuerdo.
- El humor es un gran aliado cuando se dan situaciones embarazosas o malos entendidos
A modo de resumen, existen 4 puntos claves a tener en cuenta a la hora de buscar una mejor comunicación entre el cuidador y la persona con dependencia que, de una manera u otra, engloban los consejos visto anteriormente:
- Utilizar el lenguaje verbal y el no verbal. En muchos casos, la única manera en la que es posible la comunicación es a través de una mirada, un ruido, un gesto o una caricia. Las palabras pasan a un segundo plano y entran en juego otros elementos, que hay que saber reconocer y adaptar para poder “adivinar” cuáles son los sentimientos, opiniones o informaciones que la persona quiere transmitir.
- Ser empáticos. Conocer a la persona y saber ponerse en su lugar ayuda a entender su comportamiento. Saber cuáles son sus necesidades y evitar posibles conflictos.
- Escuchar de manera activa. No limitarse a oír lo que dice: asimilarlo, intentar comprenderlo, prestar atención a sus gestos, no juzgar, respetar sus pausas, mostrar interés por las palabras que transmite… En definitiva, utilizar todos los sentidos para que el mensaje llegue de manera eficaz y poder actuar en consecuencia.
- Prestar atención al entorno. El lugar o los medios de los que se dispone para comunicarse con el familiar pueden facilitar o resultar un obstáculo a la hora de entablar una conversación. En algunos casos se necesitarán ayudas técnicas o productos de apoyo específicos y en otros, puede bastar con dispositivos más “caseros”, como una libreta y un boli, una pizarra, una grabadora, carteles, fichas con dibujos… Adaptar el entorno a la realidad es imprescindible para conseguir que exista una comunicación entre los dos que sea de calidad.
Sobre la autora: Eva Lorenzo
Eva Lorenzo es Trabajadora Social y gran parte de su vida laboral y formación han girado en torno a la atención de personas mayores y personas con diversidad funcional en situación de dependencia, que necesitaban la ayuda de un cuidador, siendo este, en la mayoría de los casos, de su entorno familiar.
Cuenta también con conocimientos y experiencia en otros ámbitos en los que un trabajador social puede desempeñar su labor (orientación laboral, mujer, inmigración, familia, menores…). En la actualidad se encuentra en búsqueda empleo y ha decidido que no hay una forma mejor de ocupar su tiempo que ayudando a los demás a través de su blog Mi rincón de apoyo al cuidador