Publicamos la segunda entrega de este artículo sobre nutrición y personas mayores extraído de la Guía de Alimentación para Personas Mayores, editada por el Instituto Danone. En él, Monserrat Lázaro del Corral aborda el papel fundamental de la dieta cómo factor clave en la prevención de la osteoporosis.
La importancia de la dieta en la osteoporosis
Monserrat Lázaro del Nogal, del Servicio de Geriatría. Hospital Clínico San Carlos de Madrid
La vitamina D y otras vitaminas en la osteoporosis
La vitamina D es una sustancia liposoluble, sensible a la oxidación, a la luz y al calor que, en los alimentos, se encuentra fundamentalmente como colecalciferol (D3) y como ergocalciferol. Suele expresarse en microgramos o en Unidades Internacopnmales (1 μg = 40 UI).
En el ser humano, la mayor parte de la vitamina D procede del colesterol y de su derivado ergosterol, que se transforma en ergocalciferol (D2) por acción de los rayos ultravioleta y por hidroxilaciones posteriores en hígado y riñón en 1-25 (OH)2-D3. La forma sintética y activa de esta vitamina D se denomina calcitriol.
La vitamina D es esencial para asegurar la absorción del calcio de la dieta, la mineralización normal del hueso y la prevención del hiperparatiroidismo secundario. También se ha demostrado que la vitamina D ayuda a conservar la fuerza muscular y el equilibrio, y disminuye el riesgo de sufrir caídas y fracturas. La vitamina D está implicada en un amplio número de procesos endocrinos y metabólicos.
La vitamina D se sintetiza en la piel como consecuencia de la exposición al sol. Tomar quince minutos de sol sin usar crema protectora varias veces a la semana es suficiente para que muchas personas produzcan y depositen toda la vitamina D que necesitan. También se puede obtener a partir de fuentes alimentarias, pero la mayoría de los alimentos contienen poca vitamina D natural. En la tabla VI se exponen los alimentos que contienen vitamina D. Destacan las sardinas y los boquerones, el atún y el bonito fresco, el bacalao, el hígado de vaca o ternera, los quesos grasos, la margarina, los champiñones, los huevos, la leche enriquecida y el yogur, entre otros.
El método convencional para evaluar la concentración de vitamina D de un paciente consiste en determinar la concentración sérica de 25-hidroxivitamina D (25 (OH)D).
Para asegurar la salud ósea, la concentración sérica óptima de 25(OH) D debe ser de al menos 50 nmol/L (20 ng/ml) en todas las personas. Esto implica una cifra media en la población próxima a 75nmol/L (30 ng/ml). En niños y adolescentes son necesarias unas 400 U/día. El aporte diario de vitamina D necesario en la mayoría de las mujeres posmenopaúsicas y de los varones mayores de 65 años debe estar en torno a 800 UI con independencia de la exposición al sol o de la estación del año.
Existen numerosos estudios que evalúan la prevalencia de la insuficiencia de vitamina D y del consumo de suplementos vitamínicos tanto en ancianos sanos como en pacientes ingresados por una fractura.
La evidencia de que los niveles séricos son mayoritariamente bajos es abrumadora, lo que, como se ha señalado, constituye un riesgo muy alto de padecer nuevas fracturas.
Debe desterrarse el mito de la España soleada y con niveles elevados de vitamina D en su población, porque aunque es verdad que disponemos de un buen número de horas de sol al día, no son aprovechadas.
En nuestro país, más de la mitad de los ancianos que viven en residencias o incluso en su domicilio tienen niveles séricos de vitamina D insuficientes (por debajo de 15 ng/ml), e incluso claramente deficientes (por debajo de 10-12 ng/ml) con un empeoramiento estacional al final del invierno y comienzo de la primavera.
La vitamina C es necesaria en la síntesis de colágeno. La encontramos en los cítricos como la mandarina, la naranja, el pomelo o el limón. También en el melón, el brócoli, la zanahoria y el tomate. Debe tenerse presente que la vitamina C pierde su efectividad si la exponemos a temperaturas mayores a 30 grados centígrados.
La vitamina A también es necesaria para el hueso. La encontramos en la yema de huevo, en los lácteos, en el pescado graso, y en el hígado. También, como pro-vitamina A en numerosas verduras, frutas, zanahoria, batata, melón, damasco y, en general, en verduras de hoja verde intenso.
Suplementos de calcio y vitamina D en la osteoporosis
Cuando sea necesario usar suplementos de calcio se repartirán en 3 tomas al día, preferentemente en mitad de las comidas, para evitar un defecto de absorción por la acidez gástrica. El carbonato de calcio se absorbe mejor cuando es ingerido con las comidas.
El citrato de calcio puede consumirse en cualquier momento. Si existen problemas de estreñimiento, el nitrato de calcio puede ser una opción mejor. La mayoría de los expertos sugiere que los pacientes que toman medicamentos que bloquean el ácido del estómago tomen citrato de calcio.
Disponemos de una serie de suplementos de sales de calcio para utilizar como complemento al tratamiento de la osteoporosis:
– Carbonato cálcico (calcio elemental 40%)
– Fosfato cálcico (39%)
– Gluconato cálcico (9%)
– Citrato cálcico (21%)
– Pidolato cálcico (13%)
El carbonato cálcico es el más usado en nuestro medio. Precisa para su absorción correcta de la presencia de ácido gástrico (en caso de aclorhidria, la recomendación es utilizar citrato). Muchos pacientes presentan problemas de tolerancia (náusea, dispepsia y estreñimiento), lo que obligaría a recomendar entonces la utilización de otra sal.
Un nivel de calcidiol sérico (25,OH) D de 40 ng/ ml se obtiene con 800 UI/día de vitamina D. Existen varios preparados que de forma aislada o combinados con calcio permiten conseguir los niveles necesarios en sangre. La suplementación con 1 gramo de calcio y 800 UI de vitamina D debe realizarse como terapia coadyuvante añadida a cualquier otro tratamiento antiosteoporótico.
Las proteínas en la osteoporosis
Se sabe que las dietas ricas en proteínas, especialmente en proteínas animales, provocan una excreción de calcio a través de la orina superior a lo normal y aumentan el riesgo de osteoporosis. Los países con dietas más bajas en proteína poseen tasas inferiores de osteoporosis y fracturas de cadera.
La sustitución de este tipo de proteínas por proteínas vegetales constituye un buen recurso para aportar estos nutrientes. Los alimentos con fitoestrógenos, estrógenos vegetales que intervienen en el metabolismo del calcio, están indicados en pacientes con osteoporosis. Son sustancias presentes en la soja y en sus subproductos: la leche, el queso o tofu, las harinas y las preparaciones hechas con soja, como milanesas, galletitas, pan y, por supuesto, los porotos de soja.
Ácidos grasos omega 3 en la osteoporosis
Los ácidos grasos omega-3 ayudan a prevenir la osteoporosis por un doble mecanismo. Por una parte, impiden la eliminación de calcio a través de la orina y, por otra, aumentan la absorción del mismo. Los alimentos ricos en este compuesto son: las sardinas, las caballas, el arenque y pescados similares. Otros alimentos de origen animal que contienen estas grasas son los huevos, la mantequilla y la leche o yugures enriquecidos. Las nueces también son ricas en estos ácidos grasos omega-3.
Alimentos que deben evitarse en pacientes con osteoporosis
Como ya se ha señalado, existen factores que interfieren con la absorción de calcio como el exceso de sal y de alcohol, los oxalatos, las xantinas y la cafeína, que podemos encontrar en el café, té, mate, cacao y bebidas colas, por lo que todas estas sustancias se deben consumir con moderación. Las bebidas gaseosas con alto contenido en fósforo no resultan beneficiosas.
El alcohol reduce la absorción intestinal de calcio a través de la inhibición de ciertas enzimas en el hígado que convierten a la vitamina D en su forma activa, reduciendo así la absorción. El café tomado en altas cantidades puede aumentar la excreción de calcio y disminuir la absorción. Una taza de café causa una pérdida de calcio de 2-3 mg que es fácilmente compensada agregándole una cucharada de leche. Los alimentos que deben consumirse de forma esporádica en pacientes con osteoporosis se detallan en la tabla VII.
Principales conclusiones
· Los principales factores nutricionales relacionados con la osteoporosis son el calcio, la vitamina D, las proteínas y el sodio. El aporte mineral ha de ser el adecuado; es determinante en la adolescencia y postadolescencia para poder alcanzar un buen “pico” de masa ósea y prevenir así la osteoporosis.
· El calcio es un elemento clave en la composición ósea. Un déficit en su aporte siempre es negativo para el hueso; por ello, sea cual sea la edad o la situación fisiológica, hay que asegurar el aporte adecuado correspondiente.
· Además, hoy no se puede aceptar que un problema óseo como es la osteoporosis esté relacionado solamente con el aporte de calcio. La vitamina D y otras vitaminas desempeñan un papel fundamental.
· En caso de duda siempre va ser recomendable insistir en el aporte tanto de calcio como de vitamina D hasta el punto de poder llegar a añadir suplementos específicos.
· El exceso de proteínas, sobre todo las de origen animal, contribuye a la descalcificación ósea. La ingesta elevada de sodio disminuye la absorción de calcio. Hay que garantizar una dieta equilibrada para la prevención y tratamiento de la osteoporosis. Evitar en lo posible el tabaquismo, el consumo abusivo de alcohol, las pérdidas intensas de peso y las dietas muy hipocalóricas, el sedentarismo y, sobretodo, mantener unos niveles constantes de actividad física son otras medidas preventivas de la osteoporosis.
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