Con mucha frecuencia escuchamos casos, fundamentalmente de personas mayores que sufren un accidente o una fractura y deben ser intervenidos quirúrgicamente, y por tanto ingresar en el hospital, que durante el ingreso, generalmente después de una anestesia, sufren una desorientación importante, no saben donde están, preguntan por familiares ya fallecidos, padecen delirios o alucinaciones o presentan una conducta alterada en cuento a comidas, vestido, aseo, etc. Y en estas circunstancias es frecuente que alguien diga: “se ha demenciado”.
La situación que hemos descrito es un cuadro confusional, y aunque puede estar relacionado con una demencia no son la misma cosa. El síndrome confusional es un trastorno cognitivo, pero diferente de la demencia. Consiste en una alteración de la atención y constituye la alteración más leve del nivel de conciencia (la alteración más grave es el coma, en la que el paciente no es capaz de despertarse y además hay alteraciones de los reflejos básicos). En un cuadro confusional la persona no puede pensar con claridad y rapidez, y su pensamiento se hace incoherente.
Es verdad que cuando ocurre una demencia (por cualquier causa) hay alteraciones de varias funciones cognitivas (memoria, atención, concentración, lenguaje, cálculo…) y en consecuencia, un desorden del pensamiento; la persona no es capaz de razonar o de planificar acciones.
El cuadro confusional y la demencia comparten también otras características, como acompañarse de otros trastornos de conducta o el poder ser originados por múltiples causas. Sin embargo, también hay varias diferencias entre ellos.
En los casos de demencia más frecuentes, tanto en la enfermedad de Alzheimer como en la demencia vascular, los problemas se han venido produciendo a lo largo del tiempo (meses) y es difícil determinar un momento de inicio concreto. En el síndrome confusional es posible identificar una causa desencadenante: un traumatismo, una intervención quirúrgica, una infección, presencia de dolor, una descompensación de otra patología (diabetes, insuficiencia renal, insuficiencia hepática, etc.), deshidratación, cambios en la medicación o efectos secundarios de fármacos, pero también pueden desencadenarlo situaciones de estrés, como los ingresos en el hospital o los cambios de domicilio.
Otra diferencia importante del cuadro confusional con la demencia es que una vez solucionada la causa desencadenante, el cuadro cede con tratamiento adecuado hasta volver a la situación anterior, mientras que la demencia es una situación que progresa a mayor o menor velocidad.
Está claro que no todas las personas que sufren alguna de estas circunstancias presentan un cuadro confusional. Estas causas desencadenantes actúan sobre unos factores predisponentes, y aquí se encuentra la relación entre el síndrome confusional y la demencia, porque el deterioro cognitivo es uno de estos factores que hacen a los enfermos más vulnerables.
Otros factores son la depresión, el padecer otras enfermedades neurológicas, la dependencia de alcohol, de fármacos o de otras sustancias, los problemas de vista y oído o la edad avanzada.
Un capítulo importante dentro de estos factores desencadenantes de cuadros confusionales son los medicamentos. Hay muchos medicamentos que, entre sus efectos secundarios, presentan alteraciones cognitivas, generalmente de la memoria o la atención. Pueden ser medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso, como los tranquilizantes, pero también medicamentos que se utilizan para el dolor, o para preparar una anestesia o incluso para enfermedades del aparato digestivo o del aparato urinario.
El tratamiento del cuadro confusional incluye el tratamiento de la causa, pero sin olvidar esos factores precipitantes y predisponentes. Es muy importante tratar las alteraciones de conducta (alucinaciones, delirios, confusión, agresividad…) y no olvidar los cuidados generales del paciente.
Si somos cuidadosos en identificar problemas y complicaciones potenciales, mantener un buen estado general y, además, los médicos evitamos prescribir medicamentos que entre sus efectos secundarios produzcan confusión, es posible prevenir muchos cuadros confesionales.
Sufrir un cuadro confusional en un ingreso hospitalario no significa que la persona padezca una demencia, pero sí puede ser la señal para estudiar los factores de vulnerabilidad, y en caso de existir deterioro cognitivo, poder estar preparado para la posible aparición de una enfermedad de Alzheimer.
Cuenta con la colaboración y el aval de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (CEAFA), la Sociedad Española de Neurología (SEN), la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) y el apoyo del laboratorio farmacéutico STADA.