No obstante, desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) se recalca que, a pesar de que el 51% de la población mayor ha declarado que le preocupa tanto su vacunación como la de su familia, los resultados de estos estudios ponen de manifiesto que todavía se sigue percibiendo la vacunación como algo más propio de la edad infantil, y no tanto de la edad adulta. De hecho, el 21% de mayores de 55 años han indicado que se preocupan más por el calendario de sus hijos y nietos que por el suyo propio, afirmando que consideran que ya se han vacunado de todo lo necesario.
Es más, entre las personas de 65 a 80 años, la vacunación es reconocida como una herramienta preventiva, y aunque el 62% de los encuestados se declara dispuesto a vacunarse, tan solo la mitad habla con su médico sobre su calendario de vacunación y las vacunas recomendadas para su óptima protección frente a enfermedades infecciosas El 50% restante no recibe información al respecto ni de forma reactiva, ni proactiva.
Todo ello a pesar de que el 89% de la población adulta se declara a favor de la vacunación y asocian a las vacunas beneficios como que, gracias a ellas, se previenen enfermedades (68%), se evitan contagios (57%) y se erradican enfermedades infecciosas (56%). Además, el 31% de la población es consciente de que es más barato invertir en vacunación para prevenir enfermedades infecciosas, que en el tratamiento de las mismas.
Por otro lado, el 70% de los entrevistados creen en las vacunas como las herramientas que en mayor medida han contribuido a erradicar y reducir enfermedades infecciosas. De hecho, el 81% se vacuna pensando no sólo en su protección individual, sino también en la protección de todos los que les rodean, al evitar la expansión de los virus.
Estos resultados son fruto de una muestra de 429 encuestas online a población adulta y 253 entrevistas telefónicas a la población senior. En ambos casos los entrevistados han valorado la vacunación como el principal método de prevención frente a enfermedades infecciosas. Asimismo, han mostrado su preferencia por los métodos de prevención de enfermedades, frente al consumo de tratamientos para paliar las consecuencias de la enfermedad: el 80% de la población prefiere tomar medidas preventivas que tratar enfermedades una vez que ya se han diagnosticado.
En el caso de la población de mayor edad, la prevención se asocia a mayor calidad de vida. No tener enfermedades y ni sufrir dolor son los aspectos más destacados por el 79% de los encuestados para preservar una buena calidad de vida, y casi el 60% destaca la importancia de vivir con plena autonomía.
El 66% de la población mayor considera que su estado de salud actual es bastante bueno o muy bueno pero, sin embargo, a medida que incrementa la edad desciende esta percepción de buena salud.
En este sentido, el Dr. Amós García Rojas, Presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), reitera la necesidad de recordar que “tras la introducción del primer calendario vacunal en 1975 en España se ha conseguido controlar numerosas enfermedades infecciosas. Gracias a la incorporación paulatina de nuevas vacunas y a las altas coberturas vacunales, hemos logrado proteger a la población frente a enfermedades que en el pasado causaban estragos sobre la salud como pueden ser la polio o el sarampión. Pero no podemos bajar la guardia, ya que los virus se encuentran en circulación y las enfermedades que generan podrían volver a aparecer, como así ha sucedido en algunos países de nuestro entorno”.