Un artículo de Lucía Pardo, psicóloga especializada en el ámbito del envejecimiento y autora del blog sumando canas, sumando experiencias
La vida de todos y cada uno de nosotros se caracteriza por el cambio. Durante la infancia experimentamos cambios, debemos dejar el agradable entorno familiar para ir al colegio; durante la juventud comenzamos nuestro primer trabajo, lo que implica adaptarse a una nueva situación en la que es uno mismo el que debe ganarse un salario; más adelante dejamos la casa familiar para independizarnos, con todos los cambios que ello conlleva… Toda nuestra vida está formada por cambios.
La jubilación es otro de estos cambios. Llegada cierta edad, por imperativo legal, debemos abandonar nuestro puesto de trabajo, con lo que aparecen cambios en nuestros ingresos económicos, en nuestro estatus social (perdemos un rol social importante), en nuestras relaciones sociales (se reducen los contactos sociales, sobre todo aquellos relacionados con el trabajo) y en el tiempo libre (aumenta en cantidad). Con todos estos cambios es normal que surjan inseguridades y miedos.
A estas inseguridades y miedos pueden contribuir los falsos mitos y estereotipos negativos hacia la jubilación, que tradicionalmente la asocian con envejecimiento, soledad y pasividad. Debemos tener en cuenta que la jubilación no supone que se acelere el proceso de envejecimiento, y que la soledad y la vida pasiva dependen única y exclusivamente de la persona. Como veremos, la actitud es la clave.
Estas son 5 claves para adaptarnos con éxito y disfrutar de la nueva situación que supone la jubilación:
- Cuestión de actitud
La primera clave, y quizá la más importante, es la actitud que adoptemos ante esta nueva situación. Será decisiva para al adaptación a los cambios que supone.
Se ha observado que las personas que tienen una perspectiva optimista, que tienden a ver las cosas de forma positiva, se adaptan mejor a los cambios que aquellas que ven los acontecimientos con una óptica negativa. También se ha constatado que lo hacen las personas flexibles, que toleran la ambigüedad y con confianza en sí mismas.
Por tanto, es normal sentir miedo, inseguridad y ansiedad, pero debemos pensar que se abre todo un abanico de nuevas posibilidades y que, en cuanto nos familiaricemos con esta nueva situación, será un trampolín hacia nuevas experiencias.
Todo cambio tiene una doble dimensión: puede suponer ciertos riesgos pero también nuevas oportunidades. Oportunidades para el crecimiento y el desarrollo personal.
Es importante tener en cuenta que aunque el trabajo sea una parte importante de nuestra vida y nos defina como personas, no es lo único que nos hace ser quienes somos.
- Nuevo día a día
Entrada la jubilación, perdemos nuestras rutinas y costumbres. Sería una buena idea organizar nuestro tiempo, tratando de establecer nuevos hábitos. Dentro de estos nuevos hábitos, podríamos incluir nuevas experiencias, actividades que siempre nos haya gustado probar.
- Mantente activo
Es importante incluir en esa nueva organización de nuestro día a día actividades que nos permitan mantenernos activos, tanto a nivel físico como cognitivo. Podemos plantearnos algún hobby que suponga para nosotros un reto intelectual o alguna actividad que nos permita realizar ejercicio físico de forma lúdica y entretenida.
Otro tipo de actividades que podríamos realizar serían aquellas que despierten en nosotros el sentimiento de pertenencia y de contribución a alguna causa. Un buen ejemplo sería el del voluntariado.
- Nuevos proyectos
Otro aspecto importante en nuestra nueva rutina sería plantearnos algún proyecto, en función de nuestros intereses y capacidades. Esto permitirá el establecimiento de metas futuras y objetivos a perseguir, tratando de marcarnos siempre aquellos que sean accesibles.
- Nuevas amistades
Aunque las principales relaciones sociales que establecemos fuera de nuestra familia se encuentran en el entorno laboral, podemos probar a establecer lazos con los compañeros de trabajo fuera de dicho entorno, retomar amistades antiguas, establecer nuevas relaciones o profundizar en las que ya tenemos. El apoyo social es un recurso importante para adaptarnos a esta nueva situación.
En definitiva, podemos disfrutar de nuestra jubilación si realmente lo deseamos.
Sobre la autora: Lucía Pardo
Lucía Pardo es psicóloga, licenciada por la Universidad de Santiago de Compostela, y especializada en el ámbito del envejecimiento con Máster en Psicogerontología. Actualmente sigue formándose a través de diferentes cursos y realiza el Máster en Psicología General Sanitaria de la UNED.
Es autora del blog http://sumandocanas.blogspot.com.es/, una plataforma mediante la cual su autora difunde su entusiasmo por los temas relacionados con la psicología mediante post enfocados a la psicología en general, a la psicología dentro del ámbito del envejecimiento y a la práctica profesional.