Esta cirugía tiene como objetivo reducir la mortalidad ligada a la obesidad grave, controlar las enfermedades asociadas y mejorar la calidad de vida a través de una pérdida de peso suficiente y mantenida en el tiempo, y con un mínimo de complicaciones, sin necesidad de alcanzar el peso ideal.
Actualmente se realizan en España aproximadamente 7.000 intervenciones de cirugía bariátrica al año, y según el registro de la Federación Internacional de Cirugía de la Obesidad (IFSO), en 2013 se realizaron casi medio millón de cirugías bariátricas en el mundo, tres veces más que 10 años antes, algo que no debe extrañar teniendo en cuenta que la prevalencia mundial de la obesidad se ha multiplicado por más de dos entre 1980 y 2015 según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo España uno de los países donde se espera un incremento importante de la enfermedad: alrededor del 22,9 % de los adultos españoles presentaron obesidad en 2014 según recoge la encuesta de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO).
Tal y como afirma el Doctor Carlos Sala Palau, especialista del Servicio de Cirugía Endocrinometabólica del Hospital La Fe de Valencia, el paciente ideal es aquel que se va a beneficiar muchos años de la mejora de salud que proporciona esta cirugía, “clásicamente considerábamos indicada la cirugía bariátrica en pacientes con IMC >40 o >35 si asocia comorbilidades mayores, como la diabetes 2, hipertensión arterial (HTA), dislipemia o apnea del sueño”, pero “la cirugía bariátrica y metabólica es cada vez más segura, con menor morbimortalidad, técnicas menos invasivas y resultados cada vez mejores, por lo que progresivamente se van ampliando las indicaciones de la misma”.
La cirugía de la obesidad consigue prolongar la longevidad diez años de media, y es que los beneficios que tiene esta cirugía en el paciente son muy positivos y mejoran significativamente la calidad de vida de los mismos, ya que, como explica el Dr. Sala, en la mayoría de los casos remiten las comorbilidades, “los diabéticos dejan de usar insulina y otros tratamientos, la hipertensión y la dislipemia mejoran o desaparecen, y la mayoría de los que padecen apnea del sueño dejan de usar terapia CPAP (Presión Continúa en la Vía Aérea) y, además, disminuyen otros riesgos como el desarrollo de tumores, especialmente de colon, mama y ginecológicos”, afirma este especialista.
A esto hay que añadir que la formación y los avances tecnológicos permiten incrementar la seguridad en los procedimientos quirúrgicos, disminuyendo las complicaciones y contribuyendo al beneficio de un mayor número de pacientes.
En España se espera un incremento de la obesidad de 5 a 9 puntos en los próximos 20 años, según datos de la de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO). La obesidad grave es una enfermedad crónica, de tendencia epidémica y creciente, que predispone a otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, las apneas del sueño o la hipercolesterolemia, reduciendo la calidad de vida y aumentando el riesgo cardiovascular, así como el de sufrir algunos tipos de cáncer y la posibilidad de muerte prematura, tal y como se recoge en el decálogo elaborado por la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad y de las enfermedades metabólicas (SECO) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).