El modelo de atención centrada en la persona es el presente y el futuro de nuestros centros residenciales de mayores y es por ello que los profesionales deben formarse en conocer su metodología y la manera de exprimir el modelo al máximo por y para el beneficio del residente.
Dentro de los profesionales que deben reevaluar su trabajo y método de intervención se encuentran los terapeutas ocupacionales, que como parte del equipo de trabajo y apoyo al residente deben plantearse el modificar, o más bien potenciar alguna de sus funciones en los centros residenciales.
La terapia ocupacional es una de las disciplinas que viene centrando su intervención en la persona teniendo en cuenta siempre las necesidades y deseos de cada persona. Este estilo se viene conservando en intervenciones más individualizadas de carácter rehabilitador.
Hasta hace unos años, y dentro del amplio abanico de actividades, primaba en la terapia ocupacional los talleres enfocados a las actividades capacitativas. Estos son talleres donde los residentes acudían a realizar actividades de manipulación o cognitivas que les capacitan para mantener el mayor tiempo posible la funcionalidad en sus actividades básicas de la vida diaria.
Estos talleres son importantes, pues las patologías actuales del envejecimiento así los demandan. Artritis, artrosis, accidentes cerebro vasculares, Parkinson, demencias… son patologías que dificultan la movilidad el control motor de nuestras manos o la manera en que nuestras funciones cerebrales se relacionan con el entorno y las actividades capacitativas nos ayudan a recuperar o mantener lo mayor posible nuestra funcionalidad con la posterior repercusión en las actividades de la vida diaria.
Pero en la actualidad, con el modelo de atención centrada en la persona cobran especial relevancia para los residentes y los terapeutas ocupacionales las actividades significativas. Estas actividades tienen una función primordial y es mantener los roles de los residentes o intentar que sean los más parecidos a los previos a su ingreso residencial.
Desde sus inicios la terapia ocupacional se basa en teorías que defiende que la actividad humana es necesaria para la vida y considera al ser humano como un ser activo, además de considerar la actividad como espontánea e intrínseca del ser humano, por lo que es de especial relevancia que podamos proporcionar actividades significativas a nuestros residentes.
La mayoría de la gente piensa que esto se consigue ofreciendo un amplio abanico de actividades donde puedan elegir en que ocupar su tiempo, pero no es cierto. La mejor manera de ofrecer una ocupación con significado es preguntando a los residentes es que actividades quieren que existan en el centro.
Basándonos en entrevistas previas, en listados de roles e intereses, conseguiremos saber qué actividades eran y son significativas para la persona y a partir de ahí podremos trabajar en ellas. Es importante que nos concienciemos de la mentalidad del nuevo modelo de atención y de la función que en él tienen los profesionales, que no es nada más y nada menos que acompañar y aconsejar al residente, pero nunca dirigir sus actuaciones o su día a día. En el nuevo modelo somos asistentes de sus necesidades.
Este tipo de intervenciones favorecerán el mantenimiento de los roles, algo que puede verse comprometido una vez ingresamos en un centro residencial. Mantener los roles previos mejoran su autoestima y motivación, reducen los trastornos de conducta reactivos a cuidados, problemas de adaptación o insatisfacción con el ingreso pero sobre toda dan significado al día a día del residente, empoderan al residente en las decisiones de su vida y favorecen las relaciones sociales tanto con el resto de residentes como los profesionales a los que verán como facilitadores de actividades y no directores de ellas.
1 Comment
Deja una respuesta
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *
Muy interesante!