En este estudio ha participado un amplio equipo de profesionales de Sanyres integrado por psicólogos, enfermeros, terapeutas ocupacionales y médicos, apoyados por la dirección del grupo, que han trabajado conjuntamente para aplicar la musicoterapia a pacientes ingresados en la Unidad de Cuidados Especiales Geriátricos (UCEG).
Se trata de un estudio pionero en el mundo, puesto que es la primera vez que se tienen evidencias de resultados positivos tras la aplicación de este tratamiento en personas mayores. Las referencias hasta ahora han sido relativas a pacientes con daño cerebral o en neonatos pero, tal y como apuntan desde Sanyres, nunca antes se había aplicado a pacientes geriátricos en estado de mínima conciencia.
Los datos obtenidos con la muestra han sido reveladores y significativos: los residentes han mejorado su sistema inmunológico, su peso, su nivel de conciencia y la discriminación táctil. Además, la satisfacción entre sus familiares se ha incrementado e incluso ha mejorado su estado de ánimo general.
Tal y como señala el responsable del programa, Juan Castilla, neuropsicólogo y director de la residencia Sanyres Aravaca, “tras seis meses de estudio hemos comprobado que la musicoterapia pasiva tiene efectos muy positivos en determinados colectivos de pacientes. La mejora es evidente a nivel nutricional, digestivo, inmunológico y por ende, aumenta la satisfacción entre los familiares. Nunca antes se había aplicado un tratamiento de estas características a residentes con sus enfermedades muy avanzadas. Son personas mayores que están en cama y que de forma habitual permanecen desconectados con su entorno. Este tratamiento consiste en aplicar un programa musical hecho por musicoterapeutas mediante estimulación ambiental a base de ondas musicales y que se va adaptando a los diferentes momentos del día”.
Este especialista destaca que uno de los elementos más complejos es la adaptación del tratamiento a las necesidades particulares de los residentes. En este sentido apunta que “las reacciones y pautas médicas de los pacientes son variables. Además, suelen ser personas polimedicadas y en gran medida tienen poca o incluso nula reacción a los estímulos. Ahí ha estado la mayor dificultad. El objetivo ha sido aumentar los tiempos de alerta y fomentar la relajación según el tipo de actividad que toca llevar a cabo a lo largo del día o de la noche. No es lo mismo la ducha y el cuidado personal, o el antes y durante de la ingesta de alimentos, donde necesitamos que el paciente se encuentre en alerta y colaborativo; frente al antes o durante el reposo, cuando es fundamental que se sienta relajado para poder dormir y descansar lo suficiente evitando los tiempos de vigilia que caracterizan a las personas mayores”.
A nivel de ejecución, para la realización de esta estudio se ha tenido que implicar toda la residencia. Juan Castilla asegura que “esto es un trabajo donde se necesita la colaboración de todo el equipo. Para que sea factible, se deben eliminar los ruidos ambientales reduciendo por ejemplo el volumen de las televisiones, el tono de voz del personal, los ruidos propios de las tareas cotidianas, las visitas… La finalidad de todo ello es mejorar la calidad de vida de estos pacientes, algo que todo el equipo de Sanyres afronta como su mayor objetivo».
Los autores de esta comunicación científica premiada en las III Jornadas Nacionales de Psicología del Envejecimiento han sido Juan Castilla, neuropsicólogo y director de la residencia Sanyres Aravaca; M. Tribaldo (psicóloga de Sanyres Aravaca), M.D. Jiménez (terapeuta ocupacional de Sanyres Aravaca), E. Fuentetaja (terapeuta ocupacional de Sanyres Aravaca), D. Zarzalejo (Enfermera y coordinadora asistencial de Sanyres Aravaca), Elena Bracero (enfermera y supervisora de auxiliares de Sanyres Aravaca), todos ellos miembros del Grupo Sanyres, junto a Miguel Gómez, docente e investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de La Salle, centro que ha colaborado con el proyecto.