No obstante, la recuperación total o parcial de la función motriz depende de la edad, el grado de complejidad de las secuelas y el nivel previo de independencia que se tenía antes de producirse la lesión cerebral. Asimismo, los índices de recuperación son mayores cuando los tratamientos se empiezan de forma precoz y son más intensivos advierten desde la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF).
Tal y como apunta la Dra. Susana Moraleda, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) y portavoz de la sociedad, según los últimos datos epidemiológicos, en España viven unas 420.000 personas con daño cerebral y el 90% presenta secuelas. De ellos, el 78% de los casos se debe a ictus y el 22% restante se han originado por traumatismos craneoenfecálicos u otras causas, fundamentalmente por anoxia (falta de oxígeno en el cerebro).
Esta experta destaca la “la importancia” de la rehabilitación en los procesos de recuperación de pacientes con daño cerebral “dada la alta discapacidad que genera en los afectados debido a sus secuelas. Según la Base de datos Estatal de personas con Discapacidad (BDED), casi 3/4 partes (más del 68%) de los afectados por daño cerebral han sido reconocidos oficialmente con un grado de discapacidad por las secuelas”.
Además, “las secuelas del daño cerebral son múltiples y, dependiendo de la gravedad y de la zona afectada, se manifiestan en trastornos de la movilidad y de la sensibilidad, problemas de comunicación, déficits cognitivos y alternaciones emocionales y de la conducta. El 89% de los pacientes presenta alguna discapacidad para realizar alguna de las actividades básica de la vida diaria. Según la BDED existe una discapacidad severa en el 65% de los pacientes”, apunta la Dra. Moraleda.
Para su tratamiento, la especialidad médica de Rehabilitación y Medicina Física es la especialidad sanitaria que en estos momentos garantiza el tratamiento más eficaz para mejorar la discapacidad, y por tanto la calidad de vida de aquellas personas afectadas por daño cerebral adquirido que han visto alteradas sus funciones motores y sensitivas.
Por ello, la vocal la Junta Directiva de la SERMEF indica que “la rehabilitación tiene como meta la integración en el entorno, social, laboral, familiar y escolar de los pacientes que necesitan de un proceso de rehabilitación, y en el caso del daño cerebral, el objetivo es que las personas sean lo más independientes posibles y tengan el mayor nivel de funcionalidad posible, dentro de las limitaciones que produce la lesión”.
Y todo ello partiendo de la base de que la rehabilitación “no consigue que no haya secuelas, sino minimizar el impacto de estas al máximo. El tratamiento siempre se basa en el concepto de plasticidad cerebral. Se desconoce esta realidad porque coloquialmente se habla de gimnasia y en realidad el tratamiento rehabilitador es un proceso terapéutico que se basa en una evidencia científica”.
En este sentido, la Dra. Susana Moraleda aclara que “no es gimnasia. Nuestro tratamiento en la sala de fisioterapia, en terapia ocupacional, con logopedia, neuropsicología, robots, etc, está basado en la plasticidad cerebral, que es la capacidad del cerebro de cambiar conexiones entre neuronas para facilitar el aprendizaje motor durante la fase de recuperación espontánea. Creamos nuevas conexiones a través de la repetición de movimientos en la zona afectada y esto tiene evidencia científica. La neuronas no van a volver a crecer pero otras pueden hacer la función de las lesionadas, al menos parcialmente”.
Todo ello con el objetivo de que “una vez asumido que con seguridad va a haber un cierto grado de secuelas, lo que se pretende es que la persona tenga el mayor nivel de independencia posible y para ello se usan todos los tratamientos que la especialidad médica de Medicina Física y Rehabilitación pone al alcance de los afectados”.