Un artículo de David Roa Arbeteta, Operations & Training Department Hoffmann World
El envejecimiento es un proceso natural que empieza desde el mismo momento en el que nacemos y que afecta a todo el mundo pero, no a todos por igual. Envejecer es un reto al que nos enfrentamos todos los seres humanos y, sin embargo, nadie nos ha enseñado a afrontarlo con garantías.
Nuestro cuerpo y mente sufren una serie de cambios naturales que pueden llegar a condicionar y limitar nuestro día a día. A nivel corporal, apreciaremos la aparición de una progresiva debilidad muscular, reducción de la flexibilidad y elasticidad de tejidos, lentitud en ciertos procesos cognitivos y afectación del estado de ánimo y la autoestima.
Quizás en el futuro hablemos del reto de la inmortalidad y de los avances sanitarios, médicos y demográficos que garanticen una supervivencia media más allá de los cien años. Por ahora, hay mucha diversidad de teorías que van desde los que defienden que ya estamos llegando al límite máximo de esperanza de vida y, los que alegan que el cuerpo humano podría sobrepasar con facilidad la barrera de los ciento veinte años.
En los últimos años estamos viviendo en una cultura cada vez más extendida de bienestar, salud y autocuidado; hechos que repercuten de manera directa en la esperanza media de edad de vida en los países desarrollados que, han alcanzado niveles hasta ahora desconocidos.
El cuerpo humano se puede dividir en diferentes esferas que, si bien se aúnan para garantizar el bienestar de la persona, requieren un cuidado y rutina terapéutica específica e individualizada. Estas esferas son: física, cognitiva, social, pisco-emocional y nutricional. Solo cuidando y protegiendo la integridad de estas cinco áreas humanas, podremos envejecer de manera satisfactoria.
Con pequeñas rutinas diarias podremos enfrentarnos a nuestra etapa de vida adulta con una buena predisposición para que sea un tiempo de disfrute, más que de dolores y limitaciones.
Cuidarnos debe ser una constante desde la infancia pero, estos cuidados no deben sino ser más constantes y exhaustivos tras la jubilación ya que, es un momento crucial en la vida de una persona y, puede agravar o desencadenar una serie de efectos si no se aborda de manera adecuada.
A nivel físico debemos buscar tiempo para llevar a cabo una rutina diaria de 30 minutos de ejercicio, actividad que debe estar acompañada de paseos al sol, evitar el sedentarismo y disfrutar alrededor de siete horas diarias de sueño y descanso.
En la esfera cognitiva debemos esforzarnos, especialmente tras la jubilación, en ponernos retos cerebrales, desarrollar las áreas de atención, cálculo o memoria y evitar la degeneración de nuestros procesos cerebrales. Aprender un nuevo idioma, leer novelas y hacer ejercicios de cálculo, ayudarán sin duda a prevenir la aparición de un deterioro cognitivo asociado a la edad.
Somos lo que comemos y, por tanto, nuestra dieta debe estar basada en la diversidad de alimentos, haciendo especial hincapié en evitar la toma excesiva de grasas y azúcares, incluyendo alimentos como los frutos secos y el aguacate en la dieta y, diversificando la ingesta de alimentos en al menos cinco tomas.
A estas rutinas hay que añadir la parte social que es vital y debe estar basada en mantener una red social de apoyo nutrida formada por amigos, familiares y compañeros de trabajo. Todas las semanas debemos compartir tiempo con los demás, encontrar foros en los que desarrollarnos con iguales y, espacios en los que disfrutar de nuestras aficiones o habilidades. Nunca deberíamos irnos a la cama sin haber tenido al menos una conversación que nos aleje de la soledad y la falta de estímulos.
Para envejecer con salud no podemos olvidarnos de la parte emocional y psicológica que tanto afecta al resto de las esferas humanas. Es importante encontrar tiempo para aumentar nuestra autoestima, cuidar nuestra propia imagen, a pesar de las marcas que los años dejan, y sobre todo encontrarnos felices con la vida que llevamos, a pesar de los problemas que siempre pueden existir y que debemos intentar normalizar.
Como conclusión podemos afirmar que si cuidamos las cinco áreas definidas, estaremos afrontando el paso de los años de una manera vital y con menor riesgo de fracasar en el difícil, pero posible, intento de envejecer con salud y plenitud.
Sobre el autor: David Roa Arbeteta
David Roa es un profesional con experiencia superior a los cinco años y experto en el área de la geriatría que lidera en estos momentos las áreas de formación e innovación a través del Método Hoffmann.
Diplomado en fisioterapia por la URJC de Madrid, termina su formación sanitaria con el Máster en osteopatía por la EOM y con el Máster en Dirección de Servicios Sociales por ESADE.
Es director del pionero centro de rehabilitación Vitalia Ferraz y formador internacional de equipos sociosanitarios en Brasil y México. Tutor de fisioterapia en la URJC, ha creado protocolos y programas de rehabilitación física en el área del senior y mayor.