Y es que, tal y como apunta el doctor Xabier Goikoetxea, vicepresidente del Comité Organizador del Congreso y traumatólogo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre de Bilbao, “la prevalencia de este tipo de lesiones de los tendones del hombro es alta: se estima que el 30% de los mayores de 60 años y más del 60% de los mayores de 80 años presentan roturas del manguito rotador, que en muchos casos son asintomáticas pero, en otros, son causantes de muchos padecimientos para los pacientes, por el dolor, la falta de fuerza o de movilidad del hombro”.
De hecho, se trata de una patología muy frecuente que afecta a pacientes de mediana edad en adelante, y que puede tener como causa un traumatismo (una caída o un esfuerzo brusco), esfuerzos repetitivos en el ámbito laboral o deportivo y el propio proceso degenerativo que causa la edad en los tendones.
“El número creciente de casos debido a la cada vez mayor longevidad de la población supone un reto para los especialistas. La investigación acerca de este apartado de la traumatología es constante y ha permitido un gran avance en el conocimiento y tratamiento de estas lesiones”, afirma el doctor Goikoetxea.
Y es que, “muchos casos pueden ser enfocados desde el punto de vista conservador, es decir sin cirugía; otros, sin embargo precisan pasar por el quirófano para mitigar el dolor y mejorar la función tanto para poder realizar esfuerzos como para poder llevar a cabo actividades sencillas de la vida diaria, tales como peinarse, afeitarse, verter agua en un vaso con una botella o comer con una cuchara”, comenta este especialista.
En este sentido, cuando es preciso recurrir a la cirugía la artroscopia suele ser la mejor opción, ya que “permite ver, y por tanto actuar dentro de la articulación del mismo modo que se hace por cirugía abierta convencional, pero con grandes ventajas como menor tasa de complicaciones, menor estancia hospitalaria y menor tiempo de recuperación”, destaca el traumatólogo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre.
Según indica el doctor Xabier Goikoetxea, “se utilizan implantes especialmente diseñados para poder coser los tendones dañados, uniéndolos de nuevo al hueso de donde se desgarraron; estos ‘arpones’ se introducen en el hueso y de ellos cuelgan los hilos utilizados para la reparación tendinosa. Los materiales que los componen están en continua investigación para mejorar su resistencia y para que una vez conseguida la curación, sean reabsorbidos por el cuerpo, minimizando así la presencia de materiales extraños en nuestro organismo y obviando la necesidad de extraerlos en una nueva cirugía”. Esto permite obtener “cada vez mejores resultados con menores riesgos y que cada vez más pacientes, independientemente de su edad o estado físico, puedan ser tratados quirúrgicamente”.
En casos de roturas tendinosas irreparables existen otras técnicas, tales como balones espaciadores “que remedian la función de los tendones del manguito rotador y que con el paso del tiempo también son reabsorbidos”. No obstante, como advierte el doctor Xabier Goikoetxea, “en ocasiones el grado de degeneración de los tendones es tan grande que se necesitan prótesis para suprimir el dolor y volver a recuperar la movilidad y la fuerza”. Ésta es otra área de investigación “muy importante” en la actualidad, que está “en constante evolución, permitiendo grandes avances en la calidad de vida de los pacientes ancianos”.