Director de Centro Sanitario y de Servicios Sociales
En un día tan señalado como es este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, no podemos olvidarnos de las miles de mujeres mayores que residen en nuestro país y que con su ejemplo, trabajo, entereza y sacrificio han conseguido en muchos casos emprender, innovar, romper barreras y construir una situación más positiva para el reconocimiento merecido de los plenos derechos de las mujeres.
Hoy debemos recordar a las mujeres del siglo pasado, las que no podían conmemorar un día tan especial como el de hoy, las que veían negados sus derechos, las que no tenían acceso al mercado laboral, las que se negaban a asumir un papel secundario a la sombra de su marido o para las que votar o poder ir a la universidad, no era suficiente.
A ellas, jóvenes entonces y mayores hoy, les debemos todo lo que hoy somos, porque de ellas hemos nacido, ellas nos han educado en un constante esfuerzo de equilibrio entre la maternidad y la vida laboral y ellas hoy ven, en muchas ocasiones con alegría, como el mundo que ellas vivieron cada vez se parece menos al que se encuentran en la calle y más al que querían transformar.
El mundo no ha cambiado por si mismo, de su ejemplo, de sus hechos y de su lucha todo ha ido mejorando. Debemos reconocer a las mujeres que muchas veces en la España rural no tenían más rol social que ser madres y criar a sus hijos pero, cuyas inquietudes internas y muchas veces externas, han sido locomotora de cambios y progresos.
Mujeres que hoy ven, a veces con vértigo, como todo ha cambiado: la libertad de expresión, su presencia en el mundo laboral, su vestimenta y así un largo etcétera de cambios producidos en su camino de ejemplo vital. Ellas no lo tenían fácil ayer, cuando el mundo les tenía reservado un lugar en la sombra y que, a través de sus palabras y sus actos, consiguieron llenar de luz.
Sería injusto no reconocer la labor de tantas mujeres que hoy ven como se recogen los frutos de tanto sacrificio, cómo se reconocen sus esfuerzos y cómo muchas veces tienen que seguir trabajando para estar al mismo nivel de reconocimiento que el que los hombres disfrutan.
Hoy debemos recordar a aquellas mujeres que si bien no están ya activas en el mundo laboral o tienen dificultades para seguir luchando en el día a día, han sido necesarias y vitales para poder disfrutar del bienestar que disfrutamos.
Las mujeres mayores en España hoy disfrutan de una alta esperanza de vida, de la posibilidad de viajar, formarse, disfrutar del ocio y de su familia. Todo se puede mejorar, pero ellas a través de su vida difícil, ya han aportado sobradamente un grano de arena al pleno reconocimiento de la mujer en todas sus esferas.
Que estas palabras sirvan de reconocimiento a todas las mujeres que en su día a día han hecho de este un mundo mejor, a las mujeres que ayer con su ejemplo dieron otro color a este mundo y que hoy merecen este sencillo homenaje.
Sobre el autor: David Roa Arbeteta
David Roa es un profesional con experiencia superior a los ocho años y experto en el área de la salud, el bienestar y la geriatría. Lidera las áreas de formación e innovación a través del Método Hoffmann y es diplomado en fisioterapia por la URJC de Madrid, terminando su formación sanitaria con el Máster en osteopatía por la EOM y con el Máster en Dirección de Servicios Sociales por ESADE.
Director del pionero centro de rehabilitación Vitalia Ferraz, es formador internacional de equipos sociosanitarios en Brasil, India, Malasia y México, y tutor de fisioterapia en la URJC de Madrid. Creador de protocolos y programas de rehabilitación física en el área del senior y mayor, colaboradora en diversos medios con artículos orientados al adulto mayor.