“La mayoría de los pacientes con insuficiencia cardiaca (IC) y fibrilación auricular (FA) tienen una edad elevada, varias comorbilidades y, en muchos casos, una situación de dependencia, lo que dificulta el tratamiento y complica el pronóstico”, asegura el doctor Luis Manzano, coordinador del grupo de trabajo de IC y FA de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), que recientemente ha celebrado en Oviedo una reunión para analizar la situación de esta patología en España.
Según este especialista, está demostrado que una adecuada educación en conceptos básicos de IC, un régimen flexible de diuréticos y una estrecha relación con el equipo asistencial, “reduce de forma sustancial la frecuentación hospitalaria, que no solo implica un consumo de recursos sanitarios considerable, sino que supone un deterioro físico y funcional que impacta muy negativamente en la calidad de vida del paciente”.
En este punto, el facultativo destaca que “la figura de la enfermería ha demostrado ser una de las medidas más eficientes al coordinar la transición entre atención hospitalaria y el manejo en el domicilio, identificar errores en la toma de la medicación, detectar barreras en las visitas domiciliarias, educar en aspectos básicos de esta enfermedad y ofrecer un apoyo constante y un seguimiento estrecho tanto al paciente, como a su entorno sociofamiliar”.
Desde la SEMI se hace hincapié, asimismo, en que para abordar correctamente una patología como esta, se debe constituir un equipo multidisciplinar compuesto principalmente por Enfermería, Cardiología, Medicina Interna y Atención Primaria, lo que permitirá garantizar la necesaria continuidad asistencial, en donde también pueden estar implicadas otras especialidades.
Causas y tratamiento de la insuficiencia cardíaca
Otra de las preocupaciones de los internistas es que la prevalencia de la IC no deja de aumentar en gran parte derivada de la hipertensión arterial mal controlada y la cardiopatía isquémica, de larga evolución, en una población cada vez más envejecida.
“Estas enfermedades son las principales causas de IC y aún existe una insuficiente concienciación entre la población general de la importancia de establecer medidas preventivas eficaces, mediante el control de los factores de riesgo como el tabaquismo, el sedentarismo, la obesidad, el consumo excesivo de alcohol, la presión arterial, el colesterol y la diabetes mellitus, entre otros”, precisa el doctor Manzano.
Este especialistas incide en que es necesario incrementar las campañas de difusión del conocimiento entre la población general e implementar medidas que ayuden a los médicos a mejorar el control de estos factores de riesgo.
Por otro lado, los avances en el tratamiento de la IC con fracción de eyección reducida –menor del 40%- han sido considerables en las últimas décadas, no solo en cuanto al tratamiento farmacológico, sino también respecto a la implantación de dispositivos. La mortalidad en estos pacientes, aunque aún sigue siendo elevada, ha disminuido significativamente, lo que contribuye también al incremento de la prevalencia global de la IC.
Sin embargo, la IC con fracción de eyección preservada –igual o superior del 50%- supone un número cada vez mayor de pacientes, que son los de más edad y padecen más comorbilidades, y no cuenta con un tratamiento específico.
Además, el envejecimiento de la población está originando la aparición, cada vez más frecuente, de estenosis aórtica que, cuando es severa, no tiene otra opción terapéutica que el recambio valvular. Algo “imposible, en muchas ocasiones, en pacientes ancianos pluripatológicos, para los que la implantación de una válvula percutánea (TAVI) es una alternativa”, recalca el el doctor Luis Manzano, quien agrega que el envejecimiento también está provocando que la amiloidosis cardíaca senil por transtiretina sea una entidad cada vez menos rara, para la que recientemente se ha validado un esquema diagnóstico que evita la biopsia.