Actualmente existen en el mercado virtual cerca de 200.000 aplicaciones de salud para los sistemas Android e iOS. La mayoría de ellas tienen como objeto promover hábitos de vida saludables, pero también hay una parte que sirven para hacer seguimiento de enfermedades crónicas como diabetes, asma u obesidad.
A pesar de este boom de apps, que ha crecido año tras año, la Comisión Europea aún no ha determinado los requisitos que estas aplicaciones deberían cumplir antes de llegar a manos de los usuarios. Y es que, según Carme Carrion, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud y miembro del eHealth Center de la UOC, todavía es demasiado pronto para poder separar el «grano de la paja» y determinar qué apps de salud son fiables para conseguir un hábito u objetivo concreto.
No obstante, a la espera de las recomendaciones de la Comisión Europea, hay comunidades autónomas que han decidido ponerse manos a la obra y establecer sus propios requisitos de calidad y seguridad. La pionera fue Andalucía, que impulsó, mediante su Agencia de Calidad Sanitaria, el primer sello español de app saludable. Este distintivo evalúa criterios de calidad, diseño, seguridad de la información, prestación de servicios y confidencialidad de aplicaciones tanto de iniciativa pública como privada y de forma gratuita.
Cataluña es otra de las comunidades autónomas que también está trabajando en este ámbito. Así, el Departamento de Salud de esta región, mediante la Fundación TIC, está pilotando un sistema de certificación de apps. Por otro lado, la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias (AQuAS), el Mobile World Capital, la UOC y un grupo de organizaciones internacionales, entre ellas la Universidad de Tromsø (Noruega), se encuentran diseñando en estos momentos un marco global de evaluación de la salud móvil que está previsto que se publique esta primavera.
Aparte de esta labor que están haciendo las comunidades autónomas, cada año se publican listas de las aplicaciones mejor valoradas, como la iSYS score, un ranking que es elaborado a partir de las opiniones de los usuarios, desarrolladores y profesionales de la salud.
Recomendaciones para elegir la app de salud adecuada
¿Qué pasos, pues, deben seguir los usuarios para tener una mínima garantía de que la aplicación que se descarguen es de calidad? El primero ―recomienda Carrion― es hacer una búsqueda en Google sobre el producto que buscan, y posteriormente, mirar en diversos foros qué opinión tiene la gente para poder hacer una elección inicial de cuatro o cinco aplicaciones. El siguiente paso es buscar la evidencia científica de las apps seleccionadas, algo que puede hacerse con la herramienta PubMed. Y, por último, es aconsejable que al menos dos personas prueben la aplicación elegida. «Si es una app sobre el sueño, debería utilizarla alguien que tenga problemas para dormir y alguien que no para ver si se detectan diferencias», explica.
Por su parte, los promotores de apps de salud, para garantizar un producto de calidad, deberían realizar un trabajo «transversal» en el que participen tecnólogos, profesionales de la salud ―serán diferentes en función del objetivo del producto― y expertos en legislación y manejo de datos. El otro gran reto que han de afrontar es la obsolescencia que sufren estas apps. «Algunos estudios indican que un 70% de los enfermos crónicos que utilizan una aplicación para su propio cuidado o monitorización deja de usarla seis meses después de habérsela descargado», apunta la profesora de la UOC. Es más, un informe realizado por investigadores norteamericanos indica que el 80% de estas apps se abandonan en solo dos semanas. «Hay que encontrar, por tanto, una solución que resuelva su diseño y su validación con un tiempo suficiente para que puedan utilizarse sin que se queden obsoletas», concluye Carme Carrion.