Para los especialistas en aparato digestivo y geriatría reunidos en este foro la prevención y un correcto tratamiento del problema son fundamentales para evitar las graves consecuencias del estreñimiento, entre las que se encuentran la impactación fecal, que sufren el 40% de los mayores que viven en residencias.
Este estudio realizado con 510 personas institucionalizadas en residencias del País Vasco ha permitido concluir que el estreñimiento es un problema común en estos centros, pues lo sufren en el 45% de los casos. Y es que, tal y como afirma el doctor Iñaki Artaza, presidente de la Fundación de la SEGG, “se trata de uno de los grandes síndromes que afectan a las personas mayores, que supone un gasto económico elevado, tanto para los pacientes como para la sanidad, y una gran repercusión en su calidad de vida”. De hecho, ésta última se ve reducida en la misma medida que por patologías como la diabetes o la osteoartritis.
Además, se trata de una de las quejas más frecuentes en la visita al médico y un problema que suele ser mayor en ancianos, sobre todo en mujeres. Según datos de la SEGG, las personas mayores de 65 años realizan tres veces más consultas por este motivo que las jóvenes.
Entre los síntomas que puede ocasionar el estreñimiento se encuentran las náuseas y vómitos, la sensación de plenitud, dolor abdominal o rectal. Además, “puede derivar en complicaciones graves como la impactación fecal, el prolapso rectal, las hemorroides, fisuras anales y otros efectos negativos en el sistema inmune, cardiovascular y endocrino”, advierte el doctor Artaza.
Se trata de consecuencias, “que comprometen mucho la calidad de vida de estos pacientes”, añade este especialistas, que destaca además el gran gasto anual que supone para los pacientes, “ya que los laxantes no están financiados por el Sistema de Salud”, y también para la Administración Sanitaria al tener que asumir los costes derivados de las complicaciones que a menudo suponen un factor determinante para su ingreso hospitalario.
Aunque se vincula al envejecimiento, “en personas mayores, más que con la edad, se debe relacionar con otros factores como la baja ingestión de líquidos, una dieta pobre en fibra, la inmovilidad, la baja actividad física o a la dependencia para actividades físicas de la vida diaria, como la deambulación o la capacidad para vestirse”, indica el doctor Artaza. Por otro lado, también se asocia a la ansiedad, depresión o discapacidad en la función cognitiva, así como a la reducida intimidad o unos aseos inaccesibles o inadecuados.
Por otra parte, el estreñimiento suele generar “un problema frecuente de automedicación o de medicación por consejo de parafarmacia. Sin embargo, según un estudio reciente a nivel europeo, la satisfacción de los pacientes con el tratamiento es mayor cuando éstos acuden al médico para su preinscripción”, tal y como inica el doctor Enrique Rey, Jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Clínico San Carlos.
Lo importante, según este especialista, es que el abordaje preventivo “sea individualizado, porque en cada paciente concurren unas circunstancias diferentes, y se base en ajustar el estilo de vida a cada situación particular, revisar las medicaciones y preescribir el tratamiento a las dosis adecuadas para obtener el resultado deseado”. Este aspecto es fundamental ya que, según advierte, “el mayor problema en relación a esta patología es el tratamiento inadecuado pues, en el caso de las residencias, no se realiza un adecuado control de su eficacia”.
El doctor Rey ha participado en un consenso sobre el tratamiento del estreñimiento en la población general publicado en la revista International Journal of Clinical Practice. En él se concluye que con frecuencia el tratamiento se ve obstaculizado por el rechazo a hablar sobre problemas intestinales por parte de los pacientes mayores, por lo que los profesionales sanitarios deben identificar de manera proactiva aquellos que padecen estreñimiento, que se automediquen o que no reciben tratamiento. Además, refleja que los laxantes osmóticos son los más adecuados para estas personas, junto con el aumento de la fibra en la dieta, la ingesta de líquidos y la práctica de ejercicio físico si fuera posible.