Se trata de un proyecto de fisioterapia preventiva y asistencia en salud que ha sido exportado a numerosas ciudades del territorio español, Portugal e Iberoamérica y que ha permitido a la USAL desarrollar importante actividad investigadora en el ámbito de la actividad física y la cognición, la fragilidad, la capacidad oxidativa o la sarcopenia con resultados “de gran impacto publicados en revistas de prestigio”, tal y como afirma Calvo Arenillas.
En concreto, durante este curso 2016-2017 un total de 587 personas mayores están participando en el PREGE en Salamanca, distribuidas en 19 grupos y con un mayor peso del sexo femenino: 505 mujeres frente a 82 hombres. A todos ellos se les realiza una evaluación al principio y al final del programa anual y, entre octubre y junio, asisten a tres sesiones semanales de 50 minutos siguiendo el estándar mundial, con trabajos aeróbico muscular y de fuerza y resistencia.
Asimismo, a lo largo del año, y de forma paralela, se ponen en macha otros programas satélites, enfocados a la terapia ocupacional, la función respiratoria de los mayores, el refuerzo del suelo pélvico de las mujeres o el equilibrio.
Uno de los aspectos trabajados con las medidas preventivas terapéuticas propuestas por el equipo de fisioterapeutas de la USAL gira en torno al mantenimiento del suelo pélvico. Al respecto, José Ignacio Calvo recuerda que los fenómenos de incontinencia urinaria “aumentan con el tiempo” y que en mujeres está estrechamente relacionado “con el número de partos o la menopausia”. Y aunque al principio “cuesta que las personas mayores reconozcan este problema, poco a poco hemos conseguido establecer estos ejercicios de medidas terapéuticas para mejorar el tono y el control del suelo pélvico con muy buenos resultados”.
Respecto a cuestiones relacionadas con el equilibrio, los estudios desarrollados por los investigadores de manera paralela al programa revelan otro dato relevante: no es necesario realizar ejercicios añadidos para aquellos grupos de mayores “entrenados” con el programa PREGE. Como aclara el experto, “nuestra población de mayores se cae poco, los traumatismos son menos graves y si hay alguno más grave, se cura antes”.
Estás son solo dos conclusiones de los numerosos estudios que lleva a cabo este equipo de la Universidad de Salamanca, formado por diez PDI (personal investigador doctor), seis fisioterapeutas y un terapeuta ocupacional en formación encargados de la asistencia a las personas mayores.
El objetivo del equipo de la USAL no es otro que promocionar la salud en un colectivo como el de los mayores que, además, “cuesta mucho cuando se deteriora”. En este sentido, la inversión en salud que se aplique en este aspecto socio-comunitario repercutirá, además de en su bienestar social, emocional y físico, en el coste económico que puede devenir después en el caso de aparición de trastornos importantes, como caídas o roturas de cadera.
Actualmente están trabajando de varias líneas de investigación relacionadas con la actividad física y la cognición, la fragilidad, la sarcopenia, el crecimiento telomérico, la capacidad oxidativa o el metabolismo de la glucosa. “Conforme vamos desarrollando nuestro programa nos vamos dando cuenta de que podemos aportar mucho conocimiento y siempre teniendo en cuenta que no debemos hacer la actividad física de una forma descontrolada porque puede ser perjudicial”, tanto como “los efectos secundarios que pueda tener cualquier tipo de medicación”, subraya el catedrático.
En este sentido, por ejemplo, descubrieron que a los ejercicios aeróbicos que se incluían de inicio en el programa de rehabilitación había que añadirles ejercicios de resistencia y fuerza, porque “la combinación de los dos es la que influye en las condiciones metabólicas de las personas mayores”. Esto previene de alguna manera casi todos los síndromes relacionados con trastornos del movimiento y del equilibrio, síndromes neurológicos centrales o síndromes periféricos, incluso mejora la función respiratoria, y por supuesto, “la función cardiovascular, también la influencia en el aparato genitourinario y, sobre todo, previene la osteopenia”, destaca Calvo Arenillas.
Otro dato interesante fruto de este Programa fue constatar que la densidad mineral ósea de los mayores no disminuía en verano, coincidiendo con el descanso del programa, sino que por el contrario aumentaba. Así, tal y como explica Fausto José Barbero, director de la Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia, “decidimos hacer una medición también en enero y febrero y vimos que tenían un pico descendente en estos meses”. Esto permitió a los investigadores averiguar que estaba directamente relacionado con las horas de exposición al sol, por eso ahora “les recomendamos que en invierno salgan a pasear a la hora del mediodía”.
En el futuro, las investigaciones apuntan a la búsqueda de biomarcadores que expliquen cómo el aparato locomotor influye en el sistema endocrino. Y es que, como señala José Ignacio Calvo, cuando se hacen ejercicios de revitalización estamos “generando algún tipo de sustancia, hormona, molécula, que actúa a nivel general, no sólo a nivel local, eso es un camino de investigación que se desarrollará cuando tengamos acceso a algún laboratorio que quiera hacer algún biomarcador de este tipo. Estamos convencidos de que son los precursores de la hormona del crecimiento”.
La plena consolidación del programa dePrograma de Rehabilitación Geriátrica de la USAL, y sus exitosos resultados, les ha permitido llegar a países como Brasil, Chile o Portugal, donde “algunas de nuestras técnicas la están aplicando en las universidades también en colaboración con los municipios”, concluye José Ignacio Calvo, que recuerda que “siempre habrá un ejercicio físico adecuado para cada edad y para cada persona”.