Estos episodios, denominados “disfunción cognitiva postoperatoria” (DCPO) engloban un amplio conjunto de trastornos -principalmente neurológicos- que se pueden presentar en todas las personas, entre el 5 y el 50% de los casos en general y pero que tienen una especial prevalencia en el caso de las personas mayores, del 20 al 90%, ya que el mayor factor de riesgo es la edad avanzada.
En este sentido, el Dr, Martínez Calvo indica que “se trata de un trastorno que aumenta en proporción y complicaciones cuanto mayor sea la edad de la persona operada” y que depende de muchas circunstancias previas y posteriores a las operaciones quirúrgicas. “Los síntomas y efectos secundarios están relacionados sobre todo con el tipo de anestesia utilizada y la situación física, psíquica y mental del paciente y van el delirio leve, transitorio, hasta el deterioro cognitivo permanente”.
Respecto al origen, este especialista firma que “no existe una causa clara ni definida para que se produzca la DCPO. A día de hoy tenemos la plena constancia de que estos riesgos y efectos secundarios se producen, pero no conocemos ni las causas, ni el proceso, la afectación o cómo se producen y por qué se generan en unas personas sí y en otras no”. Y advierte que estos trastornos “se producen solo en el caso de anestesia general y su afectación es mayor y más probable cuando la persona tiene previamente alguna enfermedad relacionada con el deterioro cognitivo”.
Entre las posibles causas de la DCPO, el Dr. Martínez Calvo señala que “cuando la persona envejece, aunque casi todos sus sistemas orgánicos y básicos para que se desarrollen las funciones básicas de la vida siguen funcionando, suele reducirse la reserva de la capacidad para funcionar a pleno rendimiento y, sobre todo, para compensar el estrés fisiológico”. Por ello, y teniendo en cuenta que, para las personas mayores una intervención quirúrgica suele representar siempre un estrés, “se produce un aumento de las complicaciones del postoperatorio en las personas de edad avanzada”.
Este trastorno resulta más frecuente en el postoperatorio de la cirugía cardiovascular y una vez transcurridos diez días desde la operación, y que en su aparición influyen ciertos factores de riesgo: antecedentes preoperatorios como un bajo nivel intelectual, alcoholismo, tabaquismo y carencias nutricionales o una mala dieta. El estudio y concreción de los factores de riesgo son importantes porque algunos de ellos pueden ser modificados en distinto grado en el preoperatorio o en el postoperatorio con lo cual podrían evitarse en mayor o menor medida.
No obstante, la prevalencia de la DCPO puede reducirse con el transcurso del tiempo. Así, a los tres meses de la operación, la DCPO podría disminuir hasta el 10%; a los seis meses al 5% y a los doce meses, hasta el 1%. Curiosamente la cirugía con la que menos disminuye la DCPO es la cardiaca, ya que en la mayoría de los casos, y pasados tres meses, aún podría variar entre el 30 y 80% de afectación.
En este sentido, el coordinador del servicio de Geriatría del Hospital Universitario Lucus Augusti afirma que queda “un largo camino por recorrer” y confía en que los estudios e investigaciones, si no llegan a suprimirse con los recortes, podrán lograr un protocolo de intervención para evitar las complicaciones de la DCPO.