La enfermedad tromboembólica venosa (ETV) es la tercera causa de muerte vascular en España, después del infarto de miocardio y el ictus, afectando a buena parte de la población española. Si bien es cierto que en los últimos años ha ido disminuyendo su prevalencia, esta enfermedad sigue teniendo una incidencia importante debido, entre otras cuestiones, a los factores de riesgo que la ocasionan: las inmovilizaciones, las intervenciones quirúrgicas, el embarazo, los tratamientos con estrógenos, las intervenciones mediante catéteres, etc. puesto que todas estas circunstancias facilitan la formación de coágulos sanguíneos.
Pero no solo estos factores de riesgo son los que pueden provocar ETV, sino que también se relaciona con otras enfermedades que facilitan su aparición, siendo una de estas el cáncer. Así, uno de cada cinco pacientes con enfermedad tromboembólica venosa padece cáncer, y uno de cada 15 pacientes con cáncer tendrá ETV, “debido a que los tumores espesan más la sangre y ello facilita su coagulación”, señala el doctor Manuel Monreal Bosch, coordinador del Grupo de Enfermedad Tromboembólica Venosa de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
La ETV también se puede presentar junto a otras comorbilidades adicionales, como la diabetes, la insuficiencia renal, la neoplasia oculta o el síndrome antifosfolípido, entre otras. En este sentido, la asistencia por parte del médico internista a los pacientes con ETV resulta fundamental, ya que son los encargados de facilitar información sobre ello “de la forma más objetiva posible y evitar así que se produzca una demora en la detección de la enfermedad o, incluso, la aplicación de un tratamiento inadecuado”, explica el experto.
Embolia pulmonar
La embolia pulmonar es una de las manifestaciones más comunes de ETV y consiste en un bloqueo súbito de una arteria pulmonar “por un coágulo dentro de una vena que impide el paso normal de la sangre a través de ella –provocando dolor y engrosamiento de la extremidad afectada– que, en ocasiones se rompe y se dirige al pulmón”, indica el especialista, quien añade que esta enfermedad “es más frecuente en gente mayor, pero también se presenta de forma importante en mujeres embarazadas o que toman estrógenos, o en hombres con traumatismos o con trombofilia grave”.
Algunos de los síntomas que presenta la embolia pulmonar pueden incluir falta de aire, dolor torácico o tos con sangre, por lo que el objetivo del tratamiento es acabar con los coágulos existentes e impedir la formación de otros nuevos. También el síncope es otro de los principales síntomas de la embolia pulmonar, que se presenta en uno de cada diez pacientes con esta enfermedad y, según afirma el doctor, “su origen se asocia a una peor respuesta al tratamiento por parte del paciente”.
Registro Informatizado de Pacientes con Enfermedad Tromboembólica (RIETE)
El Registro Informatizado de Pacientes con Enfermedad Tromboembólica (RIETE), en el que el participa el Grupo de ETV de la SEMI, es el mayor registro en esta enfermedad que existe en la actualidad, con datos de más de 71.000 pacientes de más de 25 países en todo el mundo y que ha generado más de 130 artículos publicados en revistas científicas de alto nivel.
La embolia pulmonar es una de las manifestaciones más comunes de la enfermedad tromboembólica venosa y consiste en un bloqueo súbito de una arteria pulmonar por un coágulo de sangre que se desplaza hasta el pulmón
Este estudio, que ha proporcionado claves en cuanto a la epidemiología, diagnóstico, tratamiento y pronóstico de la enfermedad tromboembólica venosa, también ha conseguido demostrar que “en estos años, la mortalidad de nuestros pacientes ha ido disminuyendo progresivamente”, señala el doctor Manuel Monreal.
Se trata de una base de datos internacional a la que se le añade información sobre los pacientes, lo que contribuye a conocer mejor la historia natural de la enfermedad. Este estudio es un proyecto multidisciplinar que se inició en 2001 y cuyo objetivo es proporcionar información que ayude a los profesionales sanitarios a conocer los subgrupos de pacientes que raramente entran en los ensayos clínicos, como mujeres embarazadas, pacientes muy ancianos o con pesos extremos, entre otros.
Las principales variables recogidas en el registro incluyen detalles de las características clínicas de los pacientes, así como el tipo, dosis, duración y evolución del tratamiento antitrombótico que se les administra. Con ello se trata de mejorar su asistencia y contribuir a una adecuada toma de decisiones por parte de los facultativos.
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