En ocasiones, “la sensibilidad social y profesional ante los síntomas iniciales de demencia en las personas más mayores no es siempre la ideal. Esto provoca, a menudo, la confusión de dichos síntomas con el proceso de envejecimiento. Todo esto contribuye a la existencia de altas tasas de retraso e infradiagnóstico de la demencia en las personas mayores”, comenta la doctora Naiara Fernández, médico geriatra de Igurco Servicios Sociosanitarios de Grupo IMQ.
Esta experta recuerda que en la enfermedad de Alzheimer, “el diagnóstico temprano se considera coste-efectivo”. Ante los nuevos descubrimientos científicos, la geriatra aboga por la adopción de medidas a diferentes que niveles que “pueden contribuir a retrasar el deterioro cognitivo y la progresión de la demencia”. La ciencia apunta a que estas medidas serán tanto más efectivas cuando más precozmente se adopten.
Para la médico geriatra, los pacientes y sus familiares “tienen derecho a un diagnóstico temprano de su enfermedad, que les posibilite la planificación de su vida con esta patología y la toma de decisiones relevantes cuando aún están en condiciones de tomarlas”. Y es que, según estimaciones de la Sociedad Española de Neurología, solo el 20% de los pacientes son diagnosticados en la fase leve de su enfermedad. Los expertos apuntan a que hasta un 30% de los pacientes podrían estar sin diagnosticar.
En este sentido, la doctora Naiara Fernández, reivindica la importancia de la figura del médico geriatra para paliar este déficit y retraso en el diagnóstico de las demencias entre las personas mayores.
esta experta destaca que investigaciones científicas recientes “muestran claramente los beneficios que tienen para estas personas el seguir los consejos que los geriatras llevamos recomendando desde hace años para el mantenimiento de un envejecimiento saludable. El mantenimiento de una dieta adecuada a las especiales características de las personas mayores; la realización regular de ejercicios de fuerza, resistencia y equilibrio; la práctica de ejercicios cognitivos de razonamiento, memoria, etcétera; el fomento de las relaciones sociales y, por último, un seguimiento periódico y constante de los factores de riesgo cardiovascular ,han demostrado que pueden mejorar o mantener el funcionamiento cognitivo en estos casos”.
Síntomas del Alzheimer:
Fase inicial: pérdida de memoria, y desorientación temporal y espacial.
Fase intermedia: pérdida de fluidez en el lenguaje, dificultad para vestirse y necesidad de ayuda para realizar actividades cotidianas.
Fase avanzada: dependencia, la persona mayor no habla, no reconoce a familiares y amigos, incontinencia, inmovilidad progresiva y complicaciones como ansiedad, angustia, agresividad o depresión.
Cabe recordar que las demencias, entre las que se encuentran la enfermedad de Azheimer, afectan a una de cada diez personas de más de 65 años y a una de cada tres entre las mayores de 85 años. Se calcula que, en el País Vasco, unas 45.000 personas pueden padecer demencia. A esta cifra hay que sumar otras 135.000 personas que, aproximadamente, se dedican al cuidado en familia. A estas relevantes cifras hay que añadir que “alrededor del 75% de los pacientes con demencia rondan o superan los 80 años”, concluye la médico geriatra de Igurco.