Cuidar a un familiar con Alzheimer es un hecho sobrevenido para el que nadie está preparado. Sin el apoyo necesario, tal y como advierten desde la Fundación Pasqual Maragall, afrontar dicha realidad acostumbra a desencadenar problemas físicos y psicológicos asociados al estrés, la ansiedad, la depresión o la frustración. Es lo que se conoce como síndrome de sobrecarga del cuidador o síndrome del cuidador quemado.
En la gran mayoría de casos, la atención directa recae en el cónyuge del enfermo o, en menor medida, en algún hijo o hija. Tal como afirma la Dra. Sandra Poudevida, psicóloga de la Fundación Pasqual Maragall, “la dedicación al enfermo, prácticamente exclusiva, provoca un gran agotamiento físico y mental, unido al agravante emocional de sentir como un ser querido se va perdiendo en vida”, lo que provoca que la vivencia sea aún más difícil de gestionar.
Ante esta situación, la mayoría de los cuidadores acaban sufriendo problemas físicos y psicológicos. “Los cuidadores se encuentran tan desbordados que acaban relegando a un segundo plano su salud física y mental. Un hecho que les convierte en enfermos ocultos”, explica la Dra. Poudevida. Para prevenir la sobrecarga es importante detectarla lo más pronto posible, y procurar reconducir la situación. En este sentido, esta experta recalca que “resulta clave conocer bien la enfermedad y sus síntomas, saber gestionar las propias emociones, pedir ayuda cuando sea necesario y encontrar espacios para uno mismo”.
Así, los principales indicios para sufrir el síndrome de sobrecarga del cuidador son:
· Cansancio persistente
· Problemas de sueño
· Disminución o abandono de las aficiones
· Desinterés por vivir nuevas experiencias
· Irritabilidad elevada
· Dolores o molestias sin tener ningún problema de salud aparente
· Aislamiento social
· Consumo de ansiolíticos y/o antidepresivos
· Niveles de estrés y/o ansiedad elevados
Aprender a vivir y entender la enfermedad
Para apoyar a estos cuidadores y mejorar su calidad de vida, la Fundación Pasqual Maragall dispone de un programa de grupos terapéuticos para cuidadores de enfermos de Alzheimer.
Desde el inicio del programa, en 2011, más de 420 cuidadores han adquirido conocimientos, herramientas y recursos para mejorar la calidad de vida y la atención que prestan a la persona enferma. “Me ha ayudado en todos los aspectos: conocer a fondo la enfermedad, intercambiar impresiones con otros cuidadores y aprender a concentrarme y relajarme”, explica Antoni Font, que cuida de su mujer desde hace más de 6 años.
Durante las sesiones, los participantes comparten sus experiencias y abordan temas como conocer bien la enfermedad y su evolución, y aceptar la realidad de cada momento; comprender sus síntomas y los cambios de conducta que generan en el afectado; aprender a pedir ayuda; cómo comunicarse con el enfermo; reconocer y saber gestionar las propias emociones y sentimientos; recuperar la propia identidad, más allá del rol de cuidador; aprender a relajarse y cuidar la propia salud física y mental, etc.
En total, la Fundación Pasqual Maragall ha realizado 47 grupos terapéuticos gratuitos en 27 centros de la geografía española. Los grupos consisten en una terapia psicológica grupal, dirigida por un terapeuta profesional, y dividida en 14 sesiones de hora y media. El objetivo de la terapia es prevenir y paliar la sobrecarga a la que están sometidos los cuidadores para mejorar su bienestar. Los terapeutas enseñan a comprender la enfermedad y convivir con ella de forma serena, digna y controlada.
“Tras asistir a estas sesiones, los participantes nos manifiestan mejoras en aspectos como el nivel de sobrecarga, la ansiedad, la depresión, la calidad de vida y el apoyo social que perciben”, explica la Dra. Poudevida.
Los interesados pueden informarse sobre el síndrome del cuidador a través del blog Hablemos del Alzheimer, creado por la Fundación.