Un artículo de Rosa Robles Moreno,
Trabajadora social de IMQ Ayuda
La adaptación del entorno en el que se vive y las ayudas técnicas son medidas útiles que pueden paliar o mitigar el grado de dependencia de las personas mayores o con alguna diversidad (funcional, cognitiva, auditiva, visual o de comunicación), haciendo su vida más segura, sencilla e independiente.
Adaptación del hogar
Se pueden realizar diferentes adaptaciones en la vivienda con el objetivo de aumentar la seguridad de la misma (evitar caídas, por ejemplo), facilitar la deambulación (aumentando el ancho de las puertas para las sillas de ruedas, etc.), eliminando peligros (por ejemplo, retirando alfombras en casos de dificultad en la marcha), disponiendo elementos de seguridad (colocando asideros o pasamanos en determinados puntos de la casa), posibilitando la realización segura de actividades básicas (suelo antideslizante en el baño y duchas adaptadas) y, en definitiva, incrementando la calidad de vida y la seguridad dentro del hogar.
Se debe dar prioridad a las soluciones sencillas. Por ejemplo, es más fácil trasladar un dormitorio a la parte baja de una casa que instalar un ascensor. Asimismo, se debe plantear si hay algún aspecto de la reforma del hogar que puede hacer algún familiar habilidoso, así como realizar las reformas poco a poco y aprovechando cada actuación en una zona para cambiar todo lo que sea conveniente de cara al futuro.
Por otro lado, algunos cambios, por razonables que parezcan, pueden afectar a la persona mayor en gran medida por su alto valor sentimental; en estos casos, no se deben imponer los cambios. La persona mayor debe recibir explicación y justificación de todo y consentir libremente las reformas.
Ayudas técnicas
En lo referente a ayudas técnicas para facilitar la movilización, se ha de empezar por emplear un calzado adecuado, con suelas gruesas y flexibles, mejor de goma que de cuero, con anchos especiales si es preciso y con un sistema de cierre adecuado para el usuario. En cuanto a los bastones, deben tener una altura similar a la cadera (trocánter del fémur) y mejor si son regulables, con una empuñadura amplia, capaz de soportar el peso del usuario y con conteras de goma de fácil repuesto. Los andadores son más estables que los bastones. Los hay plegables, con frenos y con pequeñas repisas para sentarse o llevar alguna bolsa con compra. No son recomendables para pacientes con párkinson.
Por su parte, las sillas de ruedas presentan una amplia gama de elección: desde manuales -sencillas y baratas- hasta eléctricas con un coste de miles de euros. Para situaciones concretas, se pueden alquilar e, incluso, existen subvenciones de la Seguridad Social u otros servicios públicos foral de orientación y préstamo de productos de apoyo para la autonomía personal, en algunos casos.
Por otro lado, existen ayudas técnicas que facilitan la higiene y el vestido. Si se dispone de bañera, existen tablas de baño que permiten ducharse sentado. Igualmente, para los platos de ducha, existen sillas adaptadas para facilitar el aseo sentado. También se dispone de grifos prácticos, monomando de palanca larga e, incluso, eléctricos, que pueden ser adecuados a personas con artrosis severa en las manos. Otro elemento útil son las pinzas de mango largo que se manejan desde una empuñadura y cuentan con pinzas curvas, recubiertas de goma antideslizante para agarrar objetos.
En lo concerniente a la vestimenta, es conveniente elegir prendas amplias y con aberturas grandes. La ropa abierta por la espalda se pone fácilmente y con ella se puede vestir a una persona tanto si está de pie como sentada o tumbada. Antes de comprar una prenda de algodón, se ha de comprobar que lleva al menos un 50% de fibra y descartar aquellas que tienen más de un 30% de seda, lino, lana o rayón. Si la persona tiene dificultades para abrochar botones o cremalleras, es mejor sustituirlas por cierres de velcro. Y si la persona es incontinente y es necesario el uso de pañales, es conveniente usar pantalones amplios y fáciles de desabrochar (velero o con goma en la cintura), que permiten el cambio sin necesidad de desvestir a la persona.