Los casos de gripe siguen incrementándose en nuestro país, y solo última semana de 2017 la incidencia creció un 72,2% con respecto a la semana anterior, hasta los 208,2 casos por cada 100.000 habitantes, según datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III.
De hecho, la difusión de la enfermedad es ya epidémica en prácticamente todas las regiones españolas. Las Comunidades más afectadas son Asturias (735,7 casos por 100.000 habitantes); Castilla y León (272,5), Cataluña (248,5), Cantabria (245,6), Aragón (243,1) y País Vasco (224,5).
La gripe es una infección vírica causada por el virus ‘Influenza’. Es una enfermedad altamente contagiosa que puede afectar a niños o adultos de cualquier edad. “Se presenta en forma de brotes epidémicos, habitualmente durante los meses fríos, y se transmite fácilmente de persona a persona al toser o estornudar”, explica la Dra. Lucía Alvela, especialista en Medicina Interna del Hospital HM Rosaleda de Santiago de Compostela.
Los síntomas más comunes de la gripe son la aparición de fiebre por encima de 37,8º, dolor de cabeza y dolor muscular. Generalmente, la mejoría se produce en un período de dos a cinco días, aunque la enfermedad puede durar una semana o más. La debilidad y el malestar general pueden persistir durante varias semanas.
En determinados grupos de riesgo como niños menores de 5 años (y sobre todo menores de 2 años), mayores de 65 años, embarazadas, pacientes con patología respiratoria previa o inmunodeprimidos, la gripe puede provocar sintomatología más grave. La complicación más habitual suele ser la neumonía o infección pulmonar. Por otra parte, hay que tener en cuenta que, en ocasiones, aparecen síntomas similares a los del resfriado, con tos, secreción nasal o dolor de garganta.
Ante la sospecha de que podrían padecer la gripe, los pacientes deben permanecer en casa e intentar tomar abundantes líquidos. Se recomienda el uso de antitérmicos como el paracetamol para la mejoría sintomática y el control de la fiebre. Dado que se trata de una infección vírica, el uso de antibióticos no está indicado. En determinados pacientes con riesgo aumentado de complicaciones, podría ser necesario el uso de antivíricos, siempre bajo prescripción médica.
Se recomienda cubrirse la boca y nariz con el codo cuando se tosa o se estornude y, en la medida de lo posible, es aconsejable no entrar en contacto con las personas afectadas que estén viviendo los primeros días del proceso. “Es recomendable lavarse las manos con frecuencia, utilizar pañuelos desechables, evitar aglomeraciones de gente en lugares cerrados y no fumar”, recomienda la Dra. Lucía Alvela.
Desde HM Hospitales aconsejan visitar al médico en caso de presentar dificultad respiratoria, dolor torácico, alteración del nivel de conciencia o datos de deshidratación tales como mareo o escaso volumen de orina. También es aconsejable acudir en caso de que la fiebre persista durante un período superior a una semana ,y en el caso de los grupos de riesgo mencionados, siempre se aconseja consultar con su médico habitual.
Vacunación antigripal en personas mayores
Un reciente estudio del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), pone de manifiesto la efectividad de las vacunaciones repetidas para evitar los casos más graves y la mortalidad por el virus de la gripe. Concretamente, en personas mayores el efecto de la vacunación antigripal para prevenir casos graves de gripe duplica al efecto para prevenir los ingresos por gripe de menor gravedad.
La investigación llevada a cabo en 20 hospitales de Andalucía, Cataluña, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Madrid, Navarra y País Vasco muestra cómo la vacunación durante varias temporadas en personas mayores tiene un alto efecto protector frente a las formas graves de gripe (ingresos en UCI y fallecimientos), el doble del efecto observado para prevenir los ingresos por gripe de menor gravedad.
De hecho, el efecto de la vacunación para prevenir formas graves podría ser mayor del estimado en estudios previos de evaluación de la vacunación antigripal. Los nuevos resultados muestran que los pacientes mayores de 65 años vacunados en la temporada de estudio y en temporadas anteriores tuvieron una protección del 31% para prevenir ingresos hospitalarios por gripe no grave, un 74% para evitar ingresos en UCI, y un 70% para prevenir fallecimientos asociados a la gripe, en comparación con aquellos pacientes que no se habían vacunado en la temporada de estudio ni en las tres anteriores.
Además, en aquellos pacientes en los que la vacuna no logró evitar la infección por gripe y requirieron ingreso en hospitales, la vacuna redujo en un 55% el riesgo de padecer formas clínicas graves por este virus.
La investigadora Ángela Domínguez concluye que “los resultados de este estudio refuerzan la recomendación de vacunarse contra la gripe para las personas mayores y la importancia de hacerlo cada nueva temporada para poder evitar hospitalizaciones y mortalidad asociadas a este virus.”