Investigadores del CSIC, la Universidad Autónoma de Madrid y del Centro de Investigación en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED) han descubierto un mecanismo que protege a las neuronas del daño provocado por el ictus o infarto cerebral, o por otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson o la epilepsia, lo que abre la posibilidad de novedosos desarrollos en fármacos y terapias.

Un mecanismo conocido como excitoxicidad actúa directamente sobre las neuronas, provocando su muerte, al sufrir ictus o infarto cerebral, y en el caso de enfermedades neurodegenerativas como la epilepsia, el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o la esclerosis múltiple.
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La imagen de la izquierda muestra neuronas muertas por estímulos neurotóxicos, y la de la derecha neuronas que sobreviven al estímulo neurotóxico en presencia de la proteína PKD

Y es que las neuronas, que sufren oxidación como resultado natural del envejecimiento, tienen mecanismos de resistencia que les permiten sobrevivir y continuar funcionando a lo largo de la vida de una persona. Pero estos mecanismos desaparecen en un cerebro que ha sufrido daños agudos, como los producidos por el ictus, o pierden paulatinamente efectividad en enfermedades como el Alzheimer. Con la desaparición o deterioro del mecanismo, las neuronas quedan desprotegidas y expuestas a daños irreversibles.
Los investigadores del CSIC, CIBERNED y de la UAM han descubierto gracias a este trabajo, fruto de la colaboración entre estas instituciones españolas y otras de Alemania y Reino Unido, que la proteína kinasa D (PKD) es clave en la supervivencia neuronal, porque la excitoxicidad actúa directamente sobre ella, desactivándola. Además, han diseñado una forma mutada de la PKD, que genera un nivel muy alto de protección para las neuronas haciéndolas más resistentes a la oxidación patológica.

El trabajo, publicado recientemente en la prestigiosa revista Nature Communications, constituye un hito científico en la comprensión de los procesos patológicos neuronales. No obstante, “es necesaria la cautela, y los fármacos y terapias dirigidas a proteger o potenciar el efecto neuroprotector de la PKD deberán ser altamente selectivos para evitar estimular la supervivencia no deseada de otro tipo de células, indica la Dra. Teresa Iglesias, directora del grupo Nuevas Dianas en Neurodegeneración y Neuroprotección en CIBERNED y en el Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, e investigadora principal del proyecto.
Tal y como advierte esta experta, “esta proteína, que ayuda a la supervivencia neuronal, está muy potenciada en células cancerosas y favorece su crecimiento desmedido”. Así, el uso de fármacos que inhiban la proteína podría ser muy eficaz en tratamientos antitumorales y, al mismo tiempo, promover un deterioro neuronal.
El descubrimiento del mecanismo y el desarrollo por parte del grupo de Iglesias de la proteína “de diseño” abren la puerta a terapias que permitirán ralentizar la pérdida neuronal que ocurre con el envejecimiento o en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, enfermedad que afecta a unos 35 millones de personas en el mundo y constituye un problema social y de salud, tanto por las consecuencias para los pacientes y sus familias como por los crecientes costos para los sistemas de salud.