Así parece afirmarlo un estudio del Brigham and Women’s Hospital de Boston en el que se ha analizado la asociación de beta amiloide cerebral y medidas longitudinales de depresión y síntomas depresivos en adultos mayores cognitivamente normales.
Las conclusiones de este trabajo, publicadas en The American Journal of Psychiatry, sugieren que niveles más altos de beta amiloide pueden estar asociados con el aumento de los síntomas de ansiedad en estos individuos. Estos resultados respaldan la teoría de que los síntomas neuropsiquiátricos podrían ser un indicador temprano de la Enfermedad de Alzheimer.
Tal y como indica la Doctora Nancy Donovan, psiquiatra geriátrico del Brigham and Women’s Hospital y autor principal de este estudio, “en lugar de solo considerar solo la depresión como marcador principal, observamos síntomas específicos como la ansiedad. Cuando se compara con otros síntomas de depresión, como tristeza o pérdida de interés, los síntomas de ansiedad aumentaron con el tiempo en aquellos con niveles de beta amiloide más altos en el cerebro”.
A juicio de esta experta, esto sugiere “que los síntomas de ansiedad podrían ser una manifestación de la Enfermedad de Alzheimer antes del inicio del deterioro cognitivo». Si más investigaciones corroboran la ansiedad como un indicador temprano, sería posible no solo identificar lo antes posible a los pacientes, sino también tratar la enfermedad y potencialmente ralentizar o prevenir el proceso desde el principio. «Como la ansiedad es común en las personas mayores, el aumento de los síntomas de ansiedad puede ser más útil como marcador de riesgo en adultos mayores asociada a otros indicadores genéticos, biológicos o clínicos de alto riesgo de Alzheimer».
Para la realización del estudio los investigadores obtuvieron datos del Harvard Aging Brain Study, un estudio observacional de adultos mayores voluntarios destinado a definir los cambios neurobiológicos y clínicos en la Enfermedad de Alzheimer en fase temprana. Se incluyeron 270 personas, hombres y mujeres cognitivamente normales entre 62 y 90 años de edad, sin trastornos psiquiátricos activos, que también se sometieron a estudios de imagen iniciales utilizados comúnmente en estudios de Alzheimer, y evaluaciones anuales con la Escala de Depresión Geriátrica (GDS) de 30 ítems, una evaluación para detectar la depresión en adultos mayores.
Los investigadores analizaron durante un periodo de cinco años los marcadores totales de GDS y los marcadores de los tres síntomas de depresión agrupados: apatía-anhedonia, disforia y ansiedad. A partir de los datos obtenidos se descubrió que una mayor carga de beta amiloide en el cerebro se asociaba con el aumento de los síntomas de ansiedad a lo largo del tiempo en adultos mayores cognitivamente normales.
Los resultados sugieren que el empeoramiento de los síntomas de ansiedad-depresión puede ser un pronosticador temprano de niveles elevados de beta amiloide y, a su vez de Alzheimer, y respaldar la hipótesis de que los síntomas neuropsiquiátricos emergentes representan una manifestación temprana y preclínica de la Enfermedad de Alzheimer.
Ahora es necesario un seguimiento longitudinal adicional para determinar si estos síntomas depresivos crecientes dan lugar a estados clínicos de depresión y demencia de la Enfermedad de Alzheimer a lo largo del tiempo.
Para más información sobre este estudio:
Donovan et al. «Asociación longitudinal de beta amiloide y síntomas ansioso-depresivos en adultos mayores cognitivamente normales» The American Journal of Psychiatry DOI: 10.1176 / appi.ajp.2017.17040442 https://ajp.psychiatryonline.org