Cuatro de cada diez personas mayores con diabetes desarrollan una retinopatía diabética, uno de los problemas de salud ocular más frecuentes en este colectivo. Por este motivo, es necesario que las personas mayores que presenten diabetes se efectúen un examen de fondo de ojo anualmente para detectar la aparición de esta enfermedad.
Esta fue una de las ideas desarrolladas por la Dra. Naiara Fernández, responsable Asistencial de Igurco Servicios Sociosanitarios de Grupo IMQ, durante su conferencia “Valoración geriátrica integral: definición de objetivos por áreas en el abordaje de la limitación visual”, impartida recientemente en el Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología (ICQO) de Bilbao.
Según recordó está experta “el cribado de estos aspectos, de forma regular, es esencial. Por ejemplo, no hay que olvidar que la mitad de las personas mayores que tienen diabetes, desconocen que la padecen y, por ello, si no son controlados de forma regular, el riesgo de presentar una insuficiencia visual, entre otros muchos aspectos de salud, se incrementa”.
La responsable Asistencial de Igurco recomendó realizar una valoración geriátrica integral de la persona mayor con limitación visual , ya que “mediante la consideración de las área clínica, funcional, cognitiva y social de la misma, podemos establecer aquellos objetivos a conseguir tras la corrección de la patología causante de limitación visual; siendo el objetivo principal de la intervención la promoción de la autonomía, unos mejores resultados de salud, y, en definitiva, la mejoría de la calidad de vida del paciente mayor”.
La valoración geriátrica integral (VGI) es un proceso diseñado desde la geriatría y la gerontología, para identificar y cuantificar los problemas físicos, funcionales, sociales y psíquicos que presenta la persona mayor, con el objeto de desarrollar un plan de tratamiento y seguimiento de dichos problemas. Esta herramienta se acompaña de escalas de valoración, que permiten obtener una comprensión integral del estado de salud del mayor, ya que evalúan también los aspectos biopsicosociales relevantes.
Problema derivados de la pérdida visual
La geriatra de Igurco Servicios Sociosanitarios insiste en de la necesidad de contextualizar los problemas de salud y relacionarlos con el estado físico y vital del mayor. “Por ejemplo, ante una pérdida de agudeza visual no diagnosticada, desde la geriatría nos planteamos que esa persona mayor se encuentra con un riesgo alto de sufrir una caída y, consecuentemente, de tener una rotura de cadera que puede ver comprometida no sólo su calidad de vida y su salud, sino su propia capacidad para valerse por sí misma; es decir, su autonomía”.
«Está comprobado que la pérdida de visión no sólo incrementa el riesgo de caídas y de dependencia, sino que influye muy negativamente en la aparición de trastornos como la depresión, alteraciones de la nutrición y hastío vital derivado de la incapacidad de realizar actividades habituales o placenteras como pueden ser pasear, leer o coser, por poner unos ejemplos cotidianos”, advierte la geriatra.
En la retinopatía diabética, los vasos sanguíneos que riegan y nutren el fondo del ojo se pueden ver afectados por la diabetes, “afectando de manera directa a la visión. En la diabetes, además, tenemos la retinopatía diabética proliferativa y el edema macular diabético”, aclaró la médica geriatra.
Cabe recordar que pese a que el 23% de los pacientes con diabetes desarrollará retinopatía diabética (una de las principales causa de ceguera) cinco años después del diagnóstico sólo entre un 20 y un 30% de diabéticos se somete a una revisión anual de retina para detectar signos de retinopatía, según datos de la Federación Española de Diabetes (FEDE).
Las cifras señalan que el 23% de los pacientes con diabetes desarrollarán esta patología 5 años después del diagnóstico, el 60% la padecerán a los 10 años y el 80% a los 15 años. Además, más de la mitad de ciegos por diabetes nunca habían acudido al oftalmólogo, resaltan desde la FEDE.
Más frecuente que los problemas anteriores es la presbicia o vista cansada, que es la enfermedad visual más prevalente entre la población mayor, producida durante el proceso normal de envejecimiento por la pérdida de elasticidad del cristalino, señala la Dra. Naiara Fernández.
También, una patología muy habitual en la salud visual de los mayores son las cataratas, con unas cifras de prevalencia de uno de cada dos personas mayores de 65 años. En esta patología, el cristalino sufre una caída en su transparencia, lo que se traduce en una pérdida de nitidez en la visión y en la distorsión de los colores.
En el glaucoma, es el nervio óptico el que sufre el daño. Es una importante causa de ceguera y, por ello, el diagnóstico precoz es esencial. En este sentido, son grupos de riesgo las personas mayores, las personas con una gran miopía y las personas con antecedentes familiares de glaucoma.