Un artículo de Laura Alemán Arteaga
Responsable de Comunicación de la Federación Española de Diabetes FEDE
La alimentación equilibrada es uno de los tres pilares de un buen control de la diabetes, junto con la práctica de ejercicio físico y el tratamiento farmacéutico, cuando este es pautado por los profesionales sanitarios. No obstante, lograr llevar una dieta equilibrada, en la que se incluya una buena hidratación, no siempre es sencillo, y las necesidades de cada persona van cambiando a lo largo de la vida.
Por esa razón, es importante adaptar la alimentación e hidratación de las personas mayores con diabetes a sus necesidades nutricionales, de forma que los pacientes se encuentren sanos y que su alimentación pueda contribuir a un buen control de sus niveles de glucosa en sangre, algo esencial para prevenir las temidas complicaciones de la patología (retinopatía, accidentes cardiovasculares, pie diabético, etc.) y evitar subidas y bajadas bruscas de su glucemia (hipoglucemias e hiperglucemias).
A su vez, una alimentación equilibrada contribuirá a reducir los problemas de sobrepeso e hipertensión, habituales entre las personas con diabetes tipo 2, con la consecuente mejora del estado general de salud. Y es que, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), entorno al 50,2% de las personas con diabetes padecen sobrepeso y el 83,3% hipertensión.
Es importante mencionar también que una nutrición adecuada no solo será la base de un buen control de la enfermedad, sino también una vía para prevenir el desarrollo de diabetes tipo 2 en las personas que aún no padecen la patología, pero que presentan ciertos factores de riesgo. El estudio Di@betes, publicado en 2012, apuntaba a que el 37,4% de los hombres y el 41,3% de las mujeres mayores de 76 años presenta diabetes; pero, además, un 16,9% de los hombres y el 20,2% de las mujeres en esta misma franja de edad presentan algún tipo de tolerancia alterada a la glucosa (IGT, según sus siglas en inglés), lo que puede indicar un estado de prediabetes. Por lo tanto, nunca es tarde para cuidar de la salud y prevenir el desarrollo de la enfermedad.
Alimentación equilibrada
Una primera consideración a tener en cuenta es que el gasto energético tiende a disminuir con el envejecimiento, lo que implica una necesidad menor en cuanto a la ingesta de calorías. A nivel general, se calcula que esta necesidad disminuye un 10% por cada 10 años cumplidos a partir de los 60 años.
En segundo lugar, además de tener en cuenta la cantidad total de calorías que se consumen diariamente, que dependerá en buena parte de las necesidades nutricionales de cada persona y su nivel de actividad física, será importante poner el foco en la composición de macronutrientes de la dieta. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda seguir las siguientes proporciones: 50%-55% de hidratos de carbono, 30%-35% de grasa y 10%-12% de proteínas.
Pero más allá de estas recomendaciones, la vía más adecuada para lograr una buena nutrición en nuestros mayores es fomentar una dieta variada y equilibrada, dividida en 4 ó 5 comidas diarias, sencilla de elaborar y digerir y en la que se encuentre un equilibrio entre los gustos personales y las necesidades nutricionales de cada persona. Un buen ejemplo de este tipo de alimentación es la Dieta Mediterránea.
Prestar atención a la nutrición de nuestros mayores
será esencial, ya que durante esta etapa de la vida se producen una serie de cambios
en el organismo, a los que se debe prestar atención, para
evitar la desnutrición. Son, por ejemplo: los problemas de la salud dental y
una menor producción de saliva; la pérdida de apetito derivada de cambios en la
regulación de ciertas hormonas; o la pérdida de movilidad y habilidades para la
preparación de los alimentos, según señala la Dra. Montse Queralt.
En este sentido, la Federación Española de Diabetes (FEDE) puso en marcha en 2016 una campaña, junto con la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) para detectar el riesgo de desnutrición en personas mayores con diabetes. A través de esta iniciativa se detectó, por medio de 1.078 entrevistas en farmacias comunitarias, que un 7,05% de las personas mayores de 65 años presenta malnutrición y un 33,7% se encuentran en riesgo de malnutrición, datos que aumentan entre las personas que padecen diabetes. Esta cuestión también ha sido denunciada desde la Alianza Más Nutridos, formada por sociedades científicas y agrupaciones de asociaciones de pacientes, como el Foro Español de Pacientes (FEP), del cual FEDE forma parte.
Hidratación
Una correcta ingesta de agua es esencial a lo largo de toda la vida, pero en la tercera edad adquiere una importancia mayor si cabe, al facilitar la función de los riñones y del tracto intestinal, que puede verse deteriorada con la edad. A nivel general, al igual que en las personas adultas, en la tercera edad se recomienda ingerir en torno a 2 litros de líquidos cada día, incluyendo zumos, caldos, infusiones y, esencialmente, agua.
Un reto relacionado con la hidratación en personas mayores con diabetes es que, en esta etapa de la vida, disminuye la sensación de sed, por lo que muchos mayores no llegan a ingerir la cantidad de líquidos necesaria, lo que puede resultar especialmente peligroso durante los meses de verano. Para complementar la ingesta de líquidos y facilitar una buena hidratación, es recomendable que las personas mayores consuman una buena cantidad de alimentos ricos en agua, como las frutas y verduras.
Es necesario tener en cuenta que la alimentación y la hidratación deben acompañarse siempre de los otros dos pilares para el control de la diabetes mencionados al inicio de este artículo. Por un lado, una práctica regular de ejercicio físico. De acuerdo con las recomendaciones de la OMS, para adultos mayores de 65 años, se recomienda la práctica de 150 minutos de actividad física aeróbica moderada semanal, dentro de lo que el estado de salud permita. Por otro lado, en aquellos pacientes a los que se les haya pautado un tratamiento farmacológico para el control de la diabetes, será necesario lograr una buena adherencia al mismo, ya que solo un 56% del total de personas con diabetes sigue correctamente su tratamiento farmacológico.
Para lograr que estos tres pilares se encuentren en equilibrio (alimentación, ejercicio y tratamiento farmacológico), desde FEDE se hace un gran hincapié en la necesidad de que las personas con diabetes a nivel general, y en particular aquellas con algún tipo de dependencia como los mayores, cuenten con un amplio apoyo social por parte de las personas que les rodean, especialmente sus familiares. Este soporte se presenta como indispensable para las personas con diabetes y de ahí que, en este año 2018, el Día Mundial de la Diabetes vaya a centrar su atención en el tema “Familia y Diabetes”.
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