Tal y como comenta María Fernández, vicepresidenta de la semFYC, este acuerdo surge ante el hecho de que “hay una carencia de investigación sociosanitaria sobre el envejecimiento” que se puede constatarse a partir la una realidad innegable de que “muchos de los estudios de investigación sobre la efectividad de las distintas actividades preventivas extrapolan los datos desde estudios realizados en otros grupos poblacionales, en lugar de no incluir a esta población”.
En este sentido, «este acuerdo nos permitirá promover el desarrollo de actividades orientadas a la mejora de la salud, de la calidad de vida y del bienestar de las personas mayores, así como a la gestión del conocimiento y del talento en los ámbitos de sanitario y sociales», destaca Gerardo Amunarriz, Director General de Matia Fundazioa.
Desde la semFYC, María Fernández incide en que este convenio aporta beneficios mutuos, dado que “Matia Fundazioa nos va a permitir aumentar los proyectos de investigación en el ámbito más sociosanitario y psicoemocional. Con proyectos multicéntricos y multidisciplinares e intersectoriales a nivel nacional e internacional, pudiendo aumentar en impacto, fondos y visibilidad y por tanto mejora en la atención a las personas mayores”.
Y es que Matia Fundazioa, a través de Matia Instituto, ha desarrollado una amplia trayectoria mediante alianzas con instituciones públicas y privadas vascas, españolas y europeas. Entre otros, se han desarrollado proyectos sobre el análisis de las contribuciones de tecnologías para la independencia y autonomía de las personas que envejecen. Por su parte, la semFYC, a través del Grupo del Mayor, cuenta con referentes nacionales y en proyectos europeos de valoración funcional, fragilidad, promoción del envejecimiento activo, nuevas tecnologías para promover el mismo.
La directora científica de Matia Instituto, Pura Diaz-Veiga, recalca la importancia de la firma del convenio, ya que la relación con la semFYC «nos posibilita adquirir , compartir y transferir el conocimiento y experiencia para la mejora de la salud y bienestar de las personas mayores que viven en la comunidad a través de la intervención en la atención primaria. Además permitirá a nuestro Instituto ampliar su campo de investigación en el área de la salud y el envejecimiento activo».
Desde el Grupo de Trabajo de Atención al Mayor de la semFYC, su coordinadora, Pilar Regato, reclama la necesidad de investigar el envejecimiento, ya que pese a ser la realidad asistencial futura hoy en día “la investigación en este grupo de edad no es atractiva por varios motivos: las dificultades que presenta analizar individuos con gran cantidad de problemas de la salud y con condicionantes socioeconómicos dispares; la ausencia de retorno económico en la misma; así como la limitada esperanza de vida de este grupo poblacional y la calidad de vida disminuida”.
Uno de los aspectos que preocupa a ambas organizaciones, y en el que trabajarán más activamente, es la soledad no deseada de los mayores, cuya incidencia es mayor a medida que se envejece. Matia Fundazioa y semFYC trabajarán conjuntamente para diseñar medios para desarrollar y evaluar nuevos programas e intervenciones que mejoren las redes sociales de las personas en riesgo de soledad.
A todo ella hay que unir el reto demográfico al que se enfrenta España, con más personas en edad octogenaria que en infantil en un futuro próximo. Este cambio demográfico conlleva un cambio epidemiológico global con “una mayor prevalencia enfermedades degenerativas como principales diagnósticos de enfermedades y de causas de muerte, y una transición clínica que pasará de un enfoque de multimorbilidad o pluripatología sin impacto sobre la función, a tener en cuenta que en los pacientes mayores aunque tengan varias enfermedades crónicas con reagudizaciones frecuentes», señala Pilar Regato.
El incremento de la esperanza de vida también implica la existencia de distintas etapas de lo que se entiende por vejez: una primera etapa plena de vitalidad, donde el individuo sigue buscando su desarrollo personal; una segunda, dónde se inician las situaciones de fragilidad; y una tercera, definida por una posible necesidad de cuidados y, por tanto, por una situación de dependencia.
“La diversidad, complejidad y duración de esta etapa de la vida, requiere desde el punto de vista de la investigación nuevas aproximaciones, ya que estamos hablando de casi tres décadas de vida”, advierte María Fernández, vicepresidenta de la semFYC.