Un artículo de Domingo Valls Vidal
Blogger en en-dependencia.com
Internet aterrizó en España a finales del siglo pasado, tímidamente a finales de los 80s y para el gran público a mediados de los 90. Internet ha cambiado muchas cosas, nos ha permitido comunicarnos de muchas maneras nuevas, a través del correo electrónico, de la mensajería, como el WhatsApp, o las redes sociales. Ha cambiado los dispositivos de comunicación que utilizábamos, el teléfono, y han desaparecido las cabinas telefónicas, están desapareciendo los teléfonos fijos, casi todo el mundo ya tiene un teléfono móvil, y muchos de ellos son ya smartphones, con conexión a Internet.
También nos ha proporcionado acceso a una cantidad inmensa de información, a través de los navegadores, como Firefox, Chrome, etc. y los buscadores, como Google. Casi cualquier duda que nos surja la podemos resolver buscando en Internet.
Ha cambiado a los propios ordenadores personales, que cada vez se utilizan menos, ya que se ven sustituidos por los propios smartphones y las tablets. Está cambiando la TV, que nos está empezando a llegar por Internet en lugar de por la antena.
Ha cambiado como hacemos las cosas, ya podemos hacer casi cualquier trámite con las administraciones públicas desde casa, por Internet, o ponernos en contacto con el servicio técnico de cualquier aparato sin descolgar el teléfono. Podemos comprar un billete de avión o de tren o reservar un hotel por Internet, comprar toda clase de artículos, e incluso hacer la compra por Internet… Pero una buena parte de los mayores SE LO ESTÁ PERDIENDO.
Retos de las personas mayores
Existe un gap generacional entre los llamados “millenials”, que se han criado con toda esta tecnología a su alcance, y los llamados “baby boomers”, que nos la hemos ido encontrando por el camino y no digamos ya los más mayores.
Los mayores pueden aprovecharse de la tecnología en la mayoría de sus grandes retos. La tecnología no es la solución, pero puede ser una parte de ella.
La organización global Aging 2.0, que agrupa buena parte de la industria dedicada a los mayores, ha desarrollado el año pasado una iniciativa que describe los 8 grandes retos(*), que describimos a continuación en letra cursiva, en los que la industria ha de trabajar, y a los que os proponemos algunas soluciones tecnológicas.
Compromiso y propósito
El edadismo y las normas sociales obsoletas han llevado a que muchos adultos mayores se sientan aislados y marginados. Ayudarles a estar y mantenerse significativamente comprometidos es crítico para su salud y la de sus comunidades. Se necesitan nuevas y creativas maneras, no solo para aprovechar su sabiduría sino también para proporcionarles aprendizaje y una integración significativa a lo largo de toda la vida.
La tecnología y las comunicaciones les puede permitir a acortar las distancias con sus familiares y amigos, más allá del teléfono, el WhatsApp, para mantener el contacto, sin interrumpir, o el Skype, para mejorar la calidad de las llamadas añadiendo la imagen, o las redes sociales, para mantener la comunicación sin esperar respuesta.
Pero, además, les puede permitir transmitir sus conocimientos, puntualmente en foros especializados, o de manera continua, publicándolos en sus propios Blogs, e incluso creando comunidades de interés, que se pueden crear de modo virtual, y extender hacia las interacciones presenciales.
Bienestar financiero
Las personas están viviendo más y los modelos tradicionales de trabajo y jubilación no están siguiendo el ritmo. Para financiar está longevidad creciente, necesitamos proporcionar nuevas oportunidades para el empleo de mayores, nuevos modelos para planificar y financiar los cuidados, así como mejores maneras de prevenir estafas y fraudes.
Internet da la oportunidad de desarrollar trabajos productivos, no solo a nivel local, sino a nivel global, de manera que facilita el trabajo en modalidad “freelance” y a tiempo parcial.
La gran cantidad de información en Internet permite acceder a gran cantidad de iniciativas para la vida de los mayores. Desde la información sobre los servicios de dependencia de la administración, pasando por páginas web para contratar cuidados a domicilio, o buscar residencias, hasta la posibilidad de cooperativas de viviendas de tipo “co-housing” donde se trata de manejar estos cuidados para los mayores de modo cooperativo.
Movimiento y movilidad
Los objetos del día a día, casas y comunidades, no diseñados originalmente con la longevidad en mente, a menudo se convierten en obstáculos al movimiento, a la seguridad, a la independencia y a la sociabilidad. Siendo la mayor prioridad para los mayores la seguridad y la movilidad, hay una necesidad de productos, programas y servicios que faciliten a los mayores su seguridad, fuerza, equilibrio, forma física, independencia y movilidad, según van envejeciendo.
La tecnología proporciona sistemas de guiado personal, basados en GPS, que permite a los mayores ubicarse y desplazarse por las grandes ciudades, así como la utilización de vehículos compartidos, más allá del taxi de siempre. Últimamente, Google Maps ha incluido una sección donde podemos contribuir indicando la accesibilidad de los locales a los que podemos querer ir, lo que ayudará a las personas con movilidad reducida a saber de antemano en que locales tendrán problemas de movilidad.
Vida cotidiana y estilo de vida
Aunque la mayoría de las personas mayores declaran como su preferencia “envejecer en su casa”, un tercio de los adultos de más de 65 necesitan ayuda con al menos una actividad de su vida cotidiana (como comer, bañarse o vestirse). Son necesarios productos y servicios no solo para ayudarles con sus actividades de la vida cotidiana, sino también para fomentar y apoyar su capacidad de desarrollarse, perseguir sus pasiones y comprometerse con su estilo de vida elegido.
Los sistemas de teleasistencia ayudan a extender la vida de los mayores en su hogar proporcionando sistemas de alerta, en caso de caídas o problemas, a través de APPs o servicios de terceros, basados en sensores, que, permiten a los familiares o empresas de servicios supervisar la seguridad de los mayores en su hogar.
Por su parte, Internet permite no solo buscar proveedores de servicios de ayuda a domicilio, sino, además, desarrollar los conocimientos de cualquier interés o afición y crear o integrarse en comunidades sobre estos.
Cuidadores
El cuidado de las personas mayores es proporcionado por cuidadores informales (no pagados) y formales (pagados), y ambos, cada vez más, se preocupan por personas con mayores niveles de gravedad y condiciones complejas. Los cuidadores familiares, que, a menudo, han de hacer malabares con otras responsabilidades familiares o profesionales y que pueden residir a distancia de los mayores, necesitan mejor soporte, entrenamiento, recursos y herramientas para ayudar a sus mayores y a ellos mismos. En el lado profesional, la escasez de personal y la preocupación por la calidad, requieren nuevas soluciones para ayudar a atraer, entrenar, desarrollar y hacer uso del escaso capital humano.
La formación y el aprendizaje online son recursos muy accesibles para aprender y formarse, formal o informalmente, sobre cómo cuidar a los adultos mayores. Podemos encontrar en Internet desde comunidades de cuidadores hasta estudios formales con titulación oficial para formarse como cuidador, lo que permite formarse a cada uno a su ritmo o investigar soluciones sobre sus problemas concretos.
Coordinación de cuidados
El día a día de la atención médica puede ser particularmente complejo y fragmentado para los adultos mayores, ya que dos tercios de ellos tienen al menos dos enfermedades crónicas. Tres cuartos del coste global de salud se destina a la gestión de las enfermedades crónicas, así que las familias y los pagadores están alineados en su deseo de cuidar a las personas en la forma menos restrictiva y más efectiva en coste posible. Familias y proveedores necesitan nuevas herramientas y modelos de cuidado para ayudar en la transición de cuidados, colaboración clínica, gestión de medicamentos, gestión de la salud de la población, y cuidado remoto.
La tecnología nos proporciona formas de comunicación que nos facilitan la coordinación entre los familiares, los cuidadores y los propios mayores, para todos los temas de salud, para poner toda la información en común, así como herramientas para seguir el cumplimiento de los tratamientos, especialmente de la medicación.
Salud mental
Maximizar las habilidades cognitivas y la salud mental es cada vez más una prioridad para las sociedades envejecidas según continua el ascenso del número de personas con limitaciones cognitivas y problemas de salud mental. Se necesitan nuevas aproximaciones, herramientas y servicios para aumentar la conciencia, reducir los estigmas, mejorar la predicción, acelerar el diagnóstico, mejorar el tratamiento y ayudar a los cuidadores.
Existen soluciones tecnológicas que tratan de ayudar con la salud mental, en especial, con los enfermos que se pierden, haciendo seguimiento de estos, a través de APPs que utilizan el GPS, para que sus cuidadores puedan localizarlos y ayudarlos a volver a casa. También existen “juegos” que dicen mantener las habilidades cognitivas, mediante ejercicios de estimulación.
Final de la vida
La muerte es inevitable, pero eso no parece que haga más fácil hablar sobre ella o preparase para ella. Muy a menudo, la manera en que la gente experimenta el final de la vida no les honra como han vivido sus vidas. Mejores resultados de salud, alta calidad y cuidado responsable de los costes, pueden y deben existir en tándem. Aprovechando las nuevas tecnologías y fomentando las colaboraciones, podemos ampliar las posibilidades para la experiencia del final de la vida.
Este reto es difícil de afrontar desde las soluciones tecnológicas, dado que es un espacio para la medicina y el derecho. A pesar de ello, existen soluciones tecnológicas que tratan de guardar las memorias de las personas mayores para transmitirlas a sus descendientes.
(*) Fuente: Aging2.0 Report, 2017-2018, Complimentary versión
Conclusiones
La tecnología, los smartphones, las tabletas, sus aplicaciones o APPs, Internet, etc., pueden ayudar con los grandes retos de la edad de nuestros mayores. En muchos casos, nuestros mayores no están preparados para afrontarlos por si mismos, pero podrían hacerlo con ayuda de sus familiares y cuidadores, y, para ello, unos y otros, necesitan ayuda.
en-dependencia.com trata de aconsejar tanto a los adultos mayores como a sus familiares y cuidadores sobre cómo usar toda esta tecnología que está a nuestro alcance para superar estos retos.