Un artículo de Carlos Martín Lorenzo, Geriatra y Director Médico del Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias de Palencia
La estimulación cognitiva se refiere a todas las actividades dirigidas a mantener o mejorar el funcionamiento cognitivo. La rehabilitación cognitiva va un paso más allá, es un proceso terapéutico que además de actividades dirigidas al mantenimiento y mejora de procesos cognitivos, incluye técnicas orientadas a la restauración y compensación de los déficits, tanto cognitivos (cálculo, memoria, atención…) como funcionales (actividades básicas de la vida diaria, actividades instrumentales, habilidades sociales…).
Los procesos de rehabilitación y estimulación cognitiva pretenden mejorar la capacidad para procesar y utilizar adecuadamente la información, así como potenciar su funcionamiento en la vida cotidiana y el grado de autonomía personal, incidiendo en la calidad de vida de la persona mayor, siendo útiles en una amplia variedad de perfiles:
- Envejecimiento normal
El progresivo aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población incide directamente en la preocupación de la persona mayor y su familia de disfrutar de una vejez agradable, saludable y autónoma, para lo cual es necesario conservar las funciones cognitivas en buen estado.
Evidentemente, el envejecimiento normal conlleva una ligera disminución de la capacidad cognitiva, sin embargo, esto no significa que haya que resignarse a dicha pérdida y sin hacer nada. Es más, la estimulación cognitiva se puede considerar una gimnasia mental fundamental para la población mayor, puesto que supone un fortalecimiento de las capacidades cognitivas (entre las que se incluye la memoria) y como consecuencia aumentan las probabilidades de mantener una vida autónoma durante un mayor período de tiempo.
- Enfermedades neurodegenerativas, como las demencias
En estas enfermedades las funciones cognitivas van sufriendo un progresivo deterioro, lo que incide en una peor funcionalidad de la persona y una menor autonomía. Si bien es cierto que el curso de la enfermedad, por definición, no puede detenerse o invertirse, sí pueden llevarse a cabo diversas acciones para ralentizar el avance de la enfermedad, compensar los déficits, potenciar las funciones en las que se presentan dificultades e incluso activar funciones que estaban perdiéndose únicamente por la falta de uso.
Es importante señalar que cuando una persona no se ve capaz de realizar las mismas actividades que anteriormente realizaba sin esfuerzo, tiende a mostrarse más inactivo, lo que puede desembocar en la pérdida tanto de las funciones afectadas como de otras funciones que no está utilizando simplemente porque le supone un mayor esfuerzo.
También es importante prever, trabajar y fortalecer las funciones que se verán afectadas en el curso evolutivo de la demencia.
Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación a través de ordenador, tablet o Smartphone, han abierto innumerables posibilidades para las personas mayores en el intercambio de información, sanitaria y social, haciendo posible nuevas formas de rehabilitación y estimulación cognitiva que pueden resultar más motivadoras y suponen un importante apoyo para los profesionales implicados en trabajar dichos procesos.