Un artículo de Victoria Pérez, Directora Asistencial de ORPEA
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el envejecimiento activo es “el proceso por el que se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez”, vinculando dicha productividad más allá de lo laboral, extendiéndose a lo social y comunitario y es fundamentalmente calidad de vida y bienestar físico, sin olvidarnos de la parte psíquica, afectivo, interpersonal y social.
Este envejecimiento no solo se contempla desde la atención sanitaria, sino que hay que tener una visión global e incorporar todos los factores de las áreas sociales, económicos y culturales. Desarrollarse en estos tres planos posibilitará una vida independiente, con capacidad de decisión. La persona será más activa y participativa en la sociedad y en el entorno comunitario y mejorará las relaciones e interactuaciones sociales y creará nuevas.
Adquirir hábitos saludables
Para mantener un envejecimiento activo es necesario mantener unos hábitos de vida saludables, ycuanto antes se empiece mucho mejor. Lo ideal es que sea un proceso que comience en la infancia, pero si no ha sido así, a partir de los 50 años, es muy importante adquirir ciertos hábitos y costumbres que seguir durante el resto de la vida. Entre los básicos se encuentran la alimentación y el ejercicio físico.
Una alimentación sana es aquella en la que hay un equilibrio entre lo que se ingiere y la cantidad de energía que se consume al día. Deben realizarse cinco tomas al día y adaptarse a la época del año y a las necesidades personales. El desayuno y la comida son las principales del día, sin embargo, la cena debe ser más liviana.
Por otra parte, está el ejercicio que es de gran importancia en personas mayores de 65 años. Es recomendable realizarlo todos los días. La actividad debe ser acorde al estado de salud y a la edad y ayudará a paliar muchos de los cambios que el cuerpo produce a partir de cierta edad, retrasando así la dependencia e incrementando la autonomía.
Mantener la mente activa, tener interés por el entorno o ampliar los conocimientos y habilidades también contribuye a un envejecimiento activo. Los adultos mayores y ancianos tienen un riesgo elevado de padecer alguna enfermedad que repercuta en el estado de su cognición. Por ello, los ejercicios de mantenimiento cognitivo y envejecimiento activo persiguen mejorar el bienestar y calidad de vida de las personas a medida envejecen, favoreciendo las oportunidades de desarrollar una vida autónoma y saludable en la tercera edad.
Promoción del envejecimiento activo en mayores institucionalizados
La promoción de la autonomía y el envejecimiento activo es una necesidad en los mayores que viven en la comunidad, en su hogar, y también en las residencias de mayores. En ORPEA, los profesionales sociosanitarios tenemos claro este requerimiento, por eso, desde los centros se cuida la alimentación, se potencia el ejercicio físico y se trabaja la estimulación cognitiva, sin olvidar la importancia de las relaciones sociales y el ocio. Todo ello personalizándolo en cada residente, ya que de lo contrario no se crea adherencia a las mismas y no se mantienen en el tiempo.
También es fundamental que al residente le guste realizarlas y que disfrute con lo que hace, ya sea porque le evoque recuerdos positivos o porque descubra nuevas habilidades. De este modo, fomentaremos el optimismo, manteniendo el cerebro activo.
Cada residente tendrá unas actividades favoritas, dependiendo de su nivel cultural y sus aficiones pero, en general, les gustan todas aquellas que van a potenciar la autonomía y la autoestima, evitan el estrés y mejoran la calidad de vida del residente y de su familia.
En cuanto a ejercicio físico, debe incluir actividades encaminadas a conseguir una buena coordinación física: aumentar la flexibilidad, incrementar la fuerza y elevar la resistencia cardiovascular. Tendrá que estar adaptado a cada residente, ajustándose a su estado de salud y problemas médicos.
Para ejercitar la memoria, la socialización es importante. En ORPEA, la estimulación engloba todas las actividades para rehabilitar y/o mantener las capacidades cognitivas que tiene el residente.
En esta estimulación se incluyen desde la orientación a la realidad, a la estimulación cognitiva, entrenamiento cognitivo, entrenamiento de las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD), reminiscencia, terapia en salas Snoezelen, musicoterapia, terapia con animales. Además, también usamos las nuevas tecnologías, tanto para trabajar aspectos cognitivos como psicomotricidad.
Actividades y terapias
El desarrollo de terapias y actividades incide directamente en la mejora de la autoestima de los mayores, y en la disminución significativa de aparición de alteraciones conductuales, así como el fomento y mejora de las relaciones interpersonales.
En los centros residenciales ORPEA desarrollamos múltiples programas terapéuticos de actividades y ejercicios encaminados a mejorar la calidad de vida de los residentes, potenciar todas las capacidades preservadas, prevenir las complicaciones, mantener las capacidades físicas, funcionales y cognitivas con el objetivo de fomentar y favorecer la autonomía personal y la independencia para el desarrollo de las actividades de la vida diaria, alternativas a las sujeciones y contenciones, disminución en el índice de polimedicación, prevención de caídas, evitar el aislamiento y la tendencia al sedentarismo, mejora del estado de ánimo, mejoría del vínculo entre residentes y familiares; facilitar y favorecer su adaptación al recurso, y a su nueva situación personal.
Todas las actividades y terapias se adaptan a las necesidades y capacidades de las personas mayores, teniendo siempre muy presente su historia de vida, con el objetivo de que estas sean lo más estimulantes y beneficiosas posible.
Además, adaptamos nuestra intervención terapéutica a las capacidades físicas, funcionales, cognitivas, conductuales y sociales de todos nuestros residentes, por lo que incluimos las actividades en su rutina diaria y dentro de las distintas unidades de vida.
- Físicas. Desarrollamos actividades terapéuticas para mejorar el estado físico como el programa de paseos, gerontogimnasia, tratamientos de fisioterapia individualizada, rehabilitación, psicomotricidad.
- Cognitivas. Trabajamos la estimulación cognitiva, estimulación del lenguaje, orientación, terapia de reminiscencia y talleres de memoria.
- Funcionales. Contamos con el programa de ABVDs, terapia funcional, cocina terapéutica, talleres terapéuticos, el programa de higiene bucodental, o el programa de autonomía en la alimentación.
- Sociales. Tenemos programas de animación sociocultural: salidas y excursiones, talleres, bingo, gymkanas, torneos de juegos de mesa, música y baile, fiestas y actuaciones, cine, encuentros intergeneracionales…
En nuestros centros contamos con otros recursos y estancias que facilitan a los profesionales el desarrollo de nuevas terapias que permite trabajar a nivel más individualizado, como las salas de estimulación multisensorial “Sala Snoezelen” o zonas de reminiscencia. También salas y zonas con ordenadores para acercar a los mayores a las nuevas tecnologías, huertos y jardines terapéuticos, terapias familiares como el Café Alzheimer, texturas y zonas sensoriales, balneoterapia, aromaterapia, terapia acuática, terapia asistida con animales…