La aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el ámbito de la salud, que incluyen entre otros las apps sanitarias y las wearables (dispositivos empleados para el tratamiento), impulsan la participación del paciente en el tratamiento de su propio dolor y, con ello, su evolución a pacientes activos. tal y como pusieron de relieve los profesionales sanitarios reunidos en el marco del XV Congreso de la Sociedad Española del Dolor (SED), quienes destacaron que en el futuro los pacientes exigirán a los especialistas una formación activa para el control y seguimiento de su enfermedad.
“Las apps pueden ayudar a los pacientes a convertirse en activos en el manejo de su enfermedad. Ahora podemos integrar con mucha facilidad los datos de los dispositivos wearables, que los recogen pasivamente sin intervención directa de los pacientes, y los datos de las apps“, señaló el presidente del Comité Organizador del Congreso, el doctor José Luis Aguilar.
Puesto que las apps sanitarias se han convertido en un instrumento para promover la implicación de los pacientes en la enfermedad y conseguir fomentar el autocuidado, el doctor Aguilar subrayó la importancia de la participación de los profesionales y las sociedades científicas “para garantizar que los datos están al servicio de los objetivos de los especialistas” asegurar el bienestar y la salud de los pacientes.
En esta línea también se posicionó el doctor Joan Guanyabens, director de la Fundación Estudios de la Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Cataluña Vic, quien señaló que estas aplicaciones deben ajustarse a unos criterios para poder utilizarse como herramienta para el cuidado de la salud. Estos criterios engloban aspectos funcionales y tecnológicos; de seguridad, en lo referente al manejo y privacidad de los datos. El elemento más importante de una App es el valor que aporta tanto a los pacientes como a los profesionales.
La actividad sanitaria genera, cada vez, mayor cantidad de datos y de mejor calidad. Sin embargo, tal y como apuntan desde la Sociedad Española del Dolor (SED), la complejidad y la confidencialidad de estos datos no ha facilitado la transformación digital del sistema de salud en lo referente a la actividad de los profesionales sanitarios.
Al respecto, el doctor Guanyabens advirtió de las posibilidades que ofrece el big data para interpretar estas informaciones y generar evidencias, modelos predictivos y algoritmos que van a transformar el papel de los profesionales. “Los especialistas en su función de diagnóstico, prescripción y predicción van a disponer de algoritmos que van a transformar el contenido y la forma de trabajar”, puesto que se podrá disponer de esa información con antelación, ha recalcado.
La formación de los profesionales en el tratamiento del dolor es clave
Una vez que el paciente dispone de la información precisa para adoptar un papel activo en el transcurso de la enfermedad puede dar un paso más y participar en las asociaciones de pacientes. “El papel de las asociaciones de pacientes es fundamental y son de extrema utilidad al sistema sanitario, tanto por canalizar demandas sociales de pacientes hacia la Administración, como por poder ser capaces de ofertar, ellas mismas, soluciones distintas”, recalcó el doctor Aguilar.
Lograr involucrar a los pacientes requiere el entendimiento tanto de la enfermedad como del tratamiento prescrito. En esta fase, la enfermería desempeña un papel destacado, tal y como se puso de manifiesto durante varias jornadas a lo largo del Congreso.
A través de su participación en equipos multidisciplinares para el tratamiento del dolor, la enfermería realiza, entre otras funciones, seguimientos de los procedimientos para mejorar la calidad asistencial, fomenta la formación de autocuidados en dolor y suministra al paciente las herramientas necesarias para su tratamiento.
“El papel de laenfermería es fundamental en cuanto a la formación del paciente y se puede ofrecer de forma individual o a través de la organización de talleres para garantizar un mejor manejo del dolor y una educación que incremente su calidad de vida”, recalcó Yolanda March, Coordinadora de Enfermería de la Unidad del Dolor, Reanimación y CMA del Hospital Universitario Son Llàtzer.
En este sentido, la formación de los profesionales sanitarios en el tratamiento del dolor es clave para proporcionar una asistencia sanitaria adecuada. “Cada vez más, se acepta y entiende que en las unidades de dolor debe haber personal específico y preparado para este tipo de paciente. La formación es la clave y debería ser impartida ya desde la universidad”, precisó March.
Para conseguir un mejor abordaje desde la enfermería del paciente con dolor, los responsables de Ensayos Clínicos y enfermeros de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario Son Llàtzer, Ainhoa Reta y José Antonio Ribas, añadieron la importancia de fomentar la formación específica en dolor crónico, aumentar el número de profesionales sanitarios y la creación de estrategias de trabajos en dolor crónico y evaluación de los resultados obtenidos.