Un artículo de David Roa Arbeteta,
Experto en la gestión de centros sanitarios y de servicios sociales
El verano ya ha llegado y las altas temperaturas son sin duda una gran amenaza para la salud y el bienestar de nuestros mayores. El calor genera en nuestro cuerpo una serie de reacciones que no controladas pueden provocar por si mismas situaciones indeseadas o incluso patologías de difícil tratamiento.
En el verano disfrutamos de muchas horas de luz y normalmente de un sol que invita a disfrutar de actividades fuera del hogar, algo que es muy favorable para la salud física, emocional y psicológica de nuestros mayores. En contrapartida, las altas temperaturas, puede hacer que estos meses centrales del año se conviertan en un verdadero calvario para las personas de avanzada edad.
Algunas de las complicaciones asociadas al calor son:
- Agotamiento por calor: acompañado de síntomas como fatiga, nauseas, vómitos, etc.
- Golpe de calor
- Malestar general: estrés por calor
- Calambres y patología muscular
- Insolación
Las altas temperaturas también dificultan enormemente el poder conciliar el sueño y poder descansar de forma efectiva durante la noche, lo cual provoca una sensación de cansancio importante y apatía durante el día.
Las altas temperaturas pueden ser combatidas de forma muy sencilla siguiendo estos consejos que protegerán a los mayores de las secuelas de estos valores extremos:
- Beber muchos líquidos, evitando los que contengan grandes cantidades de azúcar, cafeína o alcohol ya que el efecto sería el contrario y podría provocar deshidratación. El agua es sin duda el mayor aliado para el verano pero también se deben consumir sopas frías, gazpacho, zumos naturales, etc.
- Vestir ropa cómoda, ligera, fresca y de color claro. Es importante que deje transpirar. Evitar calzado con poca sujeción tipo chancla ya que aumenta de manera exponencial el riesgo de caída.
- Hacer comidas ligeras, aunque debamos aumentar el número y frecuencia de las mismas. Debemos incluir en la dieta de verano productos como ensaladas, verduras y frutas, evitando comidas copiosas. Es importante mantener la variedad de alimentos en nuestro día a día veraniego al igual que el resto del año.
- Intentar permanecer en lugares frescos y ventilados durante las horas centrales del día. Las actividades físicas que más esfuerzo nos demandan debemos realizarlas a primera hora del día o a la última de la tarde.
- Usar protector solar en nuestra piel siempre que nos expongamos al sol, previendo así la aparición de enfermedades de la piel y sus terribles consecuencias.
El calor no debe limitar nuestro día a día ni evitar la socialización que durante estos meses se produce en las calles de nuestro país, al contrario, debe ser un elemento del que obtener beneficios positivos pero siempre con precaución.
El verano es un tiempo de disfrute que nuestros mayores aprovechan para pasar más tiempo con sus familias, conocidos e incluso para viajar y romper una rutina diaria, lo que en ocasiones se vuelve perjudicial para su salud.
Sobre el autor: David Roa Arbeteta
David Roa Arbeteta es un profesional sanitario experto en la gestión de centros sanitarios y de servicios sociales con una experiencia superior a los diez años en el área de la salud, el bienestar y la geriatría.
Diplomado en fisioterapia por la URJC de Madrid, termina su formación sanitaria con el Máster en osteopatía por la EOM y con el Máster en Dirección de Servicios Sociales por ESADE. Ha liderado la formación internacional de equipos sociosanitarios en la India, México, Brasil, Malasia y es tutor en la URJC de Madrid.
Creador de protocolos y programas de rehabilitación física en el área del senior, colaboradora en diversos medios de comunicación con artículos orientados al bienestar y la salud. En su experiencia profesional destaca la gestión y dirección de diferentes centros sanitarios y de mayores.