El futuro Centro de Alzheimer Fundación Rosa María Vivar dispondrá de 1.000 metros cuadrados construidos en planta y 3.500 de zona ajardinada y tendrá capacidad para 80 usuarios en el Centro de Día y para 60 más en la unidad de rehabilitación cognitiva. La Fundación ya ha tramitado la solicitud a la Generalidad de Cataluña para 40 plazas públicas por el Centro de Día, que permitirían el acceso a la terapia a las personas enfermas de Alzheimer con recursos limitados.
El coste final de la obra será de 1,8 millones de euros y se prevé que esté finalizada en el último trimestre de 2019. El grueso del presupuesto (1,2 millones) se cubrirá gracias a la aportación del patrimonio personal de Rosa María Vivar, junto con la colaboración de otras familias de Reus. Los impulsores del centro han solicitado también fondos a la Fundación «la Caixa» que se encuentran en fase de tramitación.
Durante la presentación de este proyecto, el alcalde de Reus, Carles Pellicer, ha agradecido tanto a la Fundación como la Asociación de Alzheimer de Reus y Baix Camp, que gestiona en la actualidad el único espacio especializado en la atención a enfermedad del municipio, la puesta en común de los dos proyectos para hacer posible la realización del nuevo equipamiento, una necesidad largamente esperada por las familias y personas afectadas por la enfermedad.
Los 30 terapeutas que trabajarán en el nuevo centro desarrollan un programa de estimulación cognitiva, acreditado por la Generalitat, que tiene como principal objetivo ralentizar la progresión de los síntomas de los trastornos neurocognitivos y preservar durante el máximo de tiempo posible las capacidades cognitivas físicas y funcionales de la persona, teniendo en cuenta sus emociones y su identidad.
El tratamiento integra sesiones individuales y grupales de musicoterapia, laborterapia, estimulación sensorial y basal, terapia de orientación a la realidad, terapia emocional y actividades de socialización, entre otras medidas. En el diseño del centro también se ha previsto un espacio para ofrecer terapias de estimulación y rehabilitación cognitiva, para aquellas personas que a pesar de no haber desarrollado una demencia sufren deterioro cognitivo.
Centro modular y con un alto valor social
Para la firma GCA Architects, encargada del diseño de este centro, este proyecto conjunto con la Fundación Rosa Mª Vivar es muy especial porque se trata del primer proyecto en el que GCA participa de manera benéfica en cuanto al diseño y construcción. Los arquitectos que se hacen cargo de este proyecto son Antonio Puig (socio fundador), Josep Río (socio) y Sofía Oliva (arquitecta a GCA Architects).
Este centro para el tratamiento y atención a las personas afectadas de Alzheimer se organizará mediante una serie de módulos dispuestos alrededor de un patio central, que darán apoyo, iluminación y ventilación a los principales espacios del edificio y que generarán unos espacios exteriores protegidos para los usuarios. Cada uno de estos módulos ofrecerá espacio a una parte del programa: por un lado el administrativo y por la otra la unidad de rehabilitación cognitiva y el Centro de Día. La parcela dispone de 4.300 metros cuadrados, de los cuales 1.070 son construidos dejando amplias superficies de jardines terapéuticos.
Modulación, precisión y rigor son conceptos que caracterizan el proyecto, dado que está resuelto con el sistema prefabricado de CLT o madera contra laminada, tanto en cuanto a estructura como a los acabados. Este sistema permite la flexibilidad de uso, fundamental en el caso del centro de día, así como compartimentar zonas de dimensión controlada sin perder las ventajas que un espacio único de gran tamaño puede aportar. El diseño elimina la rigidez de espacios con la implantación de paredes móviles en las salas de actividades, garantizando la adaptabilidad del espacio al uso que se quiera hacer en cada momento.
Los jardines o espacios exteriores, además de recibir y dar la bienvenida a la persona y los acompañantes, permiten realizar actividades complementarias a las terapias que se aplicarán en el centro. Se dividen en seis espacios independientes, comunicados, determinados por la proyección del edificio hacia el exterior. Permiten trabajar, relacionarse y mejorar el estado físico y general de cada persona, independientemente de la fase en que se encuentre.
El diseño, la elección de las especies vegetales y de los diferentes elementos de mobiliario tienen un objetivo común: facilitar que el contacto con la naturaleza aporte bienestar y ayude a mejorar la calidad de vida de las personas.
El complemento al edificio lo aporta la paisajista Belén Mutlló, quien con su profesionalidad y generosidad facilitará a los enfermos un espacio exterior diseñado para disfrutar de la naturaleza y de las bondades del clima local. También cabe destacar las aportaciones profesionales desinteresadas del despacho Manubens Abogados, del arquitecto técnico José Marsal, de la ingeniería Xavier Riveiro y del despacho de arquitectos Capilla Mónaco.