El objetivo general de este proyecto es promover que la calidad de la vida de las personas con demencia avanzada que tienen que vivir institucionalizadas sea la mejor posible, evitándo también hacerles daño. Ese objetivo final es medible a través de la prevalencia de conductas reactivas o responsivas pero, de forma intermedia, en esta proyecto se quiere contar con un sistema de evaluación de procesos, que se realizará mediante criterios y estándares de cumplimiento «que marquen el camino a seguir para ser cada vez más amigables con las personas con demencia avanzada y que nos permita reconocer a los centros que van alcanzando niveles destacables de amigabilidad o adecuación», afirman desde CEOMA.
En base a esa herramienta de evaluación con criterios objetivos se ha realizado una primera selección de centros a evaluar, todos ellos acreditados como centros libres de sujeciones con más de 5 años de recorrido, y con una proporción de residentes con demencia igual o mayor al 75%.
La primera selección de centros se ha hecho de una forma especial para este primer pilotaje, poniendo el foco en centros más evolucionados y especializados. En el futuro desde CEOMA se espera que pueda participar cualquier centro que se considere que ha avanzado en ser más amigable, que esté dispuesto a someterse a un examen externo, y que al menos haya abordado la erradicación del uso de sujeciones físicas y haya avanzado en ello de forma significativa.
Con ello se quiere incentivar que los centros que acogen a personas con demencias avanzadas, normalmente residencias de ancianos, sean capaces de tener unas condiciones que propicien que esas personas vivan en ellos con una calidad de vida aceptable.
Y es que a partir de cierta etapa del proceso de una demencia, y sobre todo cuando aparecen conductas agresivas, de resistencia a los cuidados, e incluso episodios de agitación, las personas que sufren ese proceso pueden requerir ser atendidas en entornos institucionales controlados y con profesionales especializados.
«Hoy sabemos que la prevalencia de síntomas psicológicos y conductuales negativos que presentan esas personas institucionalizadas es elevada y que muchos de esos síntomas responden a aspectos ambientales, de entornos, y a aspectos de trato y comprensión por parte de los profesionales asistenciales de las residencias», comentan desde la Confederación Española de Organizaciones de Mayores, destacando que existen multitud de referencias a que los síntomas psicológicos y conductuales negativos en las personas con demencia empobrecen su calidad de vida, y que la reducción de esos síntomas mejora la vida de la persona que sufre demencia, especialmente cuando las intervenciones dominantes son de tipo no farmacológico.
«Observar los síntomas psicológicos y conductuales de las personas con demencia, para decidir qué ajustes ambientales, organizativos, y de conocimientos son necesarios es nuestro enfoque. La clave de que un centro responda de forma más amigable para con esas personas es que exista una especial capacidad de sus profesionales de comprender a qué responden esos síntomas», señalan desde CEOMA.
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