Con el objetivo de debatir las diferentes cuestiones que se plantean alrededor de los pacientes ancianos con un trastorno de personalidad, el Hospital Sagrat Cor de Martorell de Hermanas Hospitalarias organizó el XIII Curso de Actualización en Psicogeriatría.
Con el título de ‘La personalidad y sus trastornos en el anciano’, este curso celebrado en el Hospital Sant Rafael de Barcelona, reunió a un numeroso grupo de expertos en psicogeriatría que coincidieron en que todavía existen pocos estudios que aborden estos temas de forma empírica.
Alrededor de un 30% de ancianos con depresión manifiesta previamente un trastorno de personalidad (TP). Lo mismo ocurre con otros trastornos, como es el caso de la demencia en el que prácticamente el 100% sufre un cambio en sus rasgos de personalidad previos.
El trastorno de personalidad en el anciano puede aparecer como una evolución natural en una persona que los presentaba ya en la juventud, o como una nueva sintomatología, pero “en la mayoría de los casos la manifestación del TP comporta el riesgo de presentación de otra sintomatología psiquiátrica”, explica la doctora Pilar de Azpiazu, psiquiatra y coordinadora del Área de Psicogeriatría de Benito Menni CASM, de Hermanas Hospitalarias.
Por lo que se refiere específicamente a la demencia, los estudios realizados en este campo coinciden en el hecho de que la aparición de cambios en la personalidad son un primer signo que indica la presentación de un proceso demencial. En este sentido, el TP puede preceder en años el inicio del trastorno cognitivo, pero es muy frecuente descubrirlo tardíamente, cuando se efectúa el estudio de un paciente con inicio demencial, añade la Dra. de Azpiazu.
Evaluación de la personalidad y sus trastornos en ancianos
A pesar del creciente interés por la evolución de la personalidad en la vejez y por conceptualizar de forma más adecuada los TP en edades avanzadas, y la correlación directa de dichos trastornos con otras sintomatologías psiquiátricas, todavía no existen estudios suficientes sobre el tema.
Menos aún se dispone de estudios focalizados en diseñar herramientas de evaluación que sean adecuadas y específicas para la vejez o que validen en esta población los instrumentos utilizados habitualmente para la evaluación de la personalidad y de los TP en jóvenes.
“Una de las razones para esta escasez tiene que ver con la complejidad de la propia personalidad y sus trastornos, especialmente cuando se le suma la complejidad del envejecimiento y la falta de familiaridad de muchos clínicos con esta población”, explica Francesca Amores, psicóloga clínica y neuropsicóloga del Hospital Sagrat Cor de Martorell.
La psicoterapia es fundamental en la mejora de la calidad de vida del anciano con trastorno de personalidad
Por otro lado, “las limitaciones asociadas a la falta de validez de algunos de los criterios diagnósticos habituales para los TP cuando son aplicados a ancianos dificultan, también, el poder elaborar instrumentos de medida adecuados”, añade.
Con todo, se hace necesaria una reflexión sobre las dificultades metodológicas que conlleva la valoración de los trastornos de personalidad en los ancianos, así como una adecuación de los criterios diagnósticos utilizados para los TP en la población anciana y de los esquemas psicoterapéuticos.
Es por esto por lo que Amores recomienda que, ante una sospecha de trastorno de la personalidad, el facultativo debe de llevar a cabo una evaluación global que incluya no sólo instrumentos de evaluación de rasgos de la personalidad más exhaustivos, si no también, evaluaciones cognitivas al paciente y cuestionarios al informante.
Psicoterapia, vejez y personalidad
Según los expertos reunidos en el XIII Curso de Actualización en Psicogeriatría, la psicoterapia en el paciente anciano con un TP es un campo complicado y poco explorado en la actualidad, pero que precisamente en la vejez juega un papel muy relevante.
“Consideramos que el punto central de la intervención psicoterapéutica en el anciano debe ser la integración de la propia personalidad, en un período marcado por las pérdidas y en el que, si se presenta un TP, aumentarán los problemas para reconocer las emociones y deseos, disminuirá la tolerancia a la ansiedad y aparecerá una falta del control de los impulsos”, explica el Dr. Pedro Yscadar, del Hospital Sagrat Cor de Martorell.
En este contexto, “la psicoterapia tiene una gran relevancia, ya que tendrá como objetivos generales mantener las capacidades del anciano, promover una mayor capacidad de adaptación, facilitar la aceptación de las dependencias, promover su capacidad de realización y brindar apoyo a la familia”, añade Yscadar, quien establece como objetivos específicos ante un TP el mantener el equilibrio emocional en el anciano, brindar seguridad para valorar y contener su inestabilidad emocional y el riesgo de conductas impulsivas, etc.
Es por esto, “que la psicoterapia, en la relación terapéutica con los pacientes ancianos con TP, construirá un espacio creativo, a través de la acción y la escucha, que facilitará una compensación al paciente, para obtener niveles de satisfacción reales y adecuados, y poder vivir la vejez como una etapa de la consumación de la vida, por el logro alcanzado”, concluye el Dr. Yscadar.