En concreto, este estudio, publicado en la revista Brain Imaging and Behavior, ha demostrado que el uso de dos pruebas de memoria que evalúan la memoria episódica hace más preciso el diagnóstico de deterioro cognitivo leve debido a la Enfermedad de Alzheimer y ayudan a identificar a las personas con un mayor riesgo de recibir un diagnóstico de Alzheimer en los próximos tres años.
Tal y como destaca Eero Vuoksimaa, investigador de Universidad de Helsinki, «el uso de dos pruebas de memoria mejoró notablemente la precisión del pronóstico para el diagnóstico de la Enfermedad de Alzheimer y la atrofia cerebral en los lóbulos temporales mediales durante un período de seguimiento de tres años». A juicio de este experto, los resultado obtenidos «resaltan la importancia de la evaluación neuropsicológica como un método óptimo para diagnosticar un deterioro cognitivo leve debido a la Enfermedad de Alzheimer».
Para la realización de este estudio se han empleado datos recopilados en los Estados Unidos del proyecto Alzheimer’s Disease Neuroimaging Initiative (ADNI), que comprende 230 individuos cognitivamente normales y 394 con deterioro cognitivo leve en base a un rendimiento deficiente de la memoria episódica. Aquellos con deterioro cognitivo leve se dividieron en dos grupos en función de si su rendimiento de la memoria se vio afectado solo en una prueba (recuerdo de historia) o dos (recuerdo de historia y recuerdo de lista de palabras).
Los investigadores analizaron las diferencias en la línea de base entre los grupos en términos de biomarcadores de líquido cefalorraquídeo, y encontraron que los individuos que tuvieron un peor desempeño en ambas pruebas de memoria episódica se parecían más a los pacientes de Alzheimer que aquellos que solo tuvieron un desempeño pobre en la prueba de memoria.
«Durante la etapa de seguimiento, la atrofia cerebral en los lóbulos temporales mediales de aquellos que solo tuvieron un desempeño deficiente en la prueba de recuerdo de la historia no difirió de los participantes cognitivamente sanos, mientras que en los que tuvieron un desempeño deficiente tanto en el recuerdo de la historia como en la lista de palabras la atrofia cerebral fue más rápida», asegura el Dr. Vuoksimaa.
De hecho, la enfermedad de Alzheimer se diagnosticó en aproximadamente la mitad de los participantes que tuvieron un bajo rendimiento en ambas pruebas de memoria episódica dentro del período de estudio de tres años, mientras que solo el 16% de los que tuvieron un rendimiento bajo en una sola prueba de memoria recibieron el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer.
«En este estudio empleamos puntos de corte ajustados por edad para la memoria, lo que produce un método de diagnóstico que se adapta directamente al uso clínico«, destaca el profesor Vuoksimaa. Varios estudios anteriores han demostrado que las pruebas de recuperación de la lista de palabras predicen el riesgo de enfermedad de Alzheimer, incluso de forma más precisa que los biomarcadores de imágenes cerebrales o del líquido cefalorraquídeo.
En este sentido, este investigador de la Universidad de Helsinki aconseja «introducir una evaluación neuropsicológica más integral que incluya al menos dos pruebas de memoria episódica como parte de la evaluación de la salud del envejecimiento de la población, en particular en los casos en que se sospecha un deterioro de la memoria. Nuestro método también podría usarse al seleccionar participantes para los ensayos clínicos de medicamentos, ya que al buscar una terapia farmacológica preventiva para el Alzheimer, sería importante poder identificar a aquellos individuos cuyo deterioro cognitivo temprano se debe a la enfermedad».
A juicio de los investigadores, estos hallazgos son consistentes con la opinión de que el deterioro cognitivo no siempre se produce después de biomarcadores y anomalías cerebrales en la progresión del Alzheimer. «Por supuesto, la evaluación de los biomarcadores y las estructuras cerebrales sigue siendo de gran importancia, pero puede ser que los umbrales de detección actuales no siempre identifiquen los primeros signos de biomarcadores o anomalías cerebrales. Además, para la práctica clínica o la selección de ensayos clínicos, las pruebas neuropsicológicas son de bajo costo y no invasivas en comparación con las pruebas de biomarcadores de neuroimágenes o CSF o PET», afirman.
Los interesados pueden consultar este estudio aquí.