Las úlceras de origen vascular y por presión son las lesiones de la piel y partes blandas más frecuentes en las personas mayores, sobre todo de aquellas con poca movilidad o que están encamadas. Su prevención y correcto tratamiento son fundamentales para evitar complicaciones, como las infecciones, que pueden provocar su cronicidad. Así se puso de manifiesto en el octavo curso de la Cátedra ORPEA en Paciente Anciano, que tuvo lugar en el Hospital Universitario HM Sanchinarro de Madrid.
La mayoría de las úlceras se suelen localizar en los miembros inferiores y “tienen como factor subyacente alteraciones vasculares: venosas, arteriales y de origen linfático”, indicó la directora Sanitaria de ORPEA, Victoria Pérez.
Para prevenir su aparición, las residencias ORPEA están muy familiarizadas con el protocolo del Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP) que propone, entre otras acciones, realizar valoraciones del riesgo de sufrir estas lesiones, examinar diariamente la piel y mantener una higiene básica, hidratar las zonas de riesgo, asegurarse de que los mayores tienen una adecuada ingesta dietética, programar cambios posturales de manera individualizada y proteger con productos especiales las áreas más proclives a la formación de herida.
Identificar el origen y tipo de la lesión
No obstante, si se produce un ingreso con una de estas lesiones, para conseguir una correcta curación y evolución de la misma, la doctora Rosa María Moreno, jefa del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario La Princesa de Madrid, aconseja identificar su origen “analizando las características clínicas del paciente, la extremidad afectada y de la úlcera en sí misma”. Esta experta puntualizó que la etiología más prevalente de las úlceras vasculares se debe a enfermedad venosa en el 90% de los casos y arterial en el 5%. El 5 % restante se produce por otras causas.
En cuanto a sus características, el jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario HM Montepríncipe, José Barberán, explicó que las lesiones arteriales son distales, pequeñas, bien delimitadas y dolorosas; incluso, a veces, presentan placas necróticas. Por el contrario, las venosas y de origen linfático son más extensas, de bordes imprecisos, exudativas, no dolorosas y localizadas en las piernas.
También las úlceras por presión, que son aquellas que se producen por la compresión mantenida de los vasos sanguíneos entre dos superficies duras, hueso y otra externa, son más comunes de lo que se piensa en personas dependientes y suponen un grave problema de salud. El doctor Barberán refirió que mayoritariamente tienden a aparecer en la zona sacra y en los talones.
Este especialista también mencionó la celulitis y la erisipela (enfermedad infecciosa producida por estreptococos) como lesiones habituales que padecen las personas mayores en la piel, así como otras úlceras menos usuales como las que surgen en el seno de vasculitis y metástasis tumorales en la piel.
Cuidado con las infecciones
La infección es muy habitual en las úlceras y se caracteriza por la aparición de signos inflamatorios a su alrededor y supuración. De ahí la importancia de un diagnóstico precoz que permita determinar el mejor tratamiento posible, sobre todo, para evitar su cronicidad, tal y como se puso de relieve en esta Cátedra.
En este sentido, la jefa del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario La Princesa de Madrid aseguró que la detección precoz de estas patologías y las medidas complementarias para optimizar el estado del paciente y su extremidad “garantizan una atención de calidad a los pacientes de edad avanzada que se encuentran en residencias”.
En la misma línea, la doctora Victoria Pérez apuntó que el tiempo necesario para la resolución de las úlceras “es inversamente proporcional a su tamaño y profundidad. También es importante la detección de las alteraciones vasculares para prevenir la aparición de las úlceras y, una vez desarrolladas, para facilitar su cicatrización”. En el caso concreto de las úlceras por presión, la doctora Pérez subrayó que los cambios posturales previenen su aparición y son imprescindibles para su cicatrización.
Respecto al abordaje clínico, la doctora Moreno aconsejó realizar tratamientos tópicos sencillos en su enfoque inicial y recomendó “la derivación a especialistas en angiología y cirugía vascular para su tratamiento causal definitivo”. Y si aparecen infecciones, la directora Sanitaria de ORPEA señaló que el tratamiento antimicrobiano es fundamental “en las úlceras retrasa la cicatrización y en las infecciones de otro tipo pueden poner en peligro la vida del paciente si alcanzan suficiente gravedad”.
Finalmente, para el mejor abordaje de estas patologías, la doctora Moreno destacó la conveniencia de establecer vías de comunicación fluida entre los diferentes profesionales que tratan al paciente anciano.
Formación de ORPEA a disposición del equipo médico y sanitario
La Cátedra ORPEA en Paciente Anciano se enmarca dentro del programa de formación que ORPEA pone a disposición de su equipo médico y sanitario. Se trata de una serie de ponencias, charlas y debates que ORPEA realiza periódicamente, con el fin de que los profesionales sociosanitarios compartan experiencias y casos prácticos que aportan conocimiento y respuestas a cuestiones que afrontan diariamente en las residencias. La próxima Cátedra ORPEA tratará la polimedicación en el anciano, el próximo 19 de febrero.