Este nuevo centro geriátrico de la capital del Baix Maestrat contará con 145 plazas y dará empleo a 75 personas, tal y como ha indicado Cinta Pascual, directora general de L’Onada Serveis, durante la presentación de este proyecto, acto en el que también ha estado presente Enric Pla, alcalde de Vinaròs, y el arquitecto responsable del proyecto Pep Selgar.
El proyecto de construcción permitirá habilitar sobre el actual Centro de Día Municipal una nueva residencia asistida presupuestada en 5,3 millones de euros que contará con 5.406 metros cuadrados, 54 habitaciones dobles y 37 individuales. En total, la nueva residencia dispondrá de 145 plazas y, de ellas, 85 serán de carácter público. El nuevo equipamiento funcionará también como Centro de Formación y se primará la contratación de personal local porque “se ha demostrado que si los profesionales quién ofrecen la atención son conocidos por las personas usuarias se genera una más gran sensación de satisfacción y familiaridad”, tal y como ha afirmado Cinta Pascual.
La nueva residencia, además de con las 54 habitaciones dobles y 37 individuales proyectadas, dispondrá también de baños adaptados a las necesidades de las personas con dependencia, ascensores accesibles de gran capacidad y cuatro grandes terrazas. El objetivo es crear un espacio “próximo y familiar” dentro del cual se habilitarán Unidades de Convivencia y donde las personas usuarias podrán, si así lo desean, personalizar sus habitaciones cambiando la decoración y muebles para sentirse como en su casa. Los trabajos está previsto que se puedan completar en 18 meses y se programarán generando los mínimos inconvenientes a los usuarios del Centro de Día Municipal de Vinaròs, gestionado también por L’Onada Serveis.
L’Onada Serveis reduce a la mitad
el porcentaje de personas usuarias polimedicadas
En otro orden de cosas, L’Onada Serveis ha logrado reducir a la mitad el porcentaje de personas usuarias polimedicadas en sus centros desde el año 2014, pasado del 43% que registraba en 2014 al 21% actual. La disminución se ha producido, además, durante un periodo dentro del cual la cifra de personas usuarias de las diferentes residencias asistidas que mantiene en todo el territorio L’Onada Serveis se ha duplicado, pasando de las 600 del año 2014 a las más de 1.200 de este año.
Con la reducción del porcentaje de personas usuarias polimedicadas se consigue una mejora en sus condiciones de vida, se reduce el volumen de residuos medicamentosos en las aguas grises generadas por las residencias y, también, se genera un ahorro en los fondos que se destinaban a la adquisición de medicamentos que se ha demostrado no eran imprescindibles por las personas usuarias y el coste de los cuales está repartido en copago por parte de algunos usuarios y gasto público de la Seguridad Social. La experiencia permite estimar que, en la mayoría de los casos, la receta electrónica de cada persona usuaria puede reducirse en una media de 400 euros al año.
Esta reducción del porcentaje de personas usuarias polimedicadas ha sido posible gracias al seguimiento de cada persona usuaria que, en los diferentes centros, ha realizado el personal sanitario en colaboración con el equipo cuidador.
Tal y como explica la directora de zona de L’Onada Serveis, Nuria Roselló, “cuando una persona llega a una de nuestras residencias nos encontramos a menudo con que, durante su historia de vida, ha acumulado una serie de prescripciones médicas. Nosotros, cuando tenemos la certeza de que la persona se ha adaptado a su nuevo entorno plenamente, cosa que sucede al pasar el residente un mínimo de dos meses al centro, revisamos la pauta de medicación y, según la Guía Terapéutica de los Servicios Sanitarios y con una serie de controles y seguimientos, eliminamos de ella medicamentos para tratar patologías como la hipertensión o el colesterol que pueden dejar de ser necesarios al entrar la persona usuaria en una rutina horaria con buenos hábitos alimentarios y de fomento de la movilidad«.
A juicio de Nuria Roselló, el objetivo es es «revisar la pauta de medicación analizando de qué manera han cambiado las circunstancias de la persona usuaria. Al entrar en una residencia, la persona usuaria cambia su dieta, duerme mejor y puede, también, superar situaciones puntuales de ansiedad. Todo ello, hace que determinados medicamentos que tomaba puedan acabar siendo necesarios”.