El primer paso de esta investigación ha sido el lanzamiento de una encuesta a través de la Universidad Complutense de Madrid en la que, entre otras cuestiones, se abordará cómo la enfermedad ha influido en su relación con el entorno y el grado de satisfacción del tratamiento recibido en el último año.
Con los datos obtenidos de la misma, la POP quiere conocer cómo influye la brecha de género en el ámbito sanitario para estimar, entre otros, el impacto económico de la discapacidad asociada a una enfermedad crónica, «una realidad donde la situación de la mujer vuelve a ser especialmente sensible» destacan desde esta Plataforma. Los interesados en participar en esta encuesta pueden hacerlo aquí.
Y es que, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 68% de las mujeres de 15 años o más presenta alguna enfermedad crónica, frente al 60% de los hombres. Esta situación, provoca una doble discriminación, por la condición de mujer y por la de tener una enfermedad crónica.
Un ejemplo de ello está en el empleo. En España, el desempleo es uno de los principales obstáculos con los que se encuentran las mujeres, porque la tasa de paro femenino es mayor que la de los hombres. En el caso de las personas que tienen una enfermedad crónica y/o discapacidad, esta diferencia aumenta, especialmente en las mujeres, a pesar de tener el mismo nivel de gravedad y las mismas patologías que los hombres, denuncia la Plataforma de Organizaciones de Pacientes.
Otro de los motivos de que las mujeres estén desempleadas es porque se ocupan de cuidar a personas de su entorno. La sociedad ha marcado el rol de las mujeres como “cuidadoras”. De hecho, más del 80% de los empleados que piden una excedencia para el cuidado de familiares son mujeres.
Esta realidad también afecta a las mujeres con enfermedades crónicas que muchas veces, además de tener que convivir con una enfermedad, son las responsables del cuidado de familiares. Esto supone que tengan que renunciar en ocasiones a su carrera laboral durante un tiempo indeterminado, lo que a su vez les hace disponer de menos ingresos, menor cotización y tener mayores dificultades a la hora de reincorporarse. La suma de todos estos factores lastraría la igualdad de oportunidades de la población femenina con enfermedades crónicas.
En este sentido, la presidenta de la POP, Carina Escobar, “no podemos separar a la persona de la enfermedad, no podemos separar el ámbito personal del sanitario, porque están integrados. Del mismo modo, necesitamos una solución integrada a nivel sanitario, es decir, muchos más servicios y mejor cohesionados para evitar la exclusión social de las mujeres con cronicidad”.
En relación con la discapacidad, las mujeres también afrontan un escenario complicado. En España, representan el 66% de la población dependiente (según datos de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia de 2008), pero según la encuesta ‘El Empleo de las Personas con Discapacidad’ de 2016, solo el 45% de ellas dispone de un certificado de discapacidad.
La POP ha querido ir más allá de los resultados que surjan de este estudio, que se presentarán el próximo mes de noviembre, y coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer ha lanzado el primer capítulo de la serie documental ‘Ser paciente en España’, centrado en el testimonio de mujeres con enfermedades crónicas y su rol de cuidadoras.
Las protagonistas analizan la realidad de su día a día, donde están presentes las desigualdades en temas de investigación, el desempleo o el rol que han asumido cuando un familiar cae enfermo. Tratan también temas como la maternidad o la necesidad de romper barreras presentes todavía por ser mujer o tener una discapacidad.