Un artículo de Patricia Calleja Ruiz,
Técnica en cuidados auxiliares de enfermería,
especializada en acompañamiento social y cuidado de personas mayores

Las alteraciones del sueño son un síndrome geriátrico bastante habitual. A partir de los 60 años, el sueño puede verse afectado por muchas causas y se deben revisar y manejar antes de recurrir a medicamentos. Las causas de no poder dormir bien, pueden ser por: problemas físicos, cómo dolor crónico, patologías cardiovasculares descompensadas, problemas psicológicos (enfermedades del ánimo o ansiedad); malos hábitos de sueño, cómo siestas prolongadas, horarios de acostarse irregulares, ver la televisión o estar delante del ordenador hasta muy tarde, consumo de bebidas energéticas ó café, problemas del entorno cómo excesivo calor en la noche y ruidos molestos.

1. Llevar horarios de sueño regulares, levantándose y acostándose aproximadamente a la misma hora habitualmente.
2. Realizar ejercicio físico de forma regular.
3. Restringir las siestas durante el día a una siesta después de comer, de 20 minutos y que no séa tardía durante la tarde.
4. Limitar el consumo diario de sustancias estimulantes: café, té, bebidas, gaseosas y chocolates, evitándolos por la tarde-noche.
5. Evitar cafeína, tabaco y alcohol a partir de las 18:00 h.
6. Durante las últimas horas, limitar la ingesta de líquidos.
7. Mantenga la habitación en condiciones de oscuridad y silencio apropiadas, así como de temperatura (18-21ºC).
8. Evitar la exposición a la luz (móviles, ordenadores, tablets entre otras…) al menos 1 hora antes de dormir.
9. Crear un ritual relajante antes de ir a dormir, evitando actividades estimulantes, pensamientos y resolución de problemas a esa hora.
10. Sí no se puede dormir, salir de la cama y realizar una actividad monótona (lectura).

Un buen sueño nocturno favorece positivamente a la salud, permite descansar, consolidar aprendizajes y mantener una buena salud mental.
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