El modelo propuesto parte de desarrollar conceptos como la posibilidad de convivir en viviendas compartidas, pensadas para todas las personas (al margen de su nivel de dependencia); fomentar la intervención comunitaria; proporcionar servicios de soporte en función a las necesidades, y contar con una tecnología no invasiva, con sistemas de monitorización o geocalización que aporten seguridad a las personas sin perjuicio para su intimidad.
Según los autores del estudio, se trata de un modelo inclusivo y comunitario que no excluye a las personas con alta dependencia y que es asumible económicamente. Tal y como destaca Sergio Osuna, Director Ejecutivo de Fundació Vella Terra y coordinador de este proyecto, «muchas residencias ya tienen en cuenta la organización de todos sus servicios alrededor de la persona. No obstante, en muchos casos, la opción de la residencia es la única posibilidad aunque no sea una alternativa deseada. Es imprescindible diseñar y poner en marcha mecanismos que faciliten la cobertura de las necesidades de todas las personas teniendo en cuenta su voluntad«.
Y es que la decisión de ingresar en un centro residencial no parte del derecho a decidir de la persona mayor sino que es generalmente el familiar o familiares quienes suelen tomar la decisión. «Esta es una decisión dolorosa, con sentimientos de culpa y sensación de abandono. Por tanto, también en el caso del familiar es una decisión tomada más por falta de otras opciones que por ser la opción deseada», afirma este estudio, destacando que «el abandono del hogar, junto con pertenencias de gran significado simbólico y emocional para las personas supone una importante ruptura en el proyecto de vida de las personas justamente en uno de los momentos vitales más delicados».
Desde este enfoque se trata de diseñar una alternativa al actual modelo de atención residencial para personas autónomas o valoradas con grado I, II y III, ya que, tal y como se indica en este estudio, el actual modelo de residencias geriátricas no facilita el correcto cumplimento de los acuerdos nacionales e internacionales en relación con la discapacidad y el trato a las personas mayores.
Según se manifiesta en el propio documento la puesta en marcha no es posible desde la normativa vigente y requeriría abrir la puerta a nuevos servicios hasta ahora no contemplados en el SAAD (Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia). Y es que puesta en marcha de un modelo de vivienda como el que se plantea supone, entre otros mucho retos, la superación de determinadas barreras legales, ya que la normativa actual de residencias para personas mayores establece unos requisitos tanto materiales como funcionales que es necesario afrontar para que la esta propuesta sea una realidad.
Los interesados pueden consultar aquí el proyecto “Diseño de una propuesta de modelo residencia geriátrica» en el que han participado profesionales y expertos en diferentes materias (derecho, arquitectura, economía, modelos de atención, enfermería, psicología, sociología…) para validar y subscribir los resultados del estudio: Ayuntamientos (Terrassa, Mataró…); Fundaciones y Asociaciones (Alzheimer Catalunya, EIMA, Fundació Suport); Universidades (Fundació Salut i Envelliment-UAB, UOC); despachos de abogados (Escura); estudios de arquitectos (Batllori&Trepat, Arquetica); expertos en ayudas técnicas (Centre de Vida Independent); empresas tecnológicas (Westpoint Solution, Xarcom), e incluso la principal federación de asociaciones de personas mayores en Cataluña, la FATEC.
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