Un artículo de Ana Yela Muñoz,
Responsable del Área de Mayores y Dependencia de Accem en Castilla-La Mancha
El arte de envejecer es parte intrínseca del arte de vivir. De hecho, desde el primer minuto en que nacemos al mundo exterior, comenzamos a envejecer, porque, tal y como define la Real Academia de la Lengua Española, envejecer significa “hacer viejo a alguien o algo”. Así pues, teniendo en cuenta el carácter temporal de la palabra viejo, según va avanzando el tiempo en nuestra vida, da igual la edad que tengamos, estamos envejeciendo, y si no, echemos una vista atrás a nuestra infancia y a cuando, con unos diez años, observábamos a la gente de cincuenta…¡qué viejos nos parecían!
Pero volvamos a la definición de envejecer, según el Spanish Oxford Living Dictionarie, envejecer también significa “conservar el vino o el licor en toneles, barricas u otros recipientes durante un período de tiempo largo para que adquiera las características deseadas”, y de todos es sabido que no hay licor más valorado para el paladar que un buen vino añejo.
Encontramos así dos significados ante un mismo concepto, el peyorativo que transmite la palabra viejo (que nos lleva a pensar en algo que ya no sirve, en desuso), y el empoderativo que otorga lo que, con el paso del tiempo, ha adquirido unas características especialmente buenas. Y, ante el hecho de envejecer, podemos optar por elegir uno u otro significado, de connotación negativa o positiva, para marcar el destino de este proceso innato conlleva.
Retomemos ahora al hecho de que el concepto envejecer se relaciona directamente con el concepto edad. Según Alvarado y Salazar [i], la edad efectiva de una persona, puede establecerse teniendo en cuenta cuatro tipos de edades:
- Edad cronológica: es el número de años transcurridos desde el nacimiento de la persona.
- Edad biológica: está determinada por el grado de deterioro de los órganos.
- Edad psicológica: representa el funcionamiento del individuo en cuanto a su competencia conductual y adaptación.
- Edad social: establece el papel individual que debe desempeñarse en la sociedad en la que el individuo se desenvuelve.
Nuestra sociedad está acostumbrada a definir el envejecimiento únicamente en relación a la edad cronológica, al número de años, olvidándose del peso que tienen el resto de las edades (biológica, psicológica y social) en la definición del concepto y en la actitud de la persona y su entorno hacia el proceso de envejecer. Así, en España, se considera que están dentro del alcance de la palabra envejecimiento, todas aquellas personas que se sitúan alrededor de la edad oficial de jubilación, desde los 60-65 años en adelante.
Desde Accem, consideramos que es imprescindible tener en cuenta cómo las diferentes edades por las que atraviesa la persona en un mismo momento: sus años (edad cronológica), su estado de salud física (edad biológica), su bienestar emocional y calidad de vida (edad psicológica) y su participación en la sociedad (edad social) afectan a su proceso de envejecimiento, haciendo que éste se perciba desde un punto de vista negativo, o desde un punto de vista positivo, como aquel licor que había adquirido maravillosas propiedades con el paso del tiempo.
Por ello apostamos plenamente por un envejecimiento activo, un modo de vivir el paso de los años (edad cronológica) de una manera saludable, en la que se persigue mantener una buena calidad de vida (edad psicológica), haciendo frente al daño que hubieran podido sufrir alguno de los órganos de la persona con el paso del tiempo (edad biológica) y previniendo el deterioro, a partir de una participación real en la sociedad (edad social).
Pero, ¿cómo participar en un entorno en el que los espacios de participación son apenas existentes?, ¿cómo mantener un adecuado bienestar emocional en un medio en el que predomina la soledad y el aislamiento?, ¿cómo prevenir el deterioro de los órganos sin oportunidades de actividad en los que mantenerlos físicamente activos? Estas son las preguntas que pueden hacerse diariamente muchas de las personas mayores que envejecen en nuestro medio rural.
España es un estado compuesto en un 85% por territorio rural, en el que la amenaza de la extinción demográfica afecta, en mayor o menor grado, a más de 4.000 municipios. De ellos, 1.286 municipios subsisten con menos de 100 personas empadronadas, lo que les sitúa en máximo riesgo de extinción (358 más que en el año 2000), y 2.652 no llegan a 501 empadronados, presentando un elevado riesgo de desaparecer[ii].
En estos pequeños municipios, tal y como ha puesto de manifiesto recientemente la “Revuelta de la España Vaciada”, la ausencia de recursos y servicios públicos, acompañada del aislamiento social, tecnológico y comunicacional que sufren sus vecinos, dificulta la opción de envejecer activa y saludablemente, por lo que muchas personas de edad avanzada se ven obligadas a tener que abandonar su pueblo de siempre (sumando uno más a las cifras de despoblación) para poder envejecer en otro lugar con mejores medios de cara a su salud física, aunque para ello su salud mental, que sufre el duelo por pérdida de su tierra, se vea afectada.
Para envejecer en el medio rural con una buena calidad de vida es necesaria la implementación de acciones que desplacen el foco de atención de la rentabilidad económica a la rentabilidad social. Acciones que promuevan la creación de espacios de encuentro, de intercambio de experiencias entre habitantes de diferentes generaciones, de desarrollo físico, personal y social en las personas mayores en su propio entorno y desde su propio entorno.
Es por ello que, desde el año 2014, Accem pone en marcha diferentes iniciativas que, con el apoyo de la administración autonómica, las entidades locales y alguna colaboración privada, persiguen que las personas mayores que viven en el medio rural en la provincia de Guadalajara, puedan beneficiarse de las mismas oportunidades con las que cuentan las personas que envejecen en el medio urbano.
Así, a través de los programas de Promoción de la Calidad de Vida y Envejecimiento Activo en el Medio Rural, que Accem tiene en funcionamiento todo el año en las comarcas de La Alcarria y la Sierra Norte de Guadalajara, con cabecera en los municipios de Brihuega, Atanzón, Hita, Jadraque y Sigüenza, más de 250 hombres y mujeres mayores de 60 años han podido mantener una actividad física, mental y social, que de otro modo, en un pequeño pueblo casi despoblado y sin apenas recursos, sería difícil de conseguir.
Estos programas basan su metodología en una atención centrada en la persona que ofrece diferentes ejes de actuación para un envejecimiento activo y saludable:
- Protección de la salud física y mental:
a través de actividades de acondicionamiento físico y psicoestimulación cognitiva, fomentando la adquisición y mantenimiento de hábitos saludables y potenciando el crecimiento y empoderamiento personal. - Fomento relacional e intergeneracional:
mediante el desarrollo periódico de actividades intergeneracionales en una veintena de municipios y con acciones de participación comunitaria en el entorno. - Aprendizaje a lo largo de la vida:
potenciando la orientación de nuevos intereses, rompiendo la brecha generacional y rural de acceso a las nuevas tecnologías (las tabletas digitales, por ejemplo, son un recurso ampliamente utilizado por las personas participantes en los programas), y ofreciendo variadas opciones de ocio y tiempo libre (principalmente a través de salidas socioculturales). - Promoción y defensa de derechos:
sensibilizando acerca de la realidad de las personas mayores (con diferentes acciones entre las que se encuentra la campaña contra la soledad de las mujeres mayores “Solas No”[iii]), promocionando su buen cuidado, y previendo o detectado a tiempo la aparición de situaciones de riesgo. - Fomento de la accesibilidad:
ofreciendo un servicio complementario de transporte, acompañamiento en el transporte, apoyo en las actividades de la vida diaria en el centro y apoyo en la realización de actividades del programa.
Gracias a estos programas de Promoción de la Calidad de Vida y Envejecimiento Activo en el Medio Rural, en los que un equipo de Accem (compuesto por dos psicólogas, dos terapeutas ocupacionales, un fisioterapeuta, dos gerocultoras y una coordinadora) se desplaza a diferentes pequeños municipios de la provincia y pone a disposición un servicio de transporte entre pueblos para acudir a diferentes centros de envejecimiento activo cercanos, las personas mayores de nuestro medio rural pueden seguir envejeciendo saludablemente, sin tener que abandonar su pueblo, en el que muchos nacieron y que ha sido testigo activo de su historia de vida, a la vez que se posibilita la creación de nuevos vínculos sociales que les ayuden a afrontar la soledad ante la que la edad, el aislamiento, y la despoblación de su entorno, les ha situado.
Iniciativas como estas, que se complementan con otra serie de proyectos (como los servicios de promoción de la autonomía personal para personas en situación de dependencia SEPAP MEJORA-T que Accem gestiona en diferentes puntos del medio rural de la provincia de Guadalajara), son necesarias para que todas las personas mayores, independientemente de si viven en una gran ciudad o en un pequeño pueblo, puedan envejecer como el buen vino, resaltando las maravillosas cualidades que el paso de los años y la experiencia vivida les ha llevado a adquirir, siendo tan valiosas como aquél y obteniendo el espacio en la sociedad que bien merecen.
[i] Alvarado García, A.M. y Salazar Maya, A.M. Análisis del concepto de envejecimiento. Gerokomos. 2014;25(2):57-62. (Acceso 21 de mayo de 2019). Disponible en http:// http://scielo.isciii.es/pdf/geroko/v25n2/revision1.pdf.
[ii] Consejo Económico y Social de España. Informe 01/2018. El medio rural y su vertebración social y territorial. (Acceso 21 de mayo de 2019). Disponible en http:// http://www.ces.es/documents/10180/5461461/Inf0118.pdf.
[iii] Campaña “Solas NO” y otras iniciativas en favor de las personas mayores. Disponible en https://mayores.accem.es/
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