geriatricarea Denise González Fundación Siel Bleu
Un artículo de Denise González,
Marketing y Communications Manager
Fundación Siel Bleu España

Cuando era niña, recuerdo a mi abuelo llevando una vida totalmente activa, tenía la energía y la condición de una persona mucho más joven. Toda su vida había trabajado en labores que le permitían permanecer de pie, y cuando llegó su jubilación decidió que quería seguir trabajando y acogió el oficio de panadero a tiempo completo, esto le permitía seguir siendo activo. Él podía estar todo el día andando, yendo al banco, a hacer la compra, a recoger la pensión, atendiendo a sus citas médicas. Todo esto bajo la mirada atónita de mi familia quienes no podían creer que el siguiera haciendo la misma rutina de toda una vida sin ayuda de nadie más.

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El sedentarismo se asocia con un mayor riesgo de enfermedades

En comparación con nuestros padres o abuelos nosotros pasamos mucho más tiempo sentados de lo que ellos solían. El estilo de vida que ellos llevaron no se puede comparar con el que llevamos nosotros actualmente. Mientras para ellos tener un trabajo que les mantuviera activo, y el llevar una vida activa en general era algo rutinario, para nosotros ya no lo fue tanto. Actualmente tenemos que hacernos un espacio en el día para compensar ese tiempo que pasamos sedentarios. Los lugares de trabajo, las escuelas, los hogares y los espacios públicos han sido diseñados de una manera que minimizan el movimiento humano y la actividad muscular.

El sedentarismo en jóvenes y adultos

Según un artículo publicado por Mayo Clinic, en los años 70 dos de cada diez trabajadores en Estados Unidos tenían un trabajo que requería una baja intensidad, regularmente era un trabajo de escritorio. Para el año 2003 esta cifra aumentó abruptamente, el 60% de la población en edad laboral ya utilizaba un ordenador para trabajar. Esta cifra también aumentó en niños, en el 2003 nueve de cada diez niños utilizaba un ordenador en la escuela, lo que contribuyó al declive de la vida activa.

Según las estadísticas, personas con la rutina como la que tiene mi abuelo no es algo común, actualmente el grupo más afectado por el sedentarismo son los adultos mayores. La mayoría de ellos pasa el 75% de su día en una posición sedente. Aunque en sus años laborales hayan sido personas muy activas, en la mayoría de ellos existe el pensamiento de que la etapa de la jubilación es la etapa de descanso. Esto conlleva a que la salud física caiga en picado y comiencen los problemas desencadenados por un comportamiento sedentario.

El estudio científico SITLESS

Los estudios centrados en reducir el sedentarismo apenas han comenzado a surgir en la última década, y ha habido pocos estudios realizados en adultos mayores. El proyecto Sitless, impulsado por la Comisión Europea, tiene el objetivo de determinar si con estrategias de cambios de comportamiento, se pueden mejorar los esquemas de ejercicio que se tienen actualmente en la población adulta y reducir el comportamiento sedentario.

Los centros de atención primaria según el estudio SITLESS, son un escenario clave para la promoción de la actividad física. El modelo más común de promoción consiste en que un médico general u otro miembro del equipo pueda identificar y referir a individuos con actividad insuficiente a un servicio de terceros (a un centro deportivo o centro de ocio) para llevar a cabo un programa de ejercicios con el que pueda reducir el sedentarismo. También se pueden llevar a cabo técnicas de cambio de comportamiento para promover mayores niveles de actividad física.

Cómo combatir el sedentarismo

No es novedad que ser insuficientemente activo se asocia con un mayor riesgo de enfermedades importantes no transmisibles y mortalidad por todas las causas. Se estima que las personas de más de 65 años representan el 30–40% del gasto total en atención médica en toda Europa. La carga de enfermedad atribuible a una actividad física insuficiente ha sido estimada como responsable de hasta 5.3 millones de muertes por año.

Mantener una vida activa no es solamente atender a un gimnasio o a una clase de ejercicio todos los días, mantenerse activo es cualquier movimiento que produzca un gasto calórico o de energía. Hacer 30 minutos de ejercicio físico vigoroso todos los días muchas veces no es suficiente para compensar la cantidad de horas que pasamos sentados. A parte del ejercicio debemos diseñar estrategias de autocontrol; en el trabajo por ejemplo, podemos realizar actividades cada cierto tiempo que nos activen a lo largo de esas 8 horas que pasamos sentados frente a un ordenador. En el caso de las personas mayores, el seguir con una rutina después de la jubilación estaría siendo un cambio. Andar, cargar la compra, seguir realizando las labores de limpieza, pasar menos tiempo en el sofá viendo la televisión serían estrategias que mantendrían al cuerpo activo y sano por más tiempo.

Referencias:
https://www.mayoclinicproceedings.org/article/S0025-6196(11)60368-6/abstract
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5437412/pdf/13063_2017_Article_1956.pdf