Factores como la humedad, la temperatura o la velocidad del aire hacen que el bienestar térmico de una persona pueda variar dependiendo del ambiente donde se encuentre.
En verano, cuando las temperaturas exteriores alcanzan las mayores cotas, es imprescindible actuar en consecuencia con el objetivo de alcanzar una sensación de comodidad en el entorno en que se está, sobre todo, cuando se trata de pasar largas estancias en un interior.
En la actualidad, no existe ninguna normativa ni estatal ni internacional que defina el bienestar térmico de las personas mayores. Sin embargo, este aspecto es determinante para su salud y calidad de vida. De hecho, el proceso de envejecimiento biológico y los problemas circulatorios frecuentes en mayores son la principal causa de la disminución de la capacidad de regular la temperatura corporal, lo que hace que baje la sensación térmica.
Dada la importancia de mantener una temperatura idónea para la salud de los mayores, se están llevando a cabo distintos estudios para tratar de concretar qué condiciones son las fundamentales para favorecer esta sensación de bienestar en relación con la temperatura.
Los investigadores de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) en Terrasa, en colaboración con Sanitas Mayores, han puesto en marcha un proyecto de investigación gracias al cual se podrán determinar, de manera objetiva y por primera vez, los parámetros ambientales y térmicos más adecuados para este colectivo. Fundamentalmente, para quienes están en una residencia.
Para ello, están monitorizando las condiciones ambientales interiores y exteriores de diversos espacios dentro de distintos edificios a lo largo de un año. Además de recoger información sobre el calor que absorben o emiten todos los elementos que hay estos lugares, los investigadores están también haciendo encuestas a los residentes para conocer su percepción sobre la temperatura. El objetivo es poder desarrollar el primer modelo estadístico de confort térmico específico para personas mayores.
“Lograr la temperatura adecuada tiene diferentes beneficios, entre ellos, el de mantener el gasto energético de los mayores. La ausencia de este confort va a hacer que se consuma más energía y, en caso de los mayores, eso puede inestabilizar enfermedades crónicas. Por tanto, alcanzar una temperatura de confort, además de una mejora en el estado emocional, va a suponer beneficios físicos”, apunta David Curto, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores. “En situaciones extremas de temperatura, algunos tratamientos de enfermedades crónicas pueden provocar efectos secundarios”, añade.
Consejos para mejorar el bienestar térmico
Mientras se dan a conocer los resultados de este importante estudio, los expertos de Sanitas Mayores han elaborado un listado de cinco consejos para conseguir las condiciones de humedad, temperatura corporal y velocidad del aire idóneas para personas mayores en verano:
- Regular la temperatura en espacios interiores con sistemas de aire y ventilación. Los ventiladores mueven el aire, lo que puede favorecer la condición de velocidad de aire idónea. Por otro lado, el aire acondicionado, utilizado con precaución, puede ayudar a regular la humedad y controlar la temperatura, que para mayores debería estar en torno a 26-27ºC con ropa de verano, dos grados superior al de personas de otras franjas de edad.
- Emplear filtros solares en las ventanas. Para limitar la entrada de luz y calor del exterior, es recomendable el uso de filtros solares en las ventanas. De este modo, se puede controlar el intercambio de calor entre el exterior y el interior de las estancias y hacer que sea más fácil regular la temperatura.
- Vestir ropa ligera que favorezca permita la transpiración. La ropa que vistan los mayores en verano debe ser cómoda y ligera para generar capas de aire entre la piel y la vestimenta que permitan la transpiración y la eliminación de calor corporal. Prendas como las blusas de lino son perfectas para esta época del año.
- Mantener una hidratación continua y limitar la actividad física. El cuerpo humano utiliza el agua para funciones básicas como la regulación de la temperatura corporal, por ello, mantenerse hidratado es fundamental en el periodo estival. Además, la realización de ejercicios físicos genera consumo energético y produce calor, por lo que es posible que, en una situación de “temperatura ideal”, si se está realizando ejercicio, no se consiga el confort térmico.
- Basar la dieta en alimentos frescos y de temporada. La alimentación es también clave para regular la temperatura corporal y alcanzar la temperatura adecuada para el bienestar de los mayores. Las frutas y verduras de temporada, con alto contenido hídrico, bajas en calorías y ricas en fibra, son alimentos perfectos para incluir en la dieta de verano de los mayores.
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