Un artículo de David Roa Arbeteta,
Experto en la gestión de centros sanitarios y de servicios sociales
La alta esperanza de vida que disfrutamos en España trae consigo una serie de consecuencias negativas que conforman la cara B de un hecho tan positivo como es el vivir muchos años y hacerlo de forma saludable y con bienestar.
Aproximadamente en 2 millones de hogares españoles vive sola una persona mayor de 65 años, generalmente mujer (1,6 millones de mujeres frente a 0,4 millones de varones) y que en un alto porcentaje de ocasiones percibe sentirse aislada. El 77% de estas mujeres que viven solas son viudas, hecho que de por si aumenta su sensación de abandono social.
Lejos de estas cifras tan alarmantes, la soledad se ha convertido en una epidemia grave en nuestras sociedades, llevando a la Organización Mundial de la Salud a definirla como un verdadero “problema de salud”.
Gracias a los últimos estudios de investigación observamos de forma nítida las consecuencias no solo psicológicas o sociales que la soledad trae consigo. Algunas enfermedades que empeoran o se ven potenciadas por el hecho de vivir sin acompañamiento son:
- Mayor riesgo de depresión: la soledad aumenta la probabilidad de sufrir depresión y sobre todo dificulta las posibilidades de superar esta patología una vez que aparece ya que, haciéndolo de manera acompañada, el tratamiento es más efectivo y rápido.
- Aumento del riesgo de demencia: las relaciones sociales y todo lo que conllevan (mantener una conversación, salir a la calle, disfrutar de actividades al aire libre, etc.) reducen la probabilidad de sufrir demencia y mantienen el cerebro activo y en alerta por lo que, la ausencia de estas, afectan de manera decisiva el riesgo de padecer un deterioro cognitivo.
- Aparición de enfermedades cardiovasculares: la soledad suele traer consigo un cierto abandono de hábitos saludables como es una alimentación adecuada. Una malnutrición aumenta la posibilidad de aparición de hipertensión y de patologías como la diabetes o el colesterol.
- Aumento del riesgo de aparición y empeoramiento de enfermedades articulares: la soledad se asocia a vidas más sedentarias ya que, la falta de compañía, provoca en ocasiones una reducción significativa de salidas fuera del domicilio. Este inmovilismo provoca y aumenta las consecuencias de patologías del aparato locomotor frecuentes en mayores, como son la artrosis y la osteoporosis.
- Accidentes caseros: la soledad aumenta el riesgo de sufrir estos accidentes domésticos y sobre todo reduce la capacidad y velocidad de respuesta ante estos, pudiendo ser fatales para la persona que los sufre.
A estas consecuencias derivadas de la soledad hay que añadir que en muchas ocasiones es difícil detectar la aparición de los primeros síntomas de patologías graves que en caso de vivir acompañado puede ser detectadas por la persona con la que se comparte el hogar.
En el año 2017, la Academia Americana de Psicología comparó el impacto de la soledad en la salud de los humanos de forma tan dañina como fumar 15 cigarrillos al día.
Ante la gravedad de esta situación son muchas las entidades públicas y privadas que están trabajando de manera urgente para conseguir paliar las consecuencias devastadoras que la soledad genera en nuestros mayores pero, que no podemos olvidar, también pueden aparecer en perfiles de personas maduras más jóvenes.
Sobre el autor: David Roa Arbeteta
David Roa Arbeteta es un profesional sanitario experto en la gestión de centros sanitarios y de servicios sociales con una experiencia superior a los diez años en el área de la salud, el bienestar y la geriatría.
Diplomado en fisioterapia por la URJC de Madrid, termina su formación sanitaria con el Máster en osteopatía por la EOM y con el Máster en Dirección de Servicios Sociales por ESADE. Ha liderado la formación internacional de equipos sociosanitarios en la India, México, Brasil, Malasia y es tutor en la URJC de Madrid.
Creador de protocolos y programas de rehabilitación física en el área del senior, colaboradora en diversos medios de comunicación con artículos orientados al bienestar y la salud. En su experiencia profesional destaca la gestión y dirección de diferentes centros sanitarios y de mayores.
Diplomado en fisioterapia por la URJC de Madrid, termina su formación sanitaria con el Máster en osteopatía por la EOM y con el Máster en Dirección de Servicios Sociales por ESADE. Ha liderado la formación internacional de equipos sociosanitarios en la India, México, Brasil, Malasia y es tutor en la URJC de Madrid.
Creador de protocolos y programas de rehabilitación física en el área del senior, colaboradora en diversos medios de comunicación con artículos orientados al bienestar y la salud. En su experiencia profesional destaca la gestión y dirección de diferentes centros sanitarios y de mayores.