Un artículo de Susana Antolín Villegas
Coordinadora Servicio Ocupacional Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias Palencia
Como todos sabemos, nuestra sociedad ha evolucionado indiscutiblemente hacia una sociedad activa, marcada por la realización de múltiples y variadas actividades para el desarrollo físico, intelectual, social y emocional de la persona. Esta evolución también ha alcanzado al colectivo de las personas mayores con la particularidad de que su proceso de envejecimiento viene marcado por el cambio de roles y la pérdida de capacidades para desempeñar sus ocupaciones.
Esta evolución nos obliga a dar paso a nuevos modelos de atención, como el modelo de atención centrado en la persona (donde la persona mayor desde su autodeterminación, en relación a su calidad de vida, es el eje central) en el que el terapeuta ocupacional tiene una labor muy importante en asegurar no sólo la adaptación a estos cambios, sino también en conseguir un equilibrio ocupacional.
Para hablar de equilibrio ocupacional tenemos que hablar primero de la ocupación, entendida ésta como el conjunto de acciones para desarrollar actividades con propósito, significado y sentido para la persona en su entorno.
Las ocupaciones se dividen en tres áreas de desempeño:
- El autocuidado: actividades de la vida diaria.
- La productividad: actividades de trabajo y educación.
- El ocio y tiempo libre: donde también se incluye el juego.
Una adecuada calidad de vida se alcanza de forma indispensable, entre otros aspectos, a través de la organización de las diversas actividades de forma equilibrada. Este equilibrio, según algunos autores, no significa que tengamos que dedicar el mismo tiempo a cada una de las tres áreas, sino crear una interdependencia dinámica entre ellas y los valores internos, metas e intereses de la persona y el medio ambiente en el que se desenvuelve.
Por tanto, no sólo tendremos que centrarnos en diseñar u ofertar actividades que se identifiquen con ocupaciones de acuerdo a sus necesidades e intereses personales, que sean acordes a las demandas impuestas por la familia, la sociedad y la cultura (factores externos), sino que también se hace necesario que éstas ocupaciones, en general, para la calidad del resultado, sean acordes a la capacidad de esfuerzo y a las habilidades de cada cual, así como a la satisfacción que éstas generen en la persona (factores internos).
Son varios los Modelos de Trabajo de Terapia ocupacional que el profesional puede aplicar para trabajar este equilibrio ocupacional: El modelo de Ocupación Humana, que se basa en proporcionar oportunidades para desarrollar comportamientos competentes y destrezas de acordes al desempeño de sus roles, y el modelo Canadiense del desempeño ocupacional, que utiliza tres componentes para promover el desempeño ocupacional: individuo, entorno y ocupación.
A través de estas aportaciones teóricas se evidencia la importancia del mantenimiento de las ocupaciones significativas en las persona mayores, teniendo claro que el desequilibrio ocupacional afecta al funcionamiento de la persona produciendo, entre otras cosas, un deterioro en las funciones mentales superiores.
Algunas recomendaciones en nuestro trabajo diario para favorecer este equilibrio ocupacional en las personas mayores son:
- Analizar detenidamente cuales son las capacidades de la persona, sin olvidarnos que en las personas mayores la tendencia puede ser hacia una disminución gradual de las mismas.
- Re-evaluar periódicamente, dado que el equilibrio es un proceso dinámico, más en estas edades.
- Conjugar antes de tomar decisiones, las actividades seleccionadas con los intereses y las necesidades personales.
- Considerar los beneficios versus coste de las actividades que nos interesa seleccionar, re-evaluar intereses…
- Conocer y estudiar los recursos con los que se cuenta, contando con que éstos pueden ser variables a través del tiempo o de las circunstancias de cada momento.