La jardinería puede ser tan beneficiosa para las personas mayores como el ejercicio físico, tal y como revela un estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine,que destaca que los mayores de 60 años pueden reducir el riesgo de mortalidad hasta un 30% al dedicarse de forma regular a actividades del hogar como el bricolaje o la horticultura.
Esto es debido a que la jardinería involucra actividades físicas muy diversas como la manipulación de herramientas, o la ejecución de movimientos precisos a la hora de regar o trasplantar plantas, que son muy favorables para mantener un correcto funcionamiento de las articulaciones y la musculatura. Pero, además, la jardinería mantiene activo el cerebro.
Tal y como indica David Curto, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores, “la vegetación es un foco de estímulos y atención importante para el mantenimiento de las funciones cognitivas. Por ejemplo, cuidar de las plantas también implica cierta memorización de cuidados y atenciones específicas para cada especie”. En este sentido, el Dr. Curto destaca que “trabajar los diferentes aspectos de la jardinería, como se hace en muchas de las residencias, ayuda a los residentes tanto a nivel cognitivo como a mantener y/o mejoras actividades instrumentales”.
Por otra parte, algunos estudios relacionan esta actividad con un mejor estado de ánimo. La Universidad de Texas entrevistó a 300 personas mayores para calcular su nivel de entusiasmo y los resultados demostraron que aquellas personas que pasaban tiempo cuidando de las plantas manifestaban mayores ratios de satisfacción. De igual manera, una investigación en Holanda determinó que media hora de trabajos en el jardín reduce de forma significativa el nivel de cortisol.
Además, las actividades relacionadas con la jardinería no tienen, y tampoco deben, ser siempre iguales. De hecho, es positivo buscar diferentes recursos para mantener el interés y la atención de los mayores, especialmente cuando “existe cierto nivel de deterioro cognitivo, ya que es más frecuente que aparezca un cierto grado de desinterés y/o déficit de atención”, comenta el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores.
Incluir en el taller de jardinería propuestas diferentes como fotografía, elaboración de jabones naturales, ornamentación con hojas secas o clases de cocina utilizando algunos de los productos cultivados, pueden ser algunas alternativas más allá de la siembra y el cultivo de plantas. Sanitas recomienda promover la realización de estas actividades de forma espontánea y trabajar en sesiones cortas, con posibilidad de repetirlas entre espacios de descanso para no cansar a los mayores y evitar el aburrimiento o el abandono de las mismas.
Y, por supuesto, practicar la horticultura también tiene beneficios nutricionales. Si la terapia ocupacional se centra en el cuidado y mantenimiento de vegetales y hortalizas comestibles, éstas se pueden incluir en la dieta. “El consumo habitual de alimentos de origen vegetal como las verduras y/u hortalizas, frutas, legumbres, semillas y frutos secos se asocian con menor riesgo de enfermedad cardiovascular, resistencia a la insulina, sobrepeso y ciertos tipos de cáncer, entre otros. Los alimentos de temporada tienen mayores beneficios que los de fuera de temporada ya que al permitir completar su ciclo natural hacen que sus características organolépticas como sus nutrientes sean mayores”, señala Eva Bautista, nutricionista de Blua de Sanitas.
Los tomates, los pimientos, las zanahorias, las espinacas y los guisantes son algunas de las verduras más fáciles de cultivar. También las plantas aromáticas como el perejil, el cebollino o el cilantro que, además, no necesitan grandes superficies y pueden cultivarse en interior.